Señor gobernador: Queda claro tanto para usted, como para los veracruzanos, que ya no se fue al gabinete legal ni al ampliado de la presidenta de México Claudia Sheinbaum.
¡Vaya, ni siquiera a un cargo de tercer o cuarto nivel del mismo! Y según me ha comentado una voz oficialista, la embajada caribeña que había solicitado, como premio de consolación, se la están escamoteando, es decir, se está esfumando.
Desde mi óptica, creo que en estos 51 días que le quedan ya como gobernador constitucional de nuestro estado de Veracruz, debería concentrarse en tratar de cumplir con algunas de las muchas promesas que nos hizo, y que es la hora que siguen sin concretarse, y que quizás por eso, y por muchas cosas más que realizó u omitió, lo marginaron del círculo de allegados de la doctora Sheinbaum, del que tanto nos presumió públicamente que pertenecía.
Abocarse a ejecutar sus tareas, responsabilidades y honrar la palabra empeñada en estos 51 días, no mejorará ya la imagen que construyó como Ejecutivo estatal, pero al menos cerrará su ciclo tratando de cumplirle a su conciencia con demandas sentidas de la población veracruzana, como es el caso de los robos que a diario realizan las grúas, sus dueños, en contubernio con las autoridades de Tránsito del Estado, del cual usted es el responsable directo.
Por eso me atrevo a felicitarlo públicamente, porque faltando 51 días para su relevo, haya enviado por fin el pasado lunes al Congreso de Veracruz la Ley de Tránsito, que por no tenerla en mis manos para reflexionarla, no puedo opinar con exactitud de la misma, aunque espero le quite “la mina de oro” que tenían los dueños (varios de ellos -afirma vox populi- eran funcionarios suyos del más alto nivel), que robaban en despoblado, cobrando por cada auto que “levantaban” de 6 a 13 mil pesos, y ni qué decir los fines de semana, donde agazapados los tránsitos con sus patrullas y grúas, esperaban a las y los ciudadanos salir de los centros de diversión para asaltarlos.
Se pasó usted más de 4 años para cumplir con la promesa de llevar al Congreso de Veracruz una Ley de Tránsito que le amarrara las manos a los ladrones con placa, y de verdad, no sé si la mencionada ley cuente con los candados necesarios para evitar esos latrocinios, dientes para castigar tanto a los dueños de las grúas (enriquecidos brutalmente en su gobierno), así como a los tránsitos que los protegían, y si sus diputados y diputadas vayan a aprobarla o la dejen en el cajón bien guardada para que duerma el sueño de los justos.
Quizás, y solo escribo quizás, ejemplos como este sean los que pesaron, ingeniero Cuitláhuac, para que la presidenta de México no lo haya invitado a formar parte de su gobierno, así fuera como cónsul en Katmandú o Vladivostok.
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