Zongolica, Ver.- A consecuencia del cambio climático, el caudal de ríos y el aforo de manantiales disminuye en esta temporada un cincuenta por ciento, lo que provoca escasez de agua entre las familias indígenas de la Sierra de Zongolica, expresó el ambientalista Miguel Ángel De la Torre Loranca.
Menciona que actualmente se experimentan climas extremos porque el planeta se está calentando, lo cual provoca que las cuatro estaciones del año dejen de estar marcadas y, ahora haya calor, lluvia y tormentas extremas.
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¿Por qué se están secando los arroyos en la sierra de Zongolica?
Reconoció que la gente se queja desde los primeros meses del año, de temperaturas elevadas y falta del vital líquido y, a partir de junio vuelve a enojarse por el exceso de agua de lluvia. Estos cambios son experimentados a nivel global y la región de las Altas Montañas no está exenta.
“La mayoría de los arroyos se secó por tres circunstancias: talaron el bosque que abastecía de agua a estos manantiales y, entubaron los que quedaban; la gente no deja ni siquiera el gasto ecológico para que los seres vivos sobrevivan y, el cambio del clima, que causó que bajen los niveles normales”, añadió.
Ejemplo de esto es el río Macuilca, un atractivo natural que recorrían muchas familias de la región para irse a nadar y refrescarse, ahora son puras piedras
Añadió que con la construcción de la hidroeléctrica se desvió el curso del agua, no se tuvo la previsión de que fuera disminuido el caudal y, “el panorama que ahora tenemos es que en el río de Macuilca, -que está en la zona baja de Zongolica-, actualmente se seca en su totalidad.
“Solo quedan pequeños escurrimientos, lo que ha generado un impacto directo a la población, pues donde tenía un centro de recreación toda la Semana Santa, ahora ya no cuenta con un río amplio, grande y caudaloso donde los niños, jóvenes y familias convivían; lo mismo pasa en la mayoría de los arroyos, que han disminuido hasta un 70% su caudal”, aseveró.
En peligro la cascada de Atlauitzia
Consideró que si no este año, el próximo, la cascada de Atlauitzia se quedará sin agua, esa cascada que le da miles de visitantes a la Sierra de Zongolica se verá desaparecer cómo está desapareciendo el último glaciar del Pico de Orizaba, el de Jamapa y, “como seres humanos, nos tenemos que adaptar”.
Esto, dice, es el costo de ser miles de millones de habitantes en el planeta, millones de habitantes en este país, que todos los días calientan el agua, la comida que, generan calor al trasladarse en vehículos. Son miles y miles de ciudadanos que todos los días contribuyen al calentamiento global, mismos que sufren los efectos en el cambio del clima y tienen que adaptarse y almacenar agua para aguantar la temporada de estiaje.
Por ejemplo, ahora en Zongolica, a partir del parque hacia la zona baja, la colonia Indeco no tienen agua, “prácticamente la mitad del pueblo de Zongolica ya está sufriendo la escasez del agua y apenas estamos comenzando marzo, el primer mes de sequía, falta abril y mayo, yo creo que a mediados de junio se empezarán a recargar los mantos acuíferos”, dijo.
La escasez de agua no es un tema que agrade a los pobladores, pero es una realidad
El panorama no es alentador, refirió, pues en la sierra, la gente de muchas comunidades tiene que caminar mucho para buscar agua en los pocos manantiales que quedaron libres.
La mayoría de manantiales, se acostumbra en la sierra, que los venda un particular, -aunque son bienes de la Nación-, el que lo compra hace una caja de captación que atrae más agua de lo que genera en manantial, para no dejar caer ni una gota; esto afecta a la naturaleza y a los que viven en la localidad, que no pueden ocupar el agua porque ya la vendieron y, el problema es que con ese dinero no pueden ir a comprar agua al bosque.
Destaca que es necesario reforestar, pues más del 70% de los bosques se está perdiendo por diferentes actividades humanas, principalmente la agricultura y, eso está ocasionado que las sequías sean más marcadas porque no hay bosque que retenga el agua, “solo tenemos suelos descubiertos de bosque, que hacen que se evapore más rápido el agua, se pierda al instante y eso causa un efecto de desertificación por deforestación, se está volviendo árido”.
Antes, agregó, no se veía que la tierra se agrietara, ahora ya se ve, así como derrumbes, porque el suelo se contrae al deshidratarse por la gran exposición al sol y eso causa no sólo sequía y falta de agua, sino el cambio del ecosistema.
“Tenemos que hacer el compromiso de reforestar, de sembrar más árboles, de dejar el gasto ecológico y no entubar los manantiales hasta secarlos, sino dejar que el agua corra porque los animales, los seres vivos necesitan del vital líquido y, lo más importante, que hagamos un uso eficiente y colectivo del agua, pues por lo regular, unas comunidades acaparamos los manantiales y no les damos a las otras”.
Mucho se hablaba de que las próximas guerras serían por el agua, recuerda, pero ya estamos peleando por el agua, eso sucede ya en muchas ciudades donde están sufriendo por la falta de la misma.
Se hacen campañas para reunir dinero y reforestar, lo hacemos, pero esos árboles se pierden, no se les deja convertirse en árboles adultos que formen un bosque, un ecosistema que no solo dé vida a la fauna silvestre, sino que conserve y capture el agua y lo más importante, que estabilice la temperatura.
“Si hacemos el ejercicio de pararnos en medio de la calle sentiremos una sensación térmica increíble y, si nos metemos bajo la sombra de los árboles sentimos una frescura exquisita; esa es la función que hacen las montañas de la sierra de Zongolica para las zonas metropolitanas de Orizaba y Cordoba. Hay que voltear a la sierra y ayudar a conservar el bosque, no solo señalar a los pobladores de talamontes que destruyen todo”.
Dijo que muchos quitan el bosque y siembran para sobrevivir, pero ya la población es mucha. Se necesita un balance, que los pobladores y autoridades se comprometan con sus montañas, que les aportan agua para conservar el bosque y, quienes viven en el bosque deben recibir un pago, una retribución por conservarlo.
Y es que aparte del calor, la sequía y los aires se suman los incendios forestales porque todavía hay quienes hacen quemas agrícolas sin ninguna precaución y, provocan fuertes incendios que terminan con grandes extensiones de bosque y eso repercute en que cada día haya menos litros de agua para el consumo humano, concluyó.