No podría empezar esta columna sin comentarle lo que decía Adolfo Ruiz Cortines: “La política es el arte de tragar sapos sin hacer gestos”.
Algo distinto en este sexenio que arranca, es que son por primera vez en la historia 13 gobernadoras las que actualmente llevan el liderazgo en igual número de entidades, mujeres gobernando estados de todo tipo, algunos altamente prósperos, otros con problemas de violencia grave, y otros más con alto rezago económico.
Sin importar, los partidos políticos que las llevaron al poder, todas tienen altos retos en cada uno de sus estados, y trabajo por delante para retenerlos en el futuro, pero lo más importante, hacer que sus gobernados tengan mejor calidad de vida.
En 2024 Norma Rocío Nahle García fue elegida como la primera gobernadora de Veracruz, y le toca relevar a Cuitláhuac García Jiménez.
La nueva gobernadora, verdadera política que seguramente conoce los diversos problemas del estado, la respalda una enorme legitimidad, fortalece su propio proyecto político y de trabajo, asumiendo sin descanso la responsabilidad que le toca en esta nueva administración, lo anterior para cumplir con las promesas de campaña y, sobre todo, trazar la ruta para los próximos años. Lo que indica que seguramente en el corto y mediano plazos se verán resultados positivos lo cual será notable. El poder femenino ha sido una rareza incómoda para quienes se ven a sí mismos como los legítimos herederos del poder.
Sin duda, el trabajo que realiza por la entidad en la gira de agradecimiento, la gobernadora electa Rocío Nahle García en compañía de Ricardo Ahued, en la que ha establecido acuerdos y acciones a emprender en la próxima administración, tocando temas como el de la seguridad, promoviendo el turismo y el campo y asegurando que no habrá nepotismo, trabajando con todos los alcaldes de todas las fuerzas políticas.
En lo personal me emocionó su visita a la Casa Sacerdotal de la Arquidiócesis de Xalapa, donde se reunió con el arzobispo Jorge Carlos Patrón Wong, en compañía del próximo secretario de Gobierno, Ricardo Ahued Bardahuil, en un desayuno de acercamiento y cordialidad.
La lucha de las mujeres en defensa de sus derechos, los cambios en los sistemas productivos y las innovaciones tecnológicas han provocado que las competencias y habilidades se adquieran a través de la educación, campo en el cual los hombres deben competir con las mujeres en un mercado de "competencia perfecta", y en el cual los hombres estamos perdiendo la batalla.
Este tema lo trata de forma magistral el investigador Richard Reeves, del centro de pensamiento Brookings Institution de los Estados Unidos en su libro Ol Boys and Men: (Por qué el hombre moderno está luchando, por qué importa y qué hacer al respecto).
Dicho trabajo presenta datos que demuestran cómo los hombres en Estados Unidos, y otros países como Reino Unido, Canadá y Australia, entre otros, están rezagados en el rendimiento académico en casi todos los niveles, lo cual es demostrado por las tasas de graduación, rendimientos en pruebas estandarizadas y calificaciones por desempeño; en todas las cuales las niñas tienden a superar a los niños.
A lo largo de su libro, Reeves establece que este cambio va dejando a muchos hombres y niños en una posición de desventaja en varias áreas de la vida, con consecuencias negativas en su salud mental; a la vez que discute sobre la necesidad de implementar programas de apoyo que fomenten el interés.