Cementerio de Orizaba se viste de gala para festejos del Día de Muertos [Galería]

Sabías que en el día de su inauguración también fue sepultada una persona

Mayra Figueiras | El Sol de Orizaba

  · lunes 30 de octubre de 2023

En el panteón "Juan de la Luz Enríquez" La muerte se vuelve jubilo y clamor, la vida y finitud conviven en un solo espacio para sentirse en familia | Mayra Figueiras | El Sol de Orizaba

Orizaba, Ver.- Como cada año, el Cementerio Municipal “Juan de la Luz Enríquez”, se vestirá de vida y fiesta al convivir con los muertos, levantarlos de su trascendencia, para que el 2 de noviembre vuelvan a recorrer los caminos para comer su comida favorita y reunirse, en espíritu, con su familia.

Así se repite la tradición ancestral en la que los orizabeños participan reviviendo los valores que le dan sentido a la existencia religiosa, de pertenencia al pueblo, de arraigo a sus costumbres.

La muerte se vuelve jubilo y clamor, la vida y finitud conviven en un solo espacio para sentirse en familia, para recordar y dar la bienvenida a los que ya no están: los fieles difuntos.

El camposanto comienza a recibir visitas. Las lápidas se empiezan a colorear, quienes llegan, viven recuerdos, melancolías…; ese es el ritual de fuertes colores, tristezas y alegrías que se conjuntan en el panteón, que se arropa de cempasúchil y terciopelo.

Recorrimos el camposanto mientras la tarde lluviosa se asomaba entre las tumbas, algunas ya están enfloradas y vestidas de amarillo y rosado.

El 2 de noviembre el panteón no es un lugar donde se visite a los difuntos, ese día se viste de vida y se vive conforme a la tradición.

A lo lejos, antes de caer la lluvia, se vislumbra a una pareja de esposos de la tercera edad. En sus manos llevan flor de nube y terciopelo, mientras avanzan con paso lento por la avenida principal, buscando la sepultura que adornarán.

La de los Fieles Difuntos es una de las conmemoraciones con más arraigo en la población, los seres queridos vienen del otro lado a visitarlos, a degustar lo que les cocinan, a disfrutar los olores del cempasúchil, a estar con sus seres queridos. Las familias arreglan las sepulturas, las adornan con flores rojas, naranjas, rosas, blancas en memoria del ser querido que reposa en ellas.

Para saber:

El 1 de agosto de 1884 fue inaugurado oficialmente y ese mismo día se enterró por primera vez un cadáver, que pertenecía a una joven de 14 años y, el día 2, también por primera vez, un vagón del ferrocarril urbano formó parte de un cortejo funerario.