/ miércoles 21 de agosto de 2024

“El oscuro origen de la Reforma Judicial en México”

Selina Haidé Avante Juárez


“Proteger la Independencia Judicial no es fácil. Requiere de trabajo, diligencia y atención”.

Sandra Dau O´ Connor. Jueza de la suprema Corte de los Estados Unidos de América.

Luigi Ferrajoli en su obra “Poderes Salvajes” introduce este término para identificar a la forma de cómo el poder político puede volverse destructivo cuando se desvincula de los límites constitucionales.

Este fenómeno no necesariamente es producto de las fuerzas del Estado, sino que puede ser totalmente deliberado. Y a efecto de demostrarlo procedo a exponer casos relevantes y actuales, fruto de la brillante investigación de la doctora Mónica Castillejos en los Estados Unidos de América, que hacen evidente la forma como el cáncer de la dictadura se ha ido filtrando con toda intención para transformar, un régimen de derecho de libertades en una auténtica ausencia de derechos.

El primer caso es el Poder Judicial Húngaro, donde se emitieron leyes que fueron limitando la función del Tribunal Constitucional y del Poder Judicial; redujeron la edad de jubilación de 70 a 62 años con efectos inmediatos para forzar la salida de jueces con mayor experiencia en esa Institución. Se nombraron jueces y magistrados cercanos al Primer Ministro. La Presidenta de la Oficina Judicial Nacional es incluso la esposa de un colaborador cercano al poder. Otro supuesto es el de Turquía, donde el Presidente Recep Tayyip Erdogan después del golpe de estado en 2016, declaró un estado de emergencia que aprovechó para despedir y encarcelar a más de trescientos jueces e incluso algunos de ellos fueron calificados como terroristas, invocando para sus determinaciones leyes de Seguridad Nacional. Actualmente, el Poder Judicial en ese país es una herramienta del Presidente para perseguir a sus opositores.

El tercer caso es Polonia, donde el Presidente Andrzej Duda a finales de 2019, gesta conjuntamente con el parlamento polaco (SEJVN) una ley destinada a restringir la estructura y función del Poder Judicial, esta ley es conocida como “Ley Mordaza” que crea además la Sala Disciplinaria para iniciar acciones contra jueces para cuestionar la plataforma del partido en el poder a través de decisiones judiciales.

Finalmente resulta ilustrativo el caso de Israel, país donde el Primer Ministro, Benjamín Netanyahu presentó dos proyectos de ley que tienen como objetivo “revisar” el funcionamiento del Poder Judicial; el primero para eliminar la facultad de la Corte Suprema de declarar inválidas las leyes básicas (Constitución) y el segundo que modifica la composición del “Comité de Selección”, para permitir al gobierno nominar directamente a los jueces. Este Primer Ministro fue acusado además de fraude, abuso de confianza y corrupción. Así, reformar el Poder Judicial buscaba evitar ir a juicio por los delitos por los que lo acusaron.

Los casos anteriores se fortalecen en Latinoamérica con cuatro naciones con regímenes autoritarios: Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela.

Todo lo anterior denota un denominador común en estos ataques directos a la judicatura: una ideología autoritaria y dictatorial de centralización del poder y un ánimo contundente de desaparecer, por duro que suene, los Derechos Humanos de los gobernados con la máscara falaz de “mejorar” el sistema de justicia, cuando el verdadero objetivo es destruirlo para que el poder absoluto del Estado quede en manos de un solo grupo, cercano al dictador, que controle la vida de cada ciudadano sin limitación alguna.

Esta es la verdad de la reforma en México. No existe ningún interés de mejorar nada sino de orquestar la materialización de un Estado Socialista, sistema ideológico cuyo fracaso está probado a lo largo de la Historia, en todas las latitudes.

En términos lisos y llanos, la reforma judicial en México no se inspira en el legítimo interés de nadie en mejorar la impartición de justicia, sino en la oscura intención de dar muerte a los Derechos Humanos con jueces serviles a una Dictadura, en donde la miseria, la ausencia de libertades y la desesperación económica que representa el poder absoluto, pueden ser la mortaja de nuestra hermosa Nación. Querido lector ¿lo vamos a permitir?.

