Postectitla: Conoce el cerro de basalto gris azulado que nos regala el "Balcón de la Huasteca"

En la anterior humanidad el cerro de Postectitla fue tan grande que llegaba al cielo, era la principal morada de los dioses

Xiomara Flores | El Sol de Orizaba

  · viernes 30 de diciembre de 2022

En el libro "Tlacatecolotl y el Diablo (la cosmovisión de los nahuas de Chicontepec)" viene una pequeña leyenda sobre el cerro de Postectitla/Foto ilustrativa: Xiomara Flores | El Sol de Orizaba

Chicontepec de Tejeda, Ver.- Chicontepec recibe el nombre del "Balcón de la Huasteca" gracias a sus hermosas postales, es decir, el pueblo de montaña tiene extraordinarias vistas panorámicas.

Chicontepec proviene del Náhuatl “Chicom-tepe-c”: Chicom que significa “siete” y Tepetl que significa “cerro”, la C quiere decir “en”, es decir: "En siete cerros".

La ciudad se llama Chicontepec de Tejeda, en honor al revolucionario y gobernador del estado, General Adalberto Tejeda Olivares, nacido en este lugar.

¿Qué se puede hacer en Chicontepec?

Según lugareños el mejor día para visitar es el domingo, durante su día de plaza. Los habitantes huastecos se dan cita para vender y comprar los más variados productos: Artesanías, textiles, productos elaborados con: Barro, bejuco, madera, palma, piel, bordados y otros típicos de la región, además de una exquisita gastronomía, sus especialidades son: Bocoles, zacahuil y enchiladas fritas con cecina.

Como atractivo turístico puedes conocer el famoso “Postectitla”, un cerro de basalto gris azulado, que era lugar de rituales para los indígenas de la zona.

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En esta zona no se cuenta con monumentos históricos, pero en algunas comunidades existen los llamados "cubes" -construcciones de tipo piramidal donde se han encontrado figuras de barro de la cultura huasteca-.

¿Cuál es la leyenda del Cerro Postectitla?

En un texto del libro “Tlacatecolotl y el Diablo (la cosmovisión de los nahuas de Chicontepec)” de los escritores Felipe Báez-Jorge y Arturo Gómez Martínez viene una pequeña leyenda sobre el origen del nombre de Chicontepec (En siete cerros) y a su vez sobre el cerro de Postectitla:

En la antigüedad, cuando los Dioses vieron que la vida en la Tierra era un caos y nadie los respetaba ni les honraba decidieron acabar con la humanidad y construir otra con nuevos modelos de vida y de conducta.

Se ordenó el cosmos creándose la nueva Tierra, el cielo y el inframundo. Abajo de este último, (pero separado de la figura del universo) se depositaron los restos del antiguo mundo que se convirtió en ultramundo. Ompacatotiotzih (Dios noble) convocó a un consejo a todas las divinidades.

Este evento se llevó a cabo en el cerro de Postectitla, digirido por Ompacatotiotzih. Más tarde se repartieron las comisiones: Hicomexochitl (Siete Flor) y Macuilli-Xochitl (Cinco Flor) se encargaron de la fertilidad agraria y humana. Tonatiuh (Sol) se responsabilizó de iluminar el día, pero como esta labor es muy pesada (pues se tiene que tratar con lumbre) se le pidió a Tlacatecolotl que se valiera de la magia y ayudara a Tonatih; además se le propuso que observara la conducta de los hombres y castigar a los desobedientes. Tlacatecolotl aceptó el ofrecimiento pero pidió a Meeztli (Luna) ayuda para sus labores. A Mikistli se le encargaron los difuntos; Atl (agua) del control y manejo del agua y de fertilidad de la Tierra; Ehecatl (viento) de los vientos benéficos; Ichcatl (algodón) del tejido y la ropa, y así fueron repartidas todas las comisiones con las demás divinidades.

En el libro "Tlacatecolotl y el Diablo (la cosmovisión de los nahuas de Chicontepec)" viene una pequeña leyenda sobre el cerro de Postectitla/Foto ilustrativa: Xiomara Flores | El Sol de Orizaba

En la anterior humanidad el cerro de Postectitla fue tan grande que llegaba al cielo, era la principal morada de los dioses y eje de la unión entre el cielo, la tierra y el inframundo.

Algunos hombres perezosos subían la montaña para robarse los comestibles de los almacenes divinos, por eso los dioses al descubrir estas malas conductas lo partieron en siete partes.

A los dioses de la fertilidad se les asignó el Postectitla, a los guardianes se les entregó el Tepenahuac, Tzoahcali se le asignó al sol, Xochicoatepec a Tlacatecolotl y así fueron repartidos los otros cerros Ayacaxtli, Xihuicomit y Tepeicxitla.