Este próximo martes 16 de julio, celebramos en la Iglesia a la Santísima virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen. Esta devoción tiene sus raíces en el Monte Carmelo, en Israel, de ahí, también el nombre. Y este fervor goza de un cariño especial por todos, muchas comunidades tienen grandes fiestas con esta ocasión, muchos fieles visten con profunda confianza su escapulario, se le ofrecen novenas, cantos, velas y todo tipo de súplicas, en nuestro estado son muchos los sitios en los que se le celebra por todo lo alto, con celebraciones, procesiones y fiestas verdaderamente importantes.
El Carmelo está asociado con el gran profeta de fuego, Elías y donde se erigió una comunidad de ermitaños en honor a la Virgen María en el siglo XII. Desde entonces el amor a nuestra Señora del Carmen ha ido creciendo y tomando terreno en el mundo entero. Una cuestión especial de esta devoción es que su imagen se venera en muchos templos, se le puede observar en casi todas las capillas ardientes y en los novenarios y aniversarios luctuosos, hay parroquias en las que su escapulario es puesto en los cuerpos de los difuntos. En fin, goza de un cariño muy especial esta devoción, y se le asocia con los rezos por los difuntos porque es una de las promesas que ha hecho a san Simón, para quien portara el escapulario en el momento de su muerte.
La Virgen del Carmen es considerada la patrona de los marineros y pescadores, por eso en las zonas costeras de Veracruz se le venera con mucha emotividad. Esta tradición traslada a la Edad Media cuando la Orden de los Carmelitas, fundada en el Monte Carmelo, se expandió por Europa. Los carmelitas difundieron la devoción a la Virgen del Carmen, asociándola con la protección en los peligros del mar, de ahí que la devoción a ella ha ganado terreno en puertos y sitios cercanos o relacionados con el mar, entre nosotros, incluso, es famosa la peregrinación que hace esta imagen en barca.
Uno de los aspectos más conocidos de la devoción a la Virgen del Carmen es el escapulario. Según la tradición, la Virgen se apareció a san Simón Stock, un carmelita inglés, en 1251, y le entregó un escapulario como signo de protección. Este objeto no sólo es un sacramental, sino también un compromiso de vivir una vida cristiana acorde con los valores marianos, experimentando el cobijo y amparo maternal de nuestra Señora, durante la vida, y también al final de ella.