Entrar a un museo suele verse como una actividad aburrida; recordamos que en la escuela alguna vez nos llevaron y, por lo tanto, lo asociamos con la educación y lo obligatorio; sin embargo, ir al museo es una actividad recreativa, tanto como ir al cine o al teatro.
Azminda Román Nieto, coordinadora del área de Servicios educativos del Museo de Antropología de Xalapa (MAX) y miembro fundador del Observatorio Universitario de Museos, indica que es necesario que se rompa con la idea de que los museos son sitios intocables hechos solo para observar, y comenzar a plantearlos como puntos de encuentro donde quien asiste puede descubrirse.
“Los museos son zonas de contacto donde al entrar se puede tener un diálogo del pasado con el presente, podemos ver cómo era concebida la humanidad desde otra perspectiva, cómo nos veíamos como humanidad; es un diálogo también con el arte. Los museos nos muestran cómo somos, quienes somos, y hacia donde vamos como humanidad, ahí está su valor social”, indica la también catedrática de la Facultad de Antropología de la UV y miembro de la Asociación Mexicana de Interpretes del Patrimonio en México.
Interés desde casa
Azminda Román indica que mucho ha pesado a lo largo de los años esta idea de que el museo es un espacio culturizante que pertenece al plano educativo y eso ha originado, primero, que en los hogares no haya un interés por asistir a ellos.
“Las familias suelen tener otros intereses o preocupaciones y entonces en lo que menos piensan es en darle herramientas a las siguientes generaciones para que se puedan ir formando y dando una idea del mundo”, indica.
Desde pequeños—agrega la académica— no nos enseñan a visitar un museo, a formarnos como público, “y no nada más para ir a un museo, sino también cualquier sitio patrimonial: una galería, una zona arqueológica, un monumento histórico, etc., preferimos otras actividades, entonces el cambio tiene que venir de ambos lados: del museo y de las familias”.
Señala que si bien es cierto que los museos son espacios que tienen un extraordinario valor educativo, también tienen un gran impacto social, “porque son espacios nobles que permiten albergar cualquier mirada y que permite decir lo que en su momento se había considerado indecible; es decir, los museos son espacios que tienen un posicionamiento económico, político, cultural, social; pueden albergar todas las miradas posibles, porque nos están mostrando al mundo”.
Cambiar la mirada
En su momento, agrega Azminda Román, los museos regaron mucho esta idea de que “asistir a estos lugares es algo culto, y ha sido un esfuerzo titánico de los museos quitar mucho esta perspectiva de que los museos son aburridos, porque se dijo que eran las catedrales del conocimiento y sus grandes templos son nada más para ver y resaltar la parte estética, pero de repente los profesionales de los museos dijeron ‘pues no, estos paradigmas se tienen que cambiar, estas ideas, concepciones, y hay que centrarnos en los públicos’”.
Indica que los museos se deben a los públicos y ahora se trabaja para que desde la primera vez que alguien va se atrape su atención para que quiera regresar.
“A nivel personal yo también tenía esa idea de que los museos nos iban a enseñar, nos iban a mostrar la parte formal y que había que mostrarles a las personas todo lo que las colecciones nos dicen; pero en la trayectoria me di cuenta que siempre quienes trabajamos en el museo hacemos un ejercicio hacia afuera, es decir, mostrar las colecciones, la información, para que el público venga; pero pocas veces nos deteníamos a ver qué era lo que justamente los visitantes nos decían”.
Como parte de su trabajo en el MAX, la arqueóloga coordina la actividad los Cuates del MAX (que se realiza los domingos, pero actualmente está suspendida por la pandemia), donde se brinda a niñas y niños la experiencia de conocer las colecciones del museo y realizar actividades manuales.
“Me llevé la gran sorpresa con los Cuates del Max que mucho de nuestro trabajo se veía nutrido por las voces de estas niñas y niños que nos visitaban y nos ponían a pensar en cosas que no habíamos tomado en cuenta, nos ponían a mirar de las colecciones cosas que nosotros no nos habíamos preguntado”, señala.
Esta experiencia le ha ayuda a reforzar la idea de que el museo es más allá de la colección o exposición que se exhibe, sino la confluencia de la colección, visitante y el profesional del museo.
“Desde 2019 hay un debate sobre lo que es un museo en la realidad, definirlo como tal, y hemos coincidido en que sí, un museo hoy en día sí investiga, sí conserva, sí resguarda, sí muestra, sí es para disfrutar, pero de manera particular lo concibo como esta entidad dinámica, orgánica, viva, que está en constante transformación, en constante cambio, que justamente la mirada va para allá, hacia las personas”, puntualiza Román Nieto.
Ejemplifica que, con la mirada puesta en el visitante, hay actualmente una tendencia también de crear museos consultorios, es decir, que se está tomando en cuanta la mirada de los públicos para armar las exposiciones y actividades, “se está buscando que las comunidades estén presentes como una parte integral de a dónde van los museos”.
Nuestra historia y futuro
En el Observatorio Universitario de Museos, Azminda Nieto, junto a otros colegas, se encarga de generar estadísticas para saber con qué museos se cuenta en la entidad, de qué tipo son y hacia dónde van.
Señala que de acuerdo con el registro hecho hasta 2019, Veracruz cuenta con 69 museos, en su mayoría dedicados a historia regional; Orizaba es el municipio con más museos, con 20 espacios; le siguen Xalapa y Veracruz, que tienen nueve museos cada uno.
“Los museos también son vistos como estos espacios de la memoria, y a veces parece que tenemos poca memoria; se nos olvida todo lo que ha pasado y es importante por ello visitar los sitios patrimoniales, ya sea museos, zonas arqueológicas o galerías, porque nos van a enseñar nuestra calidad de vida, es decir, este bienestar colectivo de entendernos mucho más allá de este proceso económico y político en el que estamos inmersos; la calidad de vida nos vuelve humanos”, indica la académica.
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Román Nieto indica que lamentablemente cuando se visita un museo nos topamos con la historia, con lo que sucedió hace muchos años y ahí nos empezamos a dar cuenta de nuestro paso por la tierra, y hacer conscientes de que muchas cosas que pasan actualmente pudimos haberlas, tal vez no detenido, pero sí enfrentado mejor, si tuviéramos ese ejercicio de reflexión en los museos.
“A través de los museos lo que se busca en cuestionar nuestro hacer; el visitar un museo nos va a traer a la memoria el pasado y reflexionar que ya sucedieron algunas cosas, por ejemplo, que ya hemos vivido pandemias, y ser conscientes que como humanidad estamos en constante cambio; al ver la historia podemos saber cómo antes se concebía el mundo, cómo vivían y entonces vamos a encontrar cosas muy similares que nos ayuden a nuestro presente y futuro”, explica Román Nieto.
Finalmente, la arqueóloga invita a escuchar la charla “Experiencias significativas en el museo, entre lo presencial y lo virtual”, que se realizará el 21 de septiembre a las 17:00 horas como parte de las actividades de Tardes de Ciencia, de la UV. El link para disfrutar de la charla es https://sabadosenlaciencia.webex.com/meet/tardesdeciencia o bien se transmitirá por Facebook en SabadosenlaCienciaXal