El pasado domingo 18, la ciudadanía pensante se manifestó en 117 ciudades nacionales, varias extranjeras y en el Zócalo de la Ciudad de México, con más de un millón de asistentes por su propia voluntad, que no fueron transportados en camiones pagados por el gobierno, no fueron acarreados, no les dieron torta, frutsi, gorra y camiseta, ni mucho menos le pagaron con un soborno por su asistencia.
Llenaron las plazas por sus propios medios y voluntad, con el único objetivo de reclamar el respeto y mantener esa democracia que se logró hace muy pocos años y con mucho esfuerzo.
El mensaje de Lorenzo Córdova fue contundente, haciendo un llamado a todos los mexicanos para acudir a emitir su voto en las próximas elecciones y con ello poder recuperar no sólo la democracia, sino la tranquilidad, estabilidad en el país, y si se pone las pilas el siguiente gobierno que esperamos no sea la continuidad de la seudodictadura a la que 30 millones de ignorantes y resentidos nos llevaron, se recupere la seguridad y los delincuentes sean castigados con mano dura en vez de abrazos, que sólo han demostrado la complicidad y el contubernio.
Esas 20 propuestas recién presentadas por López Obrador, si bien fueron expuestas en un momento crítico como un distractor, pero dictadas a pie puntillas a su sucesora designada a quien maneja y manejará cual marioneta, y que ya en sus discursos dice hacer suyas esas propuestas a más de sus deseos de cambiar la Constitución mexicana, para controlar al Poder Legislativo y Judicial, y en este último que sea el voto popular quien designe a los jueces y magistrados.
Qué idea tan estúpida, ya imagino a un albañil, carpintero, despachador de un autoservicio, lavacoches, franelero, etc., decidiendo quién pueda ser un ministro de la Suprema Corte de Justicia, vamos, ni un ingeniero, médico y quizá hasta un abogado tenemos idea de qué se requiere para ser magistrado o juez, así que la pretensión de que sea el pueblo con toda su diversidad de cultura, nivel educativo y actividad productiva, pero sin tener los conocimientos y requisitos básicos para que una persona ocupe un cargo de esos, lo mismo que de consejeros electorales, es tan inverosímil y sólo es una artimaña para que quienes ostentan el poder central cumplan sus deseos de control y mantengan a raya al Legislativo y al Judicial para manejarlo a su antojo.
Nada más veamos cómo la elección de legisladores, promocionados por la publicidad y auspiciados por los intereses de unos cuantos, ha permitido que actores, dirigentes sindicales analfabetas y varios mamarrachos ocupen una curul, sin tener la mínima idea de su papel en el diseño de leyes, modificación de reglamentos y con un desconocimiento total de la Constitución y la multitud de leyes que nos rigen. Así que un aplauso por todos los defensores de la democracia y de un país que con tanto esfuerzo y lucha se construyó.