/ sábado 10 de agosto de 2024

Desafíos para lograr equidad y calidad educativa

Una de las grandes deudas con la sociedad mexicana es la educación, compromiso acumulado desde los gobiernos anteriores hasta el actual. Ya en su momento Gilberto Guevara Niebla hablaba de ello. En la “Catástrofe silenciosa” donde coordinó diversas aportaciones de académicos e investigadores como Héctor Aguilar Camín, Isaías Álvarez García, Roberto Arizmendi, Arturo Cantú, Rolando Cordera Campos, René González Cantú, Pablo Latapí, Carlos Muñoz Izquierdo, Alejandra Romo López y Roberto Villaseñor.

En los hechos los autores señalan: “México vive desde hace una generación una catástrofe silenciosa: su deterioro educativo. Todos los indicadores apuntan al fin del ciclo virtuoso que fue la educación pública en el siglo XX mexicano. El sistema educativo se ha separado paulatinamente de las exigencias del desarrollo nacional. Ha dejado de ser un instrumento directo de movilidad social y mejoría económica; es decir, un instrumento de igualdad y justicia.

En los últimos años ha dejado de ser una prioridad real de inversión y de planeación del Estado. Sobre los criterios de calidad y mejoramiento educativo se ha impuesto en los últimos años los intereses corporativos y burocráticos del sector. En consecuencia, los pocos indicadores disponibles sobre la calidad del proceso educativo señalan, sin excepción y en todos los niveles que México es un país con promedio escolar inferior a cinco”.

Han pasado tres décadas desde que se hicieran estas consideraciones sobre el estado de la educación en el país, y aunque se han ocupado de la cobertura de los 34 millones 681 mil 699 de la población que comprende el sistema educativo, según la matrícula 2022-2023 de la SEP (68.1 preescolar, 95.1 primaria, 84.3 secundaria, 63.1 media superior y 44.4 educación superior), aún hay desafíos que deben atenderse en relación con la equidad educativa e inclusión, la calidad, el financiamiento, empleo, la innovación científico-tecnológica, y la participación social en la educación.

Abordemos la equidad, calidad educativa y el financiamiento. En “Equidad educativa: Avances en la definición de su concepto”, Teresa Bracho González y Jimena Hernández Fernández comentan: Actualmente, debido a los cambios y retos producidos por fenómenos tales como la globalización, el concepto ha tomado mayor relevancia al ser incluido en la agenda pública internacional como una acción del Estado que debe ser inmediata, inaplazable e integral para superar la pobreza y las cada vez más amplias brechas sociales. El gobierno de México ha expresado que “se busca garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a una educación de calidad, sin importar su origen socioeconómico, su género o su ubicación geográfica.

En la Nueva Escuela Mexicana se han propuesto diversas estrategias para promover la equidad educativa y cerrar las brechas existentes en el sistema educativo”. La decisión de intervenir activamente en la reducción de las desigualdades y atender las diferentes formas en que la diversidad cultural se expresa requiere, a la vez, un compromiso ético y la capacidad político-técnica para implementar medidas. Sin estos requerimientos es difícil superar los meros actos declarativos y producir efectos que generen cambios en la realidad desigual, enjuicia Néstor López (coordinador) de “Políticas de equidad educativa en México”.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía estima que al cierre del año pasado había 280 mil 899 niños y niñas de 5 a 11 años de edad que no asistieron a la escuela. Por su posición en la ocupación, 65% de las jefas o jefes del hogar donde al menos una niña o niño no asistía a la escuela eran trabajadores subordinados y remunerados, 29% trabajaban por cuenta propia y 5% eran empleadores. Esta estructura porcentual es muy similar en las jefas o jefes del hogar donde todas las niñas o niños iban a la escuela. Por otro lado, a nivel nacional la escolaridad es de 9.7%; no así Chiapas con el 7.8%, Oaxaca 8.1%, Guerrero 8.4% y Veracruz 8.7%.

El analfabetismo en general 4.2%. “De acuerdo con datos del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación en México, cerca del 36% de los niños que nacieron y viven en una comunidad rural no asisten a la escuela. Lo mismo sucede con niños indígenas o quienes tienen alguna discapacidad…”, observa Diana de León Cerda, de la Universidad de Guadalajara, coordinadora de la Licenciatura en Desarrollo Educativo.

La calidad educativa tiene múltiples caras, Redalyc. org/ journal considera que, en la actualidad, la preocupación por la calidad educativa se debe enfocar en que las personas resuelvan las necesidades que implica vivir en la sociedad del conocimiento, como lo es el promover el desarrollo económico inclusivo y generalizado, fortalecer la inclusión digital a través de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), asegurar el desarrollo ambiental sustentable y mejorar la calidad de vida de todos, entre otras necesidades.

