"Que nuestras diferencias no nos dividan, sino que sean la fuente de propuestas y de soluciones compartidas a los distintos retos que enfrentamos".
"Hoy, más que nunca, necesitamos tender puentes entre todas las fuerzas políticas, dialogar sobre nuestras divergencias y construir juntos y juntas un Veracruz más justo y solidario".
Muchos opinadores están aún desconcertados.
Por lo pronto, en acciones y discursos de Rocío Nahle nos permite ver hacia dónde podría construir un espacio propio, con su proyecto político y de trabajo. Lo ha venido manifestando claramente, no permitirá dar paso a la corrupción, a la ineptitud y a la impunidad. Permitiendo la unidad y la gobernabilidad. Construyendo un entramado sólido, pero eso implica unidad, un gran esfuerzo y una poderosa estrategia.
Espero que, poco a poco Rocío Nahle consolide el poder.
¿Puede gobernar mejor una mujer que un hombre?
Una jefa de Estado o de Gobierno puede ser mejor o peor gobernante que un hombre. Capacidades personales, perfiles y lealtades del equipo, correlación de fuerzas internas, cultura política, contexto financiero o geopolítico, condiciones climáticas, movimientos sociales, seguridad y situaciones sanitarias pueden convertirse en factores que pongan a prueba a un gobierno y determinen la eficacia del gobernante, sea hombre o mujer.
En cualquier caso, una mujer gobernará diferente que un hombre y las consecuencias de sus decisiones, de su agenda, de su capacidad ejecutiva y de su liderazgo pueden modificar la esfera de lo público en beneficio de la categoría social representada.
Con el movimiento de liberación de la mujer en los 60, surgió el concepto "lo personal es político", acuñado por Carol Hanisch como una respuesta al machismo e intolerancia de una izquierda que desestimaba los derechos de las mujeres.
Largo recorrido ha tenido el concepto para colectivizar su lucha. Las decisiones normativas sobre esas relaciones fueron configurando al Estado mexicano.
Gobernadora con A se incluye en el diccionario académico de la lengua desde 1803, pero no ha sido suficiente. El lenguaje incluyente contribuye a eliminar el borrado de las mujeres y de las identidades de género que son cada vez más importantes para las nuevas generaciones. Somos testigos de un incipiente cambio cultural y civilizatorio.
Ricardo Ahued prepara terreno político en el estado para desempeñar acuerdos, estrategias, unidad abriendo espacios de participación ciudadana, formado en la cultura del esfuerzo. Ha logrado también consolidar su posición como empresario con trabajo y disciplina, con una diferente óptica que permita la gobernabilidad.
En otro contexto ha iniciado un nuevo sexenio y las expectativas acerca del nuevo gobierno comienzan a aclararse. Mientras hay quienes celebran la continuidad sin repartos, para otros las dudas se comienzan a disipar. Aunque, eso sí, nadie puede escatimar ni cuestionar la importancia que implica una presidencia que, por primera vez en nuestra historia, es protagonizada por una mujer, sin embargo, la realidad y las exigencias que residen en la investidura presidencial comienzan a imponerse.
Por cierto, y para cerrar el tema de las expectativas, quienes aspiran a un nuevo estilo de gobierno, son el prístino reflejo de quienes prefieren olvidar que el priismo más acendrado florece pétalos color guinda. Y eso es más que una simple marca de agua.
Y, hablando de memoria, ¿alguien se acuerda de la oposición? Quizás sigan perdidos en la contemplación de sus propias sombras.
Machismo y misoginia han mostrado sus peores y más patéticos rostros.