/ viernes 1 de noviembre de 2024

El ahorro, una historia de miedo

Llegó la temporada de miedo, sustos, historias de terror, Halloween y día de muertos; así que es momento de hablar del ahorro, a propósito del recién pasado 31 de octubre, Día Mundial del Ahorro.

A ver, empecemos por responder la pregunta de cuánto tiene usted ahorrado, o más bien, vamos desde el inicio, ¿tiene ahorros?, si su respuesta es en sentido afirmativo, entonces responda ahora, a cuánto ascienden sus ahorros.

Ahora, esa cantidad que acaba de traer a su pensamiento, como ¿para qué le alcanza? Sí, para una casa, para un auto, para su retiro, para un abono a capital de un crédito grande, para salir de una deuda mayor, o para hacer frente a los gastos de una cirugía.

O para un evento social, los quince años de sus hijos, un viaje, los estudios universitarios, cambiar el impermeabilizante de su casa, pintarla de nuevo, para la despensa de un mes, o para sobrevivir un mes o dos sin empleo.

¿O para nada de lo anterior?, porque si es así, entonces usted no tiene un ahorro, o no puede decirse que es un ahorrador, sino que entre sus curiosidades tiene un “cochinito” o un “guardadito de ropero, o de bajo el colchón”.

En efecto, comencemos por entender ¿qué es el ahorro?, y desde cuándo inició en el hábito del ahorro; ello para descartar que sea usted un ahorrador de temporada, o que, si bien llega a hacer un “montoncito” por azares del destino o por la época del año, más tarda en juntar que en gastar ese dinero.

Si es así, entonces no puede considerarse un ahorrador en forma, por ejemplo, veo con enorme disgusto que la Encuesta de Salud Financiera la ENSAFI 2023, aquella que entre otras cosas nos midió el estrés financiero, causado por las altas presiones que se viven al interior de los hogares derivadas del alto costo de la vida, y de la pulverización del poder adquisitivo del dinero ganado.

Que dicha encuesta señala que el 57.3 por ciento de la población que se considera como ahorradora, es considerada en este rubro porque tiene ahorrado el equivalente a una quincena.

Y que, acorde con otros datos que reveló la misma encuesta en el mismo período, solo el 10.3 por ciento de la población ahorradora tiene un ahorro que equivale a tres meses de sus ingresos.

Es decir, con esa cifra estamos lejos de podernos decir con orgullo que somos ahorradores, y que por qué motivo.

Pues porque esa suma difícilmente nos puede resolver una emergencia, sacar de un apuro o brindarnos tranquilidad, que es lo que buscamos con el respaldo de un ahorro.

¿Entonces en dónde es que, con honestidad, estamos parados en materia de ahorros?

¿Sabe por qué no es fácil reconocer que la imposibilidad de ahorrar no es atribuible directamente a las personas? Y por qué el gobierno se esfuerza tanto en “educarnos” para apretarnos o hacerle otro hoyito al cinturón, porque de esa manera se desvía la atención hacia el pecador, hacia el gastador.

Haciendo parecer que es la falta de conciencia y de previsión, lo que nos tiene hundidos en meses sin intereses, gastos superfluos, y en esa constante necesidad de solicitar crédito, abriendo un hoyo para tapar otro.

Pues porque reconocer que ahorrar es imposible, haría ver el escenario, como que estamos en crisis económica por enésima vez, o que el dinero no alcanza porque las cosas están cada día más caras.

O porque vivimos deudas eternizadas por la usura sin que nadie diga nada, a los de cuello blanco, quienes tienen por misión, prestar, prestar y prestar el dinero ajeno.

Entonces si ellos no son los responsables, alguien debe tener la culpa de esa falta de ahorros, y bueno, quien mejor que el pueblo quien por falta de educación financiera no logra juntar, sino apenas lo de una quincena o tres meses de sueldo en promedio para enfrentarse a los monstruos.

Cuando hayan bajado las tasas de interés al 6 por ciento anual como lo marca la ley, cuando el sistema financiero a nivel regulación funcione, cuando nadie pierda su dinero o salga defraudado en los bancos. Cuando todos podamos vivir, tener casa, salud, educación y vivienda sin necesidad de pedir prestado a nadie, sino con lo que sea nuestro ingreso mensual, y solo entonces, podré reconocer que los mexicanos que hemos fracasado como ahorradores por gastadores, pero mientras eso no sea, seguiré desde la trinchera del Barzón 24/7 señalando los errores del fallido sistema financiero mexicano.

www.elbarzonrc.org

elbarzonrc@yahoo.com.mx

@terecarbajal

Llegó la temporada de miedo, sustos, historias de terror, Halloween y día de muertos; así que es momento de hablar del ahorro, a propósito del recién pasado 31 de octubre, Día Mundial del Ahorro.