La preocupación no viene a menos, México ocupó la posición 51 entre los 81 países evaluados durante la Prueba Estandarizada de la OCDE 2022, conocida como prueba PISA. Los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) revelaron que México se ubica en el penúltimo lugar de sus países miembros en las áreas de matemáticas, ciencia y lectura.

El desempeño de los estudiantes pudo verse afectado por una variedad de factores: Socioeconómicos; Calidad del Profesorado; Ambiente Familiar; Recursos Escolares; Motivación y Actitud; Salud y Bienestar; Metodologías de Enseñanza; Clima Escolar y Relaciones Sociales; Expectativas y Cultura Escolar; Políticas Educativas y Financiamiento. Ahí es donde las políticas educativas en México enfrentan desafíos para lograr equidad y revertir las injusticias estructurales, se opina en Redalyc. org/ journal.

El gobierno de México, dentro de las estrategias de la Nueva Escuela Mexicana, ha señalado que “Para mejorar la calidad de la educación, México deberá buscar maneras de aumentar su inversión en educación y hacer un uso más eficiente de los recursos existentes. Esto podría implicar una mayor asignación de fondos por parte del gobierno, así como la búsqueda de fuentes alternativas de financiamiento, como alianzas público-privadas y programas de becas financiados por el sector privado. La gestión transparente y responsable de estos fondos será clave para garantizar su impacto positivo en el sistema educativo”.

De la misma manera se acepta que “el financiamiento de la educación en México se encuentra en un punto crítico que requiere atención inmediata y estratégica… El futuro del financiamiento educativo en México depende de la implementación de políticas innovadoras y adaptativas que respondan a las necesidades cambiantes de la sociedad” (nueva escuela mexicana. online).

Scielo.organización.mex expone que: La realidad es que el financiamiento de la educación en México es un tema crucial para mejorar la calidad y equidad. Aunque se exprese que el gasto público ha aumentado persisten muchos desafíos. No obstante que se logró ampliar la cobertura en educación básica, los recursos no han sido suficientes para los niveles post-básicos (educación media superior y superior). La cobertura sigue siendo baja y los costos por estudiante son elevados.

Existen múltiples carencias en todos los niveles y modalidades del sistema educativo mexicano, esto genera desigualdades en recursos humanos, infraestructura y materiales entre diferentes instituciones y escuelas. Es necesario corregir la ineficiencia y mejorar la transparencia en el manejo de los recursos destinados a la educación. Se argumenta que las necesidades educativas del país requieren una mayor inversión para garantizar una educación de calidad.

Una de las grandes deudas con la sociedad mexicana es la educación, compromiso acumulado desde los gobiernos anteriores hasta el actual. Ya en su momento Gilberto Guevara Niebla hablaba de ello. En la “Catástrofe silenciosa” donde coordinó diversas aportaciones de académicos e investigadores como Héctor Aguilar Camín, Isaías Álvarez García, Roberto Arizmendi, Arturo Cantú, Rolando Cordera Campos, René González Cantú, Pablo Latapí, Carlos Muñoz Izquierdo, Alejandra Romo López y Roberto Villaseñor.

En los hechos los autores señalan: “México vive desde hace una generación una catástrofe silenciosa: su deterioro educativo. Todos los indicadores apuntan al fin del ciclo virtuoso que fue la educación pública en el siglo XX mexicano. El sistema educativo se ha separado paulatinamente de las exigencias del desarrollo nacional. Ha dejado de ser un instrumento directo de movilidad social y mejoría económica; es decir, un instrumento de igualdad y justicia.

En los últimos años ha dejado de ser una prioridad real de inversión y de planeación del Estado. Sobre los criterios de calidad y mejoramiento educativo se ha impuesto en los últimos años los intereses corporativos y burocráticos del sector. En consecuencia, los pocos indicadores disponibles sobre la calidad del proceso educativo señalan, sin excepción y en todos los niveles que México es un país con promedio escolar inferior a cinco”.

Han pasado tres décadas desde que se hicieran estas consideraciones sobre el estado de la educación en el país, y aunque se han ocupado de la cobertura de los 34 millones 681 mil 699 de la población que comprende el sistema educativo, según la matrícula 2022-2023 de la SEP (68.1 preescolar, 95.1 primaria, 84.3 secundaria, 63.1 media superior y 44.4 educación superior), aún hay desafíos que deben atenderse en relación con la equidad educativa e inclusión, la calidad, el financiamiento, empleo, la innovación científico-tecnológica, y la participación social en la educación.

Abordemos la equidad, calidad educativa y el financiamiento. En “Equidad educativa: Avances en la definición de su concepto”, Teresa Bracho González y Jimena Hernández Fernández comentan: Actualmente, debido a los cambios y retos producidos por fenómenos tales como la globalización, el concepto ha tomado mayor relevancia al ser incluido en la agenda pública internacional como una acción del Estado que debe ser inmediata, inaplazable e integral para superar la pobreza y las cada vez más amplias brechas sociales. El gobierno de México ha expresado que “se busca garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a una educación de calidad, sin importar su origen socioeconómico, su género o su ubicación geográfica.

