/ miércoles 14 de agosto de 2024

La incapacidad es sinónimo de deslealtad

Con un gabinete de transición, la virtual gobernadora electa se prepara para enfrentar el mayor reto de su vida a partir del 1 de diciembre. A partir de esa fecha se observará paulatinamente la forma personal de gobernar para cumplir con las promesas de campaña y, sobre todo, trazar la ruta para los próximos años con “la construcción del segundo piso de la transformación”.

Por lo menos se requieren seis condiciones básicas para vislumbrar un futuro prometedor en su administración para el estado de Veracruz y si se cumplen, seguramente en el corto y mediano plazos se verán resultados positivos.

La primera condición versa sobre el liderazgo y autonomía, en el entendido que este se gana. Los reflectores estarán sobre ella, por su investidura, por ser mujer, por el estado que guarde el gobierno que recibe, pero, más allá de esto, deberá ejercer total y plenamente el poder que le confiere la Constitución.

La segunda condicionante para el éxito es precisamente la voluntad política, que debe prevalecer para la solución de los problemas más acuciantes por los que transita el estado.

La tercera condición es implementar las estrategias y políticas públicas correctas para alcanzar los objetivos trazados.

La cuarta condición es precisamente la asignación presupuestal al gabinete, así como a todos los capítulos del presupuesto que tienen que ver con asignaturas como la seguridad pública, salud, educación, energía, sustentabilidad, combate a la pobreza, entre otros.

Recordemos que cualquier promesa de campaña que no tenga presupuesto etiquetado, pues es pura demagogia.

Como quinta condición está el nivel de los integrantes que componen el gabinete, y en este aspecto, se ha logrado conjuntar un equipo bastante experimentado, con los conocimientos necesarios, lealtad y capacidad para afrontar el compromiso adquirido y salvo dos o tres excepciones, en el papel, todos los nombrados hasta ahora cumplen con las expectativas, que se renovará conforme pase el tiempo, para incrustar a personajes afines totalmente a la gobernadora.

La sexta condición es precisamente la cohesión como equipo que deben tener los colaboradores de Norma Rocío Nahle García, ya que una cosa es la aparente camaradería que prevalece entre ellos y otra la grilla palaciega que busca desplazar a los enemigos.

Estas seis condiciones mínimas para lograr el éxito son solo algunas de todo un entramado de acciones para brindarles una mejor calidad de vida a los veracruzanos, ya que no es posible que la mitad de ellos viva en la pobreza y la marginación.

La historia es un repelente que suele perderse entre los talones que enmarcan las expresiones teatrales del mundillo político. Sabemos que la memoria es un pilar sobre el cual podría sostenerse el presente y a partir del cual se lograría vislumbrar el futuro de una sociedad que no olvidará todo aquello que ha implicado ser un país cuya libertad no estaría sujeta a caprichos políticos ni a la locura de ningún tipo de fanatismo. Aún está mucho por escribirse en la historia de Venezuela, y también en nuestro país, frente a un espejo que nos revela una imagen cada vez más borrosa. ¿Qué sigue? Continuar trabajando por la libertad, por la paz, es el camino de un solo sentido.

Con un gabinete de transición, la virtual gobernadora electa se prepara para enfrentar el mayor reto de su vida a partir del 1 de diciembre. A partir de esa fecha se observará paulatinamente la forma personal de gobernar para cumplir con las promesas de campaña y, sobre todo, trazar la ruta para los próximos años con “la construcción del segundo piso de la transformación”.

Por lo menos se requieren seis condiciones básicas para vislumbrar un futuro prometedor en su administración para el estado de Veracruz y si se cumplen, seguramente en el corto y mediano plazos se verán resultados positivos.

La primera condición versa sobre el liderazgo y autonomía, en el entendido que este se gana. Los reflectores estarán sobre ella, por su investidura, por ser mujer, por el estado que guarde el gobierno que recibe, pero, más allá de esto, deberá ejercer total y plenamente el poder que le confiere la Constitución.

La segunda condicionante para el éxito es precisamente la voluntad política, que debe prevalecer para la solución de los problemas más acuciantes por los que transita el estado.

La tercera condición es implementar las estrategias y políticas públicas correctas para alcanzar los objetivos trazados.

La cuarta condición es precisamente la asignación presupuestal al gabinete, así como a todos los capítulos del presupuesto que tienen que ver con asignaturas como la seguridad pública, salud, educación, energía, sustentabilidad, combate a la pobreza, entre otros.

Recordemos que cualquier promesa de campaña que no tenga presupuesto etiquetado, pues es pura demagogia.

Como quinta condición está el nivel de los integrantes que componen el gabinete, y en este aspecto, se ha logrado conjuntar un equipo bastante experimentado, con los conocimientos necesarios, lealtad y capacidad para afrontar el compromiso adquirido y salvo dos o tres excepciones, en el papel, todos los nombrados hasta ahora cumplen con las expectativas, que se renovará conforme pase el tiempo, para incrustar a personajes afines totalmente a la gobernadora.

La sexta condición es precisamente la cohesión como equipo que deben tener los colaboradores de Norma Rocío Nahle García, ya que una cosa es la aparente camaradería que prevalece entre ellos y otra la grilla palaciega que busca desplazar a los enemigos.

Estas seis condiciones mínimas para lograr el éxito son solo algunas de todo un entramado de acciones para brindarles una mejor calidad de vida a los veracruzanos, ya que no es posible que la mitad de ellos viva en la pobreza y la marginación.

La historia es un repelente que suele perderse entre los talones que enmarcan las expresiones teatrales del mundillo político. Sabemos que la memoria es un pilar sobre el cual podría sostenerse el presente y a partir del cual se lograría vislumbrar el futuro de una sociedad que no olvidará todo aquello que ha implicado ser un país cuya libertad no estaría sujeta a caprichos políticos ni a la locura de ningún tipo de fanatismo. Aún está mucho por escribirse en la historia de Venezuela, y también en nuestro país, frente a un espejo que nos revela una imagen cada vez más borrosa. ¿Qué sigue? Continuar trabajando por la libertad, por la paz, es el camino de un solo sentido.