Hablar de manera general de los daños por incendios forestales no es lo más adecuado; cada uno de ellos tiene sus particularidades, pero se puede destacar la afectación a escarabajos y abejas, fundamentales para el equilibrio de los ecosistemas, expresa el especialista en Biotecnología y promotor forestal comunitario Fortino Cruz de la Cruz.
Menciona que poco se habla, pero si no se protege la ceniza, el aire, la lluvia o factores antropogénicos la arrastran hasta los ríos y arroyos, con lo que también se altera el grado de supervivencia de otros microorganismos. Subraya que no se trata de contaminación sino de alteración.
“Si la lluvia y el viento arrastran estos materiales, también van ahí algunas semillas que no se queman, que logran sobrevivir. El incendio causa estragos en terrenos forestales y en terrenos agropecuarios”, puntualiza.
Entrevistado en el marco de la temporada de combate de incendios forestales, explica que el tiempo de recuperación luego de un siniestro es variable.
“Si el incendio es en un acahual, donde prácticamente hay especies menores, la recuperación tarda entre uno y cinco años; si son especies prácticamente forestales, aproximadamente 80 años y, según la literatura, puede durar siglos porque hay especies difíciles de recuperar”.
El socio fundador del Colegio de Biólogos Profesionales de Veracruz (Cobiolprover AC) subraya que el futuro del bosque forestal depende mucho de cómo se proteja el suelo.
Reitera que cuando ocurren los incendios se pierden muchos microorganismos muy importantes en el suelo y subsuelo, además de flora y fauna. Y en cuanto a insectos como las abejas y escarabajos, el impacto radica en su valiosa función para contar con algunas semillas y frutas, alimentos de los cuales animales y humanos nos alimentamos.
Abejas y escarabajos
Al ahondar en las afectaciones a abejas y escarabajos, enfatiza en el valor de las abejas como polinizadoras y, en el caso de los escarabajos, detalla que la gran mayoría se alimentan del estiércol de algunos animales que viven allí en los bosques, lo digieren y lo convierten en un abono orgánico.
El abono queda en el suelo, crecen algunas especies vegetales y, desde ahí, otros organismos se alimentan de esas especies vegetales. Su lugar en la cadena trópica es muy importante, especifica.
Añade que algunos escarabajos también hacen unas pequeñas cavernas o túneles en el subsuelo, lo cual beneficia en la aeración -que haya oxígeno en el subsuelo y puedan subsistir otros microorganismos que tienen mucha importancia científica y ecológica para el ecosistema-.
Sobre la prevención de los incendios, indica que el cuidado de los terrenos no es tarea exclusiva de los ejidatarios, comuneros o productores, sino también de todas las personas, incluidos los niños, niñas y adolescentes, a quienes se les debe brindar educación ambiental.
Regulación del fuego
En el tema de la regulación del uso del fuego, recuerda que existe la Norma Oficial Mexicana 015 emitida por la Semarnat y la Sagarpa, aplicable en los terrenos forestales y agropecuarios.
Este documento establece las especificaciones técnicas de métodos del uso de fuego, así como criterios y algunos procedimientos de cómo pueden participar la sociedad civil y los tres niveles de gobierno en este tipo de incendios.
Enfatiza que no se puede negar que hay productores que se dedican a esta actividad forestal y prácticamente de ello viven; además, algunos productores agropecuarios dejan también algunos manchones en sus predios, algunos árboles o especies, y de alguna manera también se consideran productores forestales (silvicultores).
En el control de incendios apunta que sí llega a haber participación de la sociedad civil pero, subraya, prácticamente quienes deben hacerse cargo son las brigadas especializadas.
La mejor ayuda, dice, es prevenir: cuando se acuda a un bosque no se deben dejar cristales o materiales que puedan ocasionar un incendio.
“La gran mayoría de las veces, los incendios forestales ocurren por factores antropogénicos, es decir, el culpable es la especie humana. Otros factores son el viento y personas que no tienen una educación ambiental, van al bosque y a veces dejan colillas o alguna fogata sin apagar totalmente”, dice para luego reiterar el exhorto a cuidar los bosques y reflexionar sobre las acciones individuales.
Nota publicada originalmente en Diario de Xalapa