*Magistrada

Selina Haidé Avante Juárez


“Proteger la Independencia Judicial no es fácil. Requiere de trabajo, diligencia y atención”.

Sandra Dau O´ Connor. Jueza de la suprema Corte de los Estados Unidos de América.

Luigi Ferrajoli en su obra “Poderes Salvajes” introduce este término para identificar a la forma de cómo el poder político puede volverse destructivo cuando se desvincula de los límites constitucionales.

Este fenómeno no necesariamente es producto de las fuerzas del Estado, sino que puede ser totalmente deliberado. Y a efecto de demostrarlo procedo a exponer casos relevantes y actuales, fruto de la brillante investigación de la doctora Mónica Castillejos en los Estados Unidos de América, que hacen evidente la forma como el cáncer de la dictadura se ha ido filtrando con toda intención para transformar, un régimen de derecho de libertades en una auténtica ausencia de derechos.

El primer caso es el Poder Judicial Húngaro, donde se emitieron leyes que fueron limitando la función del Tribunal Constitucional y del Poder Judicial; redujeron la edad de jubilación de 70 a 62 años con efectos inmediatos para forzar la salida de jueces con mayor experiencia en esa Institución. Se nombraron jueces y magistrados cercanos al Primer Ministro. La Presidenta de la Oficina Judicial Nacional es incluso la esposa de un colaborador cercano al poder. Otro supuesto es el de Turquía, donde el Presidente Recep Tayyip Erdogan después del golpe de estado en 2016, declaró un estado de emergencia que aprovechó para despedir y encarcelar a más de trescientos jueces e incluso algunos de ellos fueron calificados como terroristas, invocando para sus determinaciones leyes de Seguridad Nacional. Actualmente, el Poder Judicial en ese país es una herramienta del Presidente para perseguir a sus opositores.

El tercer caso es Polonia, donde el Presidente Andrzej Duda a finales de 2019, gesta conjuntamente con el parlamento polaco (SEJVN) una ley destinada a restringir la estructura y función del Poder Judicial, esta ley es conocida como “Ley Mordaza” que crea además la Sala Disciplinaria para iniciar acciones contra jueces para cuestionar la plataforma del partido en el poder a través de decisiones judiciales.

Finalmente resulta ilustrativo el caso de Israel, país donde el Primer Ministro, Benjamín Netanyahu presentó dos proyectos de ley que tienen como objetivo “revisar” el funcionamiento del Poder Judicial; el primero para eliminar la facultad de la Corte Suprema de declarar inválidas las leyes básicas (Constitución) y el segundo que modifica la composición del “Comité de Selección”, para permitir al gobierno nominar directamente a los jueces. Este Primer Ministro fue acusado además de fraude, abuso de confianza y corrupción. Así, reformar el Poder Judicial buscaba evitar ir a juicio por los delitos por los que lo acusaron.

Los casos anteriores se fortalecen en Latinoamérica con cuatro naciones con regímenes autoritarios: Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela.

Todo lo anterior denota un denominador común en estos ataques directos a la judicatura: una ideología autoritaria y dictatorial de centralización del poder y un ánimo contundente de desaparecer, por duro que suene, los Derechos Humanos de los gobernados con la máscara falaz de “mejorar” el sistema de justicia, cuando el verdadero objetivo es destruirlo para que el poder absoluto del Estado quede en manos de un solo grupo, cercano al dictador, que controle la vida de cada ciudadano sin limitación alguna.

Esta es la verdad de la reforma en México. No existe ningún interés de mejorar nada sino de orquestar la materialización de un Estado Socialista, sistema ideológico cuyo fracaso está probado a lo largo de la Historia, en todas las latitudes.

En términos lisos y llanos, la reforma judicial en México no se inspira en el legítimo interés de nadie en mejorar la impartición de justicia, sino en la oscura intención de dar muerte a los Derechos Humanos con jueces serviles a una Dictadura, en donde la miseria, la ausencia de libertades y la desesperación económica que representa el poder absoluto, pueden ser la mortaja de nuestra hermosa Nación. Querido lector ¿lo vamos a permitir?.

*Magistrada