Claudia Sedas, hija del pintor Alberto Sedas (1932-1993), invita a pasar un verano diferente en la zona cafetalera de Huatusco, donde además de tener vistas de paisajes naturales hay oportunidad de conocer el trabajo artístico de su padre.
En la Casa Museo Guillermo Landa, que celebra este mes su segundo aniversario, actualmente exponen “Estampas con agua, obra de Alberto Sedas”; además de los cuadros, hay fotografías e información documental para conocer más de este personaje veracruzano.
¿Cuál es el objetivo de la exposición Estampas con agua, obra de Alberto Sedas?
Para Claudia Sedas, la muestra es un homenaje a un hombre apasionado por lo que hacía, orgulloso de sus raíces y amante de la naturaleza y el paisaje urbano; “un hombre con amplio recorrido por Europa y América, quien con su arte ondeaba la bandera de México”.
“Seguro mi papá estaría muy feliz de volver a ver sus acuarelas en un recinto cultural que lleva el nombre de otro huatusqueño”, expresa quien tiene bajo su resguardo parte de la obra.
Explica que muchas piezas más forman parte de colecciones particulares y públicas, de entre las que destaca la colección en el Museo de Arte del Estado de Veracruz, en el municipio de Orizaba, al formar parte del acervo artístico del Gobierno del estado de Veracruz.
Como anteriormente se habilitó un espacio digital para dar a conocer la obra de paisaje veracruzano, detalla que esta vez lo exhibido es una selección de pinturas de lugares del extranjero.
Claudia Sedas rememora algunos viajes emprendidos al lado de su padre, donde tuvo oportunidad de conocer tanto otros lugares como la forma que tenía su papá para aprehender en un cuadro todo aquello que aparecía ante sus ojos.
“Él nos llevó a muchos viajes. Y como anécdota puedo contar que tenía una idea que ahora me da risa. Comentaba que le gustaba llevar a su familia por si el avión se caía, nos moríamos todos”.
Comparte que cuando había turbulencia, Alberto Sedas dibujaba, hacía garabatos para alejar el temor y mantenerlos entretenidos.
“Yo le decía que me gustaría más que fuera un hombre de oficina, que saliera a las nueve de la mañana y regresara a las cuatro a comer… pero con él todo era sorpresa. Había días en los que se la pasaba pintando; en otros nos íbamos de viaje o él se iba”.
Lo describe como un hombre alegre: cuando caminaba por las calles y escuchaba música, se ponía a bailar. A veces se sentaba en la banqueta a pintar.
“Definitivamente, era diferente a los papás de mis amigas. Me daba pena que se sentara en la baqueta a pintar. Era realmente único”, expresa.
Claudia Sedas manifiesta que el latir y pensar de su papá siguen vivos, tanto en ella como en su hermano y sus nietos.
“Además de pintor, por su espíritu inquieto, incursionó en el periodismo, y una de sus nietas se acaba de titular en Ciencias de la Comunicación y la otra nieta estudia teatro. A mi padre le encantaba. En la casa montaba escenarios, en el corredor colocaba sillas y tablones para que la gente se sentara a ver obras de teatro”.
Otros de sus afectos, la imagen y la estética, narra que están en su hijo, quien hace fotografía, videoactivismo acerca del agua y la tierra, así como asuntos de la comunidad, cuando el abuelo se involucraba en las necesidades de su pueblo. También hay ingeniería civil y la Posada Alberto Sedas, pues uno de los sueños del artista era dar hospedaje a sus amigos.
¿Quién es Alberto Sedas para México y por qué es relevante su obra?
El nativo de Huatusco se formó en la Ciudad de México, en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”.
Quien fuera amigo de Ernesto “El Chango” García Cabral, no se quedó con lo aprendido en México y viajó por diversos países de Europa, así como varias ciudades de Estados Unidos y Canadá, para seguir explorando la técnica de la acuarela y exhibiéndola.
Para saber más de él, queda la invitación para visitar “Estampas con agua, obra de Alberto Sedas", que estará a la vista del público lo que resta de julio, así como agosto, en la Casa Museo ubicada en la avenida 1333, en el Centro Histórico de Huatusco, de martes a domingo, de 11 a 18 horas. La entrada es libre.