El pasado viernes, la embajada mexicana en Ecuador fue tomada por sorpresa por fuerzas policiales y militares ecuatorianas, con la orden de arrestar al exvicepresidente de esa nación y quien se encontraba en libertad condicional, acusado de peculado, asociación delictuosa y corrupción, junto con otras personas del exgabinete.
Jorge Glas, condenado en el 2017 a 8 años de prisión, salió libre con ayuda de jueces corruptos y vendidos, debiendo seguir su juicio en libertad, pero teniendo que firmar semanalmente en la fiscalía, pero en diciembre pide asilo en la embajada de México, aceptando nuestro gobierno darle refugio a pesar de ser un delincuente enjuiciado y juzgado en espera de volver a prisión.
El año pasado la exministra de transporte María de los Ángeles Duarte, es también condenada a 8 años, refugiándose en la embajada argentina, para después huir a Venezuela; así Glas, pretendía escapar de la justicia, huyendo a México con ayuda de la embajada y con anuencia de López Obrador, quien por cierto y a raíz del magnicidio del candidato en Ecuador, hizo declaraciones de ilegalidad en las elecciones y criticó acremente el asesinato y al nuevo gobierno.
No es la primera vez que este gobierno se presta a dar cobijo a exmandatarios corruptos, ladrones y sinvergüenzas, aquí tuvimos a Evo Morales y 80 acompañantes, que huyeron de Bolivia perseguidos por la justicia, y que más tarde saliera por presiones de otra índole.
Después el intento de dar asilo a Pedro Castillo, en diciembre de 2022, quien siendo presidente de Perú, criticado por sus actos de corrupción, le impedían reelegirse parea el siguiente periodo, por lo que en un acto desesperado intenta un autogolpe de Estado, queriendo disolver la legislatura y cambiar la constitución, pero ahí sí, las fuerzas armadas y policiales fieles a la nación, lo detuvieron cuando intentaba llegar a la embajada mexicana, donde le darían asilo, aprendiéndolo en el camino y llevado a prisión.
Y ahora Glas, que ya preparaba la huida a nuestro país, a pesar de muchas solicitudes diplomáticas por parte de Ecuador, de entregar al fugitivo, por lo que el gobierno tomo la decisión de capturarlo por la fuerza a sabiendas del conflicto diplomático que se crearía. Ellos faltaron a diversos acuerdos internacionales al tomar la embajada, pero el gobierno de López también incurrió en no obedecer los acuerdos y leyes de no intervención en asuntos de otro estado y encubrir a un delincuente que no es perseguido político ni religioso ni étnico y quererlo sacar subrepticiamente con la embajadora y personal de la embajada hacia nuestro país, burlando las leyes ecuatorianas y las órdenes de aprehensión activas.
Mayúsculo problema se ha creado por andar metiendo la nariz en donde no deben y en asuntos que no nos competen, lo que llevará a denuncias ante la corte internacional de justicia, aunque Ecuador tiene muchas evidencias a su favor.