En la Nueva Escuela Mexicana se han propuesto diversas estrategias para promover la equidad educativa y cerrar las brechas existentes en el sistema educativo”. La decisión de intervenir activamente en la reducción de las desigualdades y atender las diferentes formas en que la diversidad cultural se expresa requiere, a la vez, un compromiso ético y la capacidad político-técnica para implementar medidas. Sin estos requerimientos es difícil superar los meros actos declarativos y producir efectos que generen cambios en la realidad desigual, enjuicia Néstor López (coordinador) de “Políticas de equidad educativa en México”.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía estima que al cierre del año pasado había 280 mil 899 niños y niñas de 5 a 11 años de edad que no asistieron a la escuela. Por su posición en la ocupación, 65% de las jefas o jefes del hogar donde al menos una niña o niño no asistía a la escuela eran trabajadores subordinados y remunerados, 29% trabajaban por cuenta propia y 5% eran empleadores. Esta estructura porcentual es muy similar en las jefas o jefes del hogar donde todas las niñas o niños iban a la escuela. Por otro lado, a nivel nacional la escolaridad es de 9.7%; no así Chiapas con el 7.8%, Oaxaca 8.1%, Guerrero 8.4% y Veracruz 8.7%.

El analfabetismo en general 4.2%. “De acuerdo con datos del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación en México, cerca del 36% de los niños que nacieron y viven en una comunidad rural no asisten a la escuela. Lo mismo sucede con niños indígenas o quienes tienen alguna discapacidad…”, observa Diana de León Cerda, de la Universidad de Guadalajara, coordinadora de la Licenciatura en Desarrollo Educativo.

La calidad educativa tiene múltiples caras, Redalyc. org/ journal considera que, en la actualidad, la preocupación por la calidad educativa se debe enfocar en que las personas resuelvan las necesidades que implica vivir en la sociedad del conocimiento, como lo es el promover el desarrollo económico inclusivo y generalizado, fortalecer la inclusión digital a través de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), asegurar el desarrollo ambiental sustentable y mejorar la calidad de vida de todos, entre otras necesidades.

La preocupación no viene a menos, México ocupó la posición 51 entre los 81 países evaluados durante la Prueba Estandarizada de la OCDE 2022, conocida como prueba PISA. Los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) revelaron que México se ubica en el penúltimo lugar de sus países miembros en las áreas de matemáticas, ciencia y lectura.

El desempeño de los estudiantes pudo verse afectado por una variedad de factores: Socioeconómicos; Calidad del Profesorado; Ambiente Familiar; Recursos Escolares; Motivación y Actitud; Salud y Bienestar; Metodologías de Enseñanza; Clima Escolar y Relaciones Sociales; Expectativas y Cultura Escolar; Políticas Educativas y Financiamiento. Ahí es donde las políticas educativas en México enfrentan desafíos para lograr equidad y revertir las injusticias estructurales, se opina en Redalyc. org/ journal.

El gobierno de México, dentro de las estrategias de la Nueva Escuela Mexicana, ha señalado que “Para mejorar la calidad de la educación, México deberá buscar maneras de aumentar su inversión en educación y hacer un uso más eficiente de los recursos existentes. Esto podría implicar una mayor asignación de fondos por parte del gobierno, así como la búsqueda de fuentes alternativas de financiamiento, como alianzas público-privadas y programas de becas financiados por el sector privado. La gestión transparente y responsable de estos fondos será clave para garantizar su impacto positivo en el sistema educativo”.

De la misma manera se acepta que “el financiamiento de la educación en México se encuentra en un punto crítico que requiere atención inmediata y estratégica… El futuro del financiamiento educativo en México depende de la implementación de políticas innovadoras y adaptativas que respondan a las necesidades cambiantes de la sociedad” (nueva escuela mexicana. online).

Scielo.organización.mex expone que: La realidad es que el financiamiento de la educación en México es un tema crucial para mejorar la calidad y equidad. Aunque se exprese que el gasto público ha aumentado persisten muchos desafíos. No obstante que se logró ampliar la cobertura en educación básica, los recursos no han sido suficientes para los niveles post-básicos (educación media superior y superior). La cobertura sigue siendo baja y los costos por estudiante son elevados.

Existen múltiples carencias en todos los niveles y modalidades del sistema educativo mexicano, esto genera desigualdades en recursos humanos, infraestructura y materiales entre diferentes instituciones y escuelas. Es necesario corregir la ineficiencia y mejorar la transparencia en el manejo de los recursos destinados a la educación. Se argumenta que las necesidades educativas del país requieren una mayor inversión para garantizar una educación de calidad.