/ miércoles 10 de julio de 2024

Frente Cívico, nuevo partido

El Frente Cívico se constituyó para defender al Instituto Nacional Electoral, cuando el presidente López Obrador, en sus ansias por doblar al anterior presidente del mismo -Lorenzo Córdova Vianello- y ponerlo bajo sus órdenes, les recortó su presupuesto. Luego, al no lograrlo ni así, vinieron los ataques diarios por varias semanas desde su atril de la mañanera, señalando que debería prácticamente de desaparecer, para que naciera uno nuevo “que representara dignamente al pueblo bueno”.

De allí vinieron las convocatorias para las gigantescas marchas que se realizaron en varias ciudades del país, pero principalmente en la Ciudad de México, siendo el Frente Cívico prácticamente su vocero, en voz de Fernando de Belaunzaran, quien junto con Guadalupe Acosta Naranjo, tomaron sustancial relevancia por el éxito alcanzado en las multitudinarias movilizaciones que tomaron por nombre Marea Rosa, precisamente por el color del INE.

Debo precisar aquí que ambos son políticos de colmillo retorcido, que en 1988 se acercaron de último momento a la campaña del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, y gustosos participaron en la conformación del nuevo partido, al que llamó a formar el exgobernador de Michoacán, el PRD, en donde cuando no formaban parte de la dirigencia nacional eran funcionarios de elección popular, infinidad de veces, hasta que el mismo Andrés Manuel los empezó a relegar cuando se convirtió en dirigente nacional.

Con esa experiencia, pero sobre todo marrullería, ahora que el desprestigio del PRI y del PAN están en boca de todos, observando que la inconformidad de muchos simpatizantes de esos institutos quedaran a la deriva, lanzan la proclama de transformar al Frente Cívico en partido político, aprovechando que la Constitución prevé hacerlo justo al término del proceso electoral presidencial, y aglutinar en él no solo a los inconformes del PRIAN, sino los despojos del PRD, y uno que otro de los empresarios peleados a muerte con AMLO, como es el caso de Claudio X. González, de quien no dudo que sea la mano que mece la cuna.

Lo había predestinado con antelación en mi columna >De marea rosa a marcha política<, publicada en este mismo espacio el pasado mes de abril. Allí afirme que el futuro de la Marea Rosa era al término de la elección, ganara o no la presidencia Xóchitl Gálvez, buscar convertirse en partido político nacional, lo que hoy se confirma.

Si lo logran, porque las reglas jurídico-electorales para conseguirlo no es tarea fácil, será un partido integrado por los remanentes del PRI, del PAN y del PRD que están pulverizándose ante el rechazo de la ciudadanía. La misma gata, pero revolcada, con promotores tan perversos y colmilludos que terminarían siendo los nuevos dirigentes del partido Frente Cívico Nacional.

Tiempo al tiempo y en el 2025 sabremos su destino.

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