Orizaba, Ver. - Desde niña, Nubia Clarisa Mena Durán estuvo presente en escenarios con la danza regional, estando dos años practicándolo, pero la inquietud por aprender otros movimientos la llevaron a practicar danza árabe.
La originaria de la ciudad de México, desde niña se vino a vivir a Orizaba y durante su etapa estudiantil en preparatoria notó que sus amigos bailaban en grupos folclóricos, lo que despertó en ella el interés de volver a los escenarios enfocada en este género.
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"Investigué varias compañías y durante seis años estuve en una como bailarina avanzada, luego quería dedicarme profesionalmente y en el 2019 hice una audición para el ballet de Amalia Hernández, pero en la segunda etapa ya no pude avanzar, pero me quedó la satisfacción de que lo intenté".
Confiada de su talento, en ese año ingreso a Sones de México, dónde ha logrado proyectos personales y con el grupo se están sumando presentaciones nacionales e internacionales.
Nubia, comenta que poder estar sobre los escenarios desde niña le ha llamado la atención, pues ve como al público asistente le gusta lo que hacen y el asombro que se genera en ellos, cuando los movimientos se acompañan de abanicos, listones, ollas y flores.
¿Cuál fue su primera presentación?
Recuerda que su primera presentación de folklor fue a los 8 años en el teatro Tepeyac de la Calzada Guadalupe, en la Ciudad de México, pero desde niña sintió que la cultura de la gente de allá no era la misma, pues notó el énfasis y emoción de los orizabeños cuando pudo zapatear en templetes de la ciudad.
Cómo bailarina ha estado en escenarios como el Teatro Ignacio de la Llave, el Auditorio Metropolitano y en escenarios de Oaxaca, Zacatecas y la Ciudad de México. Espera con Sones de México una presentación fuera del estado de Veracruz.
Para ella la confianza y el compañerismo son herramientas y palabras que definen ser parte de Sones de México, "agradezco a la vida que al ser un ballet nuevo podamos tener oportunidades internacionales, el equipo nos ha hecho crecer y ser reconocidos".
Cuestionada sobre cómo vivió la pandemia de Covid-19, ya que los escenarios se cerraron, señala que fue complicado pues sus ensayos se tornaron a dos o tres personas por 1 hora y luego, cuando se permitieron las presentaciones, el uso de cubrebocas y caretas era parte de la vestimenta, sin embargo, esto afectó a los bailarines porque las expresiones faciales son parte de su labor.
"Las expresiones llaman a la gente y al impedirnos muchas cosas no se disfrutaba y las redes sociales fueron una plataforma importante y aunque no fue lo mismo fue un impulso, ahora ya es diferente".
La joven de 20 años ha recibido todo el apoyo de sus padres, "dejé la carrera de ingeniería ambiental por seguir mis sueños y ser bailarina profesional, se suman ahora para recaudar fondos para los viajes y el vestuario".
Lo que empezó como una actividad extraescolar, ahora la ha llevado a grandes escenarios de la región y espera poder llegar más lejos continuando con el baile, la cultura y folklore de México.