Con el desecho de coco, Lucía Córdoba Ruiz inició hace cuatro años el emprendimiento al elaborar macetas artesanales con la técnica japonesa “kokedama” que da una segunda vida a un desecho que terminaría en la basura.
Ella es una xalapeña que recolecta los remanentes del mencionado fruto para apoyar al medio ambiente, pero también para obtener recursos económicos con la elaboración de macetas que son biodegradables.
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Lucia mostró sus floreros en los pasillos de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Veracruzana. Fue invitada por la Unidad de Género, en el marco del Día Internacional de la Mujer, para participar en la venta Semillas del Cambio: Encuentro de Mujeres Emprendedoras Agrícolas.
¿En qué consiste la técnica japonesa “kokedama”?
Explica que con esta técnica japonesa elabora macetas para cultivar plantas para el interior de los hogares sin utilizar envases de plástico.
Dice que en el caso de los asiáticos utilizan una capa de musgo que sirve para proteger las raíces de plantas, pero ella las realiza con fibras de cocos.
Indica que optó por no recurrir al musgo porque es una capa vegetal que está en riesgo, por lo que lo cambió por los desechos del coco que quedan muy bien y le proveen de belleza a sus macetas biodegradables.
Señala que con estas macetas las plantas requieren de menor cantidad de agua. Recomienda que se les riegue cada ocho días porque las fibras del coco absorben el agua como si fuera una esponja, la retienen por más tiempo y eso favorece mucho su uso.
¿Cuáles son los beneficios de las macetas de coco?
Córdoba Ruíz remarca que los beneficios que tienen estas macetas “es que dan vida”. “Son armoniosas en cualquier estancia, purifican el aire, reducen el estrés laboral, absorben malas energías, humidifican el aire, reducen el ruido y generan sensación de relax”.
Sobre la forma en la que recolecta las fibras del coco, comenta que a los vendedores de este fruto en la ciudad les ha pedido que le guarden sus desechos, porque lo tiraban a la basura. “Nosotros los recogemos y llevamos a nuestro taller para convertirlos en macetas artesanales”, dice.
Se pueden utilizar para cualquier tipo de planta, pero no lo recomienda tanto para las que tienen flores, porque requieren más agua. Lo mejor, agrega, es colocar suculentas, anturios y orquídeas, entre otras plantas de interior.
Comenta que con este emprendimiento se siente feliz, porque se ayuda económicamente al rescatar un desecho y darle una segunda vida. Es una técnica que da segunda vida a las fibras del coco y, principalmente, porque evita utilizar una vasija de plástico que finalmente se convertirá en basura.
Publicado en Diario de Xalapa