Xalapa, Ver.-La riqueza interior es la que ayuda a sobreponerse de la soledad, de la tristeza de haber perdido amistades y familiares y ante la simulación del abrazo que no se puede dar, la sonrisa es lo que nos queda para consolarnos, dijo la decimista tlacotalpeña Socorro del Carmen Gutiérrez Vásquez.
La maestra y formadora de docentes jubilada del gobierno del estado trabaja activamente en la Coalición de Pensionistas Independientes del Estado de Veracruz (Copipev), a la vez que escribe y toma clases de narrativa vía zoom, forma en la que tuvo que aprender a trabajar y que para quienes viven solos representa la opción de verse, platicar con alguien y sobre todo aprender cada día disciplinas que le enriquecen la vida.
Aunque la décima la trae en la sangre, de su tierra, de sus familiares y parientes como Mono Blanco, la empezó a crear al jubilarse, lo que le ha permitido participar en su tierra en las celebraciones de la Candelaria, lo que le llena de orgullo al comprobar que sí puede ser “profeta en su tierra”, a pesar de ser mayor que muchos de los participantes. Cuando tiene la oportunidad de decir sus décimas lo hace, porque “hay que tener el valor de hacerlo”, así cuando ve a los músicos jarana en mano les pide la dejen dar a conocer sus décimas que espera poder publicar pronto a través de alguna institución.
Así cuando apenas empezó la pandemia, ella escribió sus décimas en las que decía que si no era para el verano, sería para el otoño en que se daría el reencuentro, sin embargo ya es invierno y la gente debe seguir resguardándose, asentó.
Fue entonces cuando ante la incapacidad de tomar clases presenciales, tuvo que hacerlo vía zoom con el maestro y escritor Édgar Aguilar, con quien ha podido desarrollar la escritura creativa a través de varios cuentos, con lo que ahuyenta la tristeza.
La imposibilidad de dar el abrazo, de acompañar, a la familia y amigos que han perdido familiares ha sido para ella muy fuerte, pues la cultura en México es la del abrazo que nos llena, y pretender que se da abrazo ha sido muy difícil.
De ahí la importancia que cobra una sonrisa, aunque sea con los ojos, ahora que los cubrebocas no permiten reconocer a los seres queridos; si bien no está sumida en la tristeza ha tratado de procurarse una vida y acomodarse a los tiempos que le han tocado vivir y sacar inspiración de ésta para continuar escribiendo cuentos fantásticos, otros en los que relata anécdotas de su niñez, los recuerdos de su abuela y quienes les contaban los cuentos.
Si bien la pandemia ha hecho estragos en la vida de todos, hay que continuar porque la vida sigue recomienda con alegría Socorro del Carmen Gutiérrez.