A ver, empecemos por responder la pregunta de cuánto tiene usted ahorrado, o más bien, vamos desde el inicio, ¿tiene ahorros?, si su respuesta es en sentido afirmativo, entonces responda ahora, a cuánto ascienden sus ahorros.

Ahora, esa cantidad que acaba de traer a su pensamiento, como ¿para qué le alcanza? Sí, para una casa, para un auto, para su retiro, para un abono a capital de un crédito grande, para salir de una deuda mayor, o para hacer frente a los gastos de una cirugía.

O para un evento social, los quince años de sus hijos, un viaje, los estudios universitarios, cambiar el impermeabilizante de su casa, pintarla de nuevo, para la despensa de un mes, o para sobrevivir un mes o dos sin empleo.

¿O para nada de lo anterior?, porque si es así, entonces usted no tiene un ahorro, o no puede decirse que es un ahorrador, sino que entre sus curiosidades tiene un “cochinito” o un “guardadito de ropero, o de bajo el colchón”.

En efecto, comencemos por entender ¿qué es el ahorro?, y desde cuándo inició en el hábito del ahorro; ello para descartar que sea usted un ahorrador de temporada, o que, si bien llega a hacer un “montoncito” por azares del destino o por la época del año, más tarda en juntar que en gastar ese dinero.

Si es así, entonces no puede considerarse un ahorrador en forma, por ejemplo, veo con enorme disgusto que la Encuesta de Salud Financiera la ENSAFI 2023, aquella que entre otras cosas nos midió el estrés financiero, causado por las altas presiones que se viven al interior de los hogares derivadas del alto costo de la vida, y de la pulverización del poder adquisitivo del dinero ganado.

Que dicha encuesta señala que el 57.3 por ciento de la población que se considera como ahorradora, es considerada en este rubro porque tiene ahorrado el equivalente a una quincena.

Y que, acorde con otros datos que reveló la misma encuesta en el mismo período, solo el 10.3 por ciento de la población ahorradora tiene un ahorro que equivale a tres meses de sus ingresos.

Es decir, con esa cifra estamos lejos de podernos decir con orgullo que somos ahorradores, y que por qué motivo.

Pues porque esa suma difícilmente nos puede resolver una emergencia, sacar de un apuro o brindarnos tranquilidad, que es lo que buscamos con el respaldo de un ahorro.

¿Entonces en dónde es que, con honestidad, estamos parados en materia de ahorros?

¿Sabe por qué no es fácil reconocer que la imposibilidad de ahorrar no es atribuible directamente a las personas? Y por qué el gobierno se esfuerza tanto en “educarnos” para apretarnos o hacerle otro hoyito al cinturón, porque de esa manera se desvía la atención hacia el pecador, hacia el gastador.

Haciendo parecer que es la falta de conciencia y de previsión, lo que nos tiene hundidos en meses sin intereses, gastos superfluos, y en esa constante necesidad de solicitar crédito, abriendo un hoyo para tapar otro.

Pues porque reconocer que ahorrar es imposible, haría ver el escenario, como que estamos en crisis económica por enésima vez, o que el dinero no alcanza porque las cosas están cada día más caras.

O porque vivimos deudas eternizadas por la usura sin que nadie diga nada, a los de cuello blanco, quienes tienen por misión, prestar, prestar y prestar el dinero ajeno.

Entonces si ellos no son los responsables, alguien debe tener la culpa de esa falta de ahorros, y bueno, quien mejor que el pueblo quien por falta de educación financiera no logra juntar, sino apenas lo de una quincena o tres meses de sueldo en promedio para enfrentarse a los monstruos.

Cuando hayan bajado las tasas de interés al 6 por ciento anual como lo marca la ley, cuando el sistema financiero a nivel regulación funcione, cuando nadie pierda su dinero o salga defraudado en los bancos. Cuando todos podamos vivir, tener casa, salud, educación y vivienda sin necesidad de pedir prestado a nadie, sino con lo que sea nuestro ingreso mensual, y solo entonces, podré reconocer que los mexicanos que hemos fracasado como ahorradores por gastadores, pero mientras eso no sea, seguiré desde la trinchera del Barzón 24/7 señalando los errores del fallido sistema financiero mexicano.

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elbarzonrc@yahoo.com.mx

@terecarbajal

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