Con solidaridad y respecto a Ricardo Ahued Bardahuil y Rocío Nalhe García
Numerosas investigaciones evidencian cómo las mujeres viven en el mundo creado por los hombres y para los hombres. En la política pasa lo mismo: las mujeres que llegan a los cargos llegan a las instituciones que fueron diseñadas por los hombres y para los hombres. Las instituciones políticas están generalizadas: aparentemente neutrales, se construyen sobre valores y sesgos ocultos que privilegian los intereses y la actuación de los varones por sobre las mujeres.
Las mujeres que han logrado romper el techo de cristal para convertirse en presidentas o gobernadoras enfrentan un conjunto único de desafíos derivados de las estructuras institucionales de los gobiernos. Deben trabajar el doble para firmar su autoridad. Veracruz ya eligió a su primera gobernadora Norma Rocío Nalhe García quien asumirá el cargo el 1 de diciembre de 2024 y, además de los retos derivados de los problemas que enfrenta Veracruz, la necesidad de construir un liderazgo propio y avanzar hacia el control e institucionalización de su partido.
La gobernadora deberá definir su estilo de liderazgo propio y se esperará de ella que demuestre “fortaleza” Y capacidad de mando al mismo tiempo cualidades “femeninas”, como la compasión y la accesibilidad, un acto de equilibrio complejo. Navegar estas expectativas contradictorias representará un reto significativo.
En otro contexto hay libros que son una invitación a desafiar el tiempo. Al menos bajo la nación de una época en la que, al parecer, la vida y lo cotidiano transcurren con la inmediatez que nos hemos puesto. En electo, muchas son las páginas que nos plantean que una de las características más notorias de nuestras sociedades en la vorágine de lo inmediato que nos ha llevado a experimentar una cierta superficialidad, no solo en el conocimiento científico y humanístico, sino en la manera en la que nos concebimos como seres humanos y en las expresiones culturales que nos han definido a lo largo de los años, en electo con las que hemos sostenido la idea de la civilización y, su contraparte, la barbarie.
No resulta sencillo definir con precisión, como lo han expresado autoras y autores en numerosos libros ambos términos, pues se coloca en la mesa del análisis a nuestra propia sociedad, con sus alcances y sus derrotas en la moral y lo ético, con el paradójico convivio de la belleza en sus expresiones artísticas, por ejemplo, y el horror de que implica la violencia en sus días distintas manifestaciones. Con la relativización de la justicia y el bien común, puestos al servicio y capricho de las cortesillas políticas en turno. En consecuencia, es muy fácil perderse entre la maraña de la subjetividad, los prejuicios y la soberbia que la ignorancia levanta como bandera que ondea con la fuerza de los vientos generados por los torbellinos de la irracionalidad. Quizás por ello, en muchas ocasiones, necesitamos un aguja imantada, esa que tal vez se halló entre el pajar del fanatismo, que nos ayuda a orientar la desazón que nos produce leer el periódico, redes sociales, escuchar o ver las imágenes de las noticias que terminan por angustiarnos.
Así, continuando con ese paréntesis de lectura al que nos invita el verano, c al menos que sirva de pretexto para sumar alguna sugerencias de libros que puedan acompañarte en cualquier momento, entre los que aquellos de la novedad se impone, gracias a su portada y porte el título provocativo, ¿Tiene futuro la verdad? de George Steiner y publicado por la interesante editorial Almuzara. En efecto, en una época en la que se habla hasta el cansancio, de la posverdad y la mentira que se concibe más allá que una simple estrategia política, un título como el que presenta este libro es un pinchazo que despierta inquietud y sugiere una pausa para analizar con calma lo que ha ocurrido en los últimos años.