Aunque acepta que hay desventajas para la lectura en la era digital, el doctor en Investigación Educativa Alberto Ramírez Martinell declara que también hay mucho por descubrir, aplicar y obtener mejores resultados, especialmente en la lectura académica.
¿Qué ventajas tiene la lectura digital?
Mayor acceso a materiales, construcción de una biblioteca digital, aprovechar aplicaciones para la lectura y organizar las lectura de manera codificada son algunas de las ventajas mencionadas.
Formatos y tipos de dispositivos para lectura digital
Con el fin de brindar un panorama de las opciones de lectura, el profesional del Centro de Investigación e Innovación en Educación Superior de la Universidad Veracruzana nombra los textos en formatos digitales rígidos como PDF, EPUB, TXT, DOCS y audiolibros.
En cuanto a la lectura en dispositivos, enumera las tabletas, computadoras personales, “ebook readers”, lectura en línea y los teléfonos inteligentes, que sí pueden ser incómodos para la vista o presentar muchas distracciones.
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Beneficios de la lectura digital
Al ahondar en los beneficios, se refiere al acceso a un mayor número de textos y en la mejora en la distribución, anotaciones en archivos mediante “adobe reader”, marcadores con “vista previa”, aplicaciones para la lectura como GoodReads, Wattpad, iBoks, Kindle y ReadEra.
Además, para la codificación de unidades hermenéuticas nombra Atlas.ti, MxADA, QDALite, así como acceso al texto OCR (Optical Character Recognition).
Enfatiza que en los textos académicos asistidos por TIC se pueden emplear “software” para el análisis de datos cualitativos y revisiones sistemáticas de literatura.
También, establecimiento de categorías, subcategorías, diagramas de relaciones y mapas bibliométricos, además de nubes de palabras.
“La lectura de documentos asistida por TIC es muy útil, con resultados que impactan en el aprovechamiento”, expresa.
¿Cómo se puede charlar con el texto?
Sostiene que son tiempos de nuevas narrativas y prácticas de pre-lectura asistidas por inteligencia artificial generativa (IAGen), pues es posible romper la linealidad de la lectura, charlar con el texto u emplear la IAGen para hacer resúmenes, preguntas de mediación y de comprensión.
Opina que si se trascienden la trampa y los atajos, hay una nueva etapa que pude servir en todos los niveles educativos. Compara el uso responsable de la IA con tener “un par, un estudiante brillante que puede ir explicando, poco a poco”.
En cuanto a quiénes leen de manera digital, dice que los estudiantes de licenciatura y posgrado, y en un contexto inicial donde el uso de la tecnología es una afrenta, y lo que se busca es su bloqueo y prohibición.
Opina que desde el inicio de la IA hay tres momentos: fascinación, desencanto, y ubicarlo en su justo lugar. “Ya estamos llegando al justo lugar con tres tipos de usuarios, los expertos-informáticos, expertos no informáticos y los estudiantes, los rezagados, los que apenas la están usando y los que no confían".
¿Qué pasa con los nuevos lectores?
En la era de lectura digital, apunta, los lectores no se saben aburrir, se desesperan, se distraen, no se comprometen fácilmente y van de la televisión a cambiar de aplicaciones.
Por otra parte, considera que usar la tecnología para hacer trampa y apropiarse de textos está mal, debe usarse para mejorar. También subraya que cuando se compromete el objetivo de aprendizaje, es cuando hay problema.
El integrante del Sistema Nacional de Investigadores se pronuncia por el desarrollo de un “modo de ser bueno”, donde más allá de lo tecnológico debe haber respeto y honestidad.
Desventajas de la lectura digital
En foro coordinado por la Editorial de la Universidad Veracruzana, Ramírez Martinell, mencionó que en la era digital pudiera haber nostalgia por el libro como objeto cultural, pues es real la modificación de la experiencia de lectura.
Además, está la pérdida del subrayado convencional, del uso de códigos, del doblado de páginas, del uso de separadores, hojitas y clips. También, pérdida de la memoria espacial, mayor dificultad para concentrarse y desvanecimiento de la sección de lectura.
Nota publicada originalmente en Diario de Xalapa