El término “fauna feral” se utiliza para denominar a todos los animales de origen doméstico que, por situaciones de abandono por parte del humano, recuperan sus comportamientos silvestres para poder sobrevivir por sí mismos.
Algunos ejemplos de fauna feral son los: conejos, cerdos, gatos y el que nos ocupa aquí; el de los perros.
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Los perros ferales se originan por abandono, que buscan sustento en zonas apartadas de los asentamientos urbanos y rurales, creciendo con escaso o nulo contacto humano, sobreviviendo por su cuenta y asemejándose en comportamiento mucho más a sus parientes los lobos o coyotes, perdiendo el comportamiento de los perros domésticos.
¿Qué problemas acarrea la fauna feral?
Aunque a primera vista pudieran parecer inofensivos, lo cierto es que los animales ferales generan toda una serie de problemáticas para los ecosistemas en los que se adaptan, pues su alimentación y multiplicación son casi siempre incompatibles con el equilibrio de los ambientes.
En cuanto a su dieta son omnívoros, sin embargo, los perros ferales se sustentan mayoritariamente de la cacería, depredando a todo animal que tengan a su disposición, incluyendo animales de granja e incluso pueden llegan a atacar humanos.
¿Perros ferales en Veracruz?
En nuestro estado se tiene constancia de perros ferales solitarios o en jaurías de tamaño variable en varias zonas naturales: los bosques del cofre de Perote, las altas montañas y la sierra de Zongolica, son algunos de los sitios en donde se ha reportado la presencia de estos animales.
Las zonas naturales de Veracruz en las que los perros ferales habitan, hay disponibilidad de algunas presas como: roedores silvestres, conejos, tlacuaches, armadillos y hasta del pequeño ciervo conocido como temazate, afectando también a depredadores locales, reportándose incluso enfrentamientos directos con coyotes. Además, fungen como fuente de enfermedades para poblaciones locales de animales.
* Facultad de Biología, UV.
Nota publicada originalmente en Diario de Xalapa