Orizaba, Ver.- Con la entrega de reconocimiento por su participación en el recorrido, en Orizaba, de la Antorcha Olímpica de los XIX Juegos Olímpicos México 1968, autoridades municipales y los hombres y mujeres deportistas, recordaron la odisea atlética al cumplirse el 55 aniversario.
Emocionados porque volvieron a vivir, aunque de manera simbólica, el momento que experimentaron siendo jóvenes, los atletas agradecieron haber recibido esa oportunidad, que coincidieron les cambió la vida.
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Don Hilario Dávila Ramírez recuerda que previo al evento para seleccionar a quienes correrían con la antorcha, se hizo una selección de mil corredores, de ellos solo participaron 52, cuarentaisiete efectivos y cinco suplentes. El recorrido comenzó en la Facultad de Ciencias Químicas y la entregaron en los límites de Veracruz con Puebla; ese fue el tramo que corrieron los 47 atletas portando la antorcha olímpica.
“A mí me tocó en la montaña, lo más difícil; en ese entonces tenía 18 años, ahorita tengo 72, fue una experiencia muy bonita”, dice emocionado mientras porta la antorcha.
Enfatiza que haberla vivido le sirvió y cambió su vida. “Es formación personal porque significa disciplina, constancia y eso sirve para la vida futura, en el trabajo; lo aplicas y te marca a través de los años, a mí me pasó, me dejó una huella muy fuerte de constancia, trabajo, de honestidad y logré todo eso gracias a Dios, hoy estoy pensionado y feliz porque todo eso me dejó el deporte”.
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A los jóvenes les invita a involucrarse, desarrollarse en algún deporte y dejar a un lado las redes sociales. “No se han dado cuenta de que hacer ejercicio los mantiene sanos y con la mente limpia y pueden desarrollar bastantes cosas. Las redes sociales los absorben y no ven el mundo como es, viven algo ficticio. Además es importante por la edad, que desahoguen su energía en el deporte, se nutran de muchas más cosas y socialicen, porque ya no lo hacen”.
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Durante la ceremonia protocolaria que se realizó afuera del Palacio de Orizaba donde colocaron el pebetero, Rogelio García Camacho, también deportista, en representación de quienes fueron reconocidos, recordó que la antorcha que portaron el 8 de octubre de 1968 cuando pasó por estas tierras el fuego olímpico, pesaba 3 kilos pero la cambiaron por otra más ligera, ya que llevarla mientras corrían era difícil porque ese día hacía mucho calor.
“Llevar la antorcha significó llevar la esperanza que ilumina nuestro camino, la luz de la misma significaba la iluminación espiritual y el conocimiento. Somos una generación del cambio, en el 68 hubo un parteaguas históricamente para México y hoy estamos consolidando a nuestro país como un país emergente muy visto a nivel mundial”.
A sus compañeros de experiencia dijo que fue un gusto verlos reunidos nuevamente y, a las autoridades locales agradeció el gesto de reconocerlos.
Autoridades locales y deportistas colocaron una ofrenda floral ante el pebetero, en memoria de aquellos que también portaron el fuego olímpico, pero se adelantaron en el camino.
Para saber:
El 8 de octubre de 1968, a las 20:36 horas, la Antorcha de la Amistad y la Paz llegó a Orizaba ondeando a los cuatro vientos su cabellera de fuego, ante la jubilosa mirada de millares de vecinos y después de un recorrido triunfal de 178 kilómetros por tierras veracruzanas y 47 días de travesía desde las tierras que bajan del Monte Olimpo.
El pebetero que en esa ocasión recibió el fuego olímpico permanece en el Complejo Deportivo Orizabeño (CDO) Sur.