Luego de 31 años avecindada en Xalapa, la versátil creadora Silvia del Socorro Santos Castillo indica que Xalapa es el lugar idóneo donde las disciplinas artísticas se pueden desarrollar y conjugar con expresiones creativas, lo que le da la posibilidad multidisciplinaria.
Pintora, cantante, compositora, jaranera, actriz, la artista nacida en Mérida, Yucatán, ha sido en Veracruz donde ha desarrollado su quehacer artístico bien haciéndose acompañar de una jarana que ahora ha cambiado por la guitarra que le elaboró su esposo Daniel López, en la que transforma poemas y versos en canciones “concretando las palabras para algo que quiero nombrar”, dice Silvia Santos en entrevista para Diario de Xalapa.
De entre los varios proyectos en los que trabaja actualmente sobresale una recopilación de 15 pinturas en acuarela de imágenes de mujeres soneras, en el que hace un trabajo de meditación, puesto que ha interactuado con ellas desde hace muchos años. “Es como tratar de entender la gestual y recordar el ser de cada una de ellas y por eso es como una necesidad del alma”.
A la par crea poemarios con imágenes, con los que integrará un álbum con ilustraciones y poesía, ya que durante estos meses de pandemia ha participado en encuentros de mujeres poetas a través de las plataformas digitales con contrapartes de Colombia, Argentina, y España.
Silvia Santos toma actualmente el curso El oficio de hacer canciones, con la colombiana Martha Gómez, ganadora de un Grammy, quien tiene una forma muy bonita de abordar las canciones como historias. “Estoy muy emocionada con esta posibilidad, porque yo sé que mis canciones por ahí andan”.
Estaba trabajando de base con la jarana, precisa, porque no ha dejado de tocar son jarocho con la jarana como acompañante de sus piezas musicales, que están un poco fuera de lo que es el son jarocho.
Ahora haciéndose acompañar por la guitarra que su esposo Daniel López hizo especialmente para ella, trabaja en la construcción de canciones.
La exigencia de los tiempos actuales le llevó a realizar diez videos en vivo narrando, cantando y contando historias que acompañó con música original, como parte del programa Contigo a la distancia “De aquí y allá cuento y canto”.
Recientemente grabó algunas cápsulas de sones jarochos para las Casas de Cultura del IVEC, lo que va unido con su proyecto Versos de Tierra y Mar, al que desde hace unos seis años agrega una imagen a cada copla que coloca en una cajita, donde en una especie de memorama se empatan. Ya tiene dos cajitas.
También retomó su trabajo de bordado de aretes, más artesanal, que le permite meditar. Todas las disciplinas artísticas mezcladas le permiten reflexionar unas sobre las otras y complementarlas. “Para mí Xalapa es el lugar donde se pueden desarrollar estas expresiones creativas, esta posibilidad multidisciplinaria ha sido lo mejor para mi quehacer”, expresa.
En su carrera como actriz y dramaturga, Silvia continúa participando en el Festival Cultural Mictlán, donde el trabajo inicia desde meses antes con la dramaturgia de las obras en coordinación con el director Hugo López, a través de lo que cuaja su proyecto mismo de escritura.
Con sus composiciones se integró hace seis años el disco Acompañando el nacimiento, realizado a partir de un proyecto del Pacmyc, que habla de la fuerza de las mujeres en el momento del nacimiento de un bebé, de los derechos de éstas al parir y de la necesidad de venir acompañados al mundo. Así como otras canciones que se están moviendo a través de los festivales de poesía, “mi proceso creativo termina haciendo una canción y concretando las palabras para algo que quiero nombrar”, puntualiza, así como que con todas éstas tiene creaciones para grabar dos discos.
Vine a ver qué pasaba en Xalapa
Cuando hace poco más de 31 años Silvia Santos llegó a Xalapa para ingresar a la Facultad de Teatro, porque ya conocía a algunos actores de la Orteuv que se presentaron en Mérida y quedó encantada con su trabajo. “Vine a ver qué pasaba aquí, cómo era la ciudad y llegué a un lugar donde solicitaban un cantante, lo que había estado haciendo en Mérida y me quedé”. Además fue una de las 23 personas aceptadas de entre 500 aspirantes en la Facultad. “En estos lares me ha tocado aprender con gente maravillosa y talentosísima, eso lo he vivido mucho aquí”.
Reitera que su proyecto de pintura con biografías de mujeres es una forma de expresar las diferentes influencias que ha recibido, “es importante nombrar a las mujeres que me hacen fuerte. Siendo mujer nuestro trabajo es picar piedra y muchas veces es como si no hubiera una generación anterior o como si no hubiera otras mujeres alrededor de otra y que también fueran buenas en lo suyo.
Mujeres científicas, médicas, químicas, enfermeras, mujeres que con su voz pueden calmar tormentas, mujeres que son su zapatear pueden llenar espacios en donde habitan y que son ejemplo para otras”.
Si sus proyectos artísticos dicen mucho de Veracruz, lo hacen también de Yucatán, que le heredó el canto, de ahí que desarrolle un proyecto de biografías de las que ya han salido algunas imágenes biográficas en sus canciones, entre las que está su abuela Amparo González, que fue la primera enfermera en Chetumal, en los años 40 cuando era un campamento chiclero.
“A donde yo vaya voy a tener mi casa, que son mis recuerdos, las memorias con estas mujeres, todo lo que viví antes de llegar aquí que también se ha reacomodado con las vivencias en esta ciudad que me cobija, donde también esta el deseo de entenderme como una ciudadana del mundo”, comparte.
Su educación artística le ha permitido entender que “mientras más crees que sabes menos es lo que sabes; esa es la sensación que me acompaña, que tengo que saber más y ser más disciplinada y entregada porque el tiempo sigue pasando y cada vez es menos y cada vez tengo más preguntas de las cosas que no sé”, concluye.