Hace más o menos una década, Ringo Starr, quien este 7 de julio cumple 84 años, publicó un libro que no revelaba secretos sobre sus compañeros, ni de su propia vida como astro musical, sino que se trataba de un breve, pero hermoso cuento para niños, llamado El jardín del pulpo.
Se trata de un libro en cuyas páginas Ringo plasmó, tal cual, la letra de la canción homónima que ocupa el track número cinco del disco Abbey Road” de 1969 de los Beatles y que Ringo arregló junto con George Harrison, quien, a pesar de reconocer que la letra podría pasar por una canción para niños, siempre pensó que guardaba un mensaje mucho más profundo.
Habla de que le gustaría vivir en el fondo del mar, en el jardín de un pulpo, donde él y sus amigos puedan estar seguros bajo la tormenta. Sin embargo, el origen de esta composición, —que sería la segunda que Ringo haría para el Cuarteto de Liverpool y la última como voz principal— es mucho más humano de lo que pueda imaginarse y evidencia las tensiones que había ya entre los músicos que tenían el mundo a sus pies, antes de su irremediable separación en 1970.
El mismo Ringo cuenta en una entrevista que dio en el show del famoso presentador Jimmy Kimmel en 2022, que todo comenzó cuando, después del lanzamiento del noveno álbum de la banda “The Beatles”, de 1968, coloquialmente llamado “El álbum blanco”, Ringo decidió dejarla, pues no se sentía “parte de la banda”. Esto, afirmó el baterista, no era un síntoma unidireccional, pues, al hacerles saber a sus compañeros su molestia, estos le dijeron que tenían la misma percepción de sí mismos.
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Fue así que un buen día, Ringo voló a Cerdeña, una paradisiaca isla italiana, y tuvo dos encuentros con pulpos. El primero, escalando unas rocas cerca del mar con su niñera, quien le dijo repentinamente que cargara a uno de los dos hijos que los acompañaron en el viaje, porque un pulpo estaba trepando su pierna. El segundo, fue durante la comida, en el bote de su amigo y colega Peter Sellers; le habían servido un platillo que nunca había probado: pulpo con papas fritas, algo que contrastaba con la gastronomía británica que sólo conoce el pescado.
Fue en ese momento que, según cuenta Ringo en aquella entrevista, se dispuso a encender un cigarro de mariguana y a disfrutar del placer del sol, la brisa y las olas del Mar Mediterráneo, cuando el capital del barco le contó que los pulpos suelen recoger piedras y objetos brillantes con los que construyen hermosos jardines en torno suyos, una imagen que le pareció en ese momento la mejor idea del mundo para escribir una narración.