En los últimos días, y con el avance en la revelación de los funcionarios que conformarán el gabinete en la próxima presidencia, ha empezado a tomar fuerza la versión de que a Pemex llegará un académico de la Universidad Nacional Autónoma de México. Esa sería la decisión de Claudia Sheinbaum, luego de que perfiles como el de Raquel Buenrostro y el de Lázaro Cárdenas, ahora acomodados dentro de otras posiciones, se negaron presuntamente a tomar las riendas de la petrolera del Estado.
La versión que nos comparten parece apuntar a que ese nombramiento pudiera hacer finalmente justicia a quien fungió como asesor energético de Sheinbaum Pardo desde los tiempos previos a la campaña: el Maestro en Ingeniería Energética Jorge Islas Samperio, quien se alejó de los reflectores en las semanas previas a la jornada electoral del 2 de junio y se ha mantenido tras bambalinas en todo el periodo de transición, a pesar de que su nombre llegó a sonar como uno de los posibles candidatos a ocupar la Secretaría de Energía.
Jorge Islas es el redactor del proyecto energético de Claudia Sheinbaum, por lo menos del que presentó y promovió durante la campaña; es quien ha considerado aceptar la inversión de fondos privados para rescatar al sector eléctrico, y quien, a pesar de priorizar la adopción de fuentes de energía renovables, en el caso de Pemex estima que se le mantengan los apoyos financieros gubernamentales, para preservar en su totalidad sus activos petroleros y continuar con el plan de fortalecer el sistema de refinación.
El perfil, aunque más cercano a Sheinbaum, se ajusta a los intereses de Andrés Manuel López Obrador, aquellos que quieren ver a Petróleos Mexicanos con nuevos récords de producción de crudo y combustibles. No obstante, en el equipo de la presidenta electa hay conciencia de que, ante las críticas condiciones económicas en las que se encuentra la empresa productiva del Estado, ésta requiere de un director que sea un experto en materia financiera. Islas Samperio tiene un doctorado en Economía Aplicada; pero no se le reconocen aún resultados de esas habilidades.
El escenario que se deberá enfrentar, sea quien sea el próximo director de Pemex, se observa casi como insalvable: una deuda que ronda los 107 mil millones de dólares, a pesar de que Hacienda en el sexenio de AMLO le ha metido en apoyos más de un billón de pesos; además un adeudo con proveedores que hasta el día de hoy acumula otros 22 mil millones de dólares, que compromete ya las relaciones de negocio y hasta la operación petrolera, y una pérdida financiera anual de 170 mil millones de pesos en el sistema de refinación que tanto se quiere rescatar.
Los números son contundentes; pero sigue avanzando el plan de entregarle la posición a un técnico energético o incluso petrolero; por lo que la prioridad será nuevamente intentar mejorar la producción más que resolver el hoyo financiero. Pemex seguirá siendo una bomba de tiempo para la nación.