Orizaba, Ver.- Con la dedicación y secretos que aprendieron de sus antepasados para preparar uno de los platillos típicos de la gastronomía mexicana como lo es el mole, amas de casa que habitan en la colonia Barrio Nuevo y son parte de la Parroquia de nuestra Señora de la Asunción, realizan hoy y mañana la Feria del Mole.
Combinando sus habilidades en la preparación de este manjar y su fe, trabajanro con anticipación para tener todo listo para este fin de semana, pues saben que a comer y a comprar los alimentos que preparan llegan no solo vecinos de esa colonia, sino familias de otras partes de la ciudad e incluso de municipios de la zona.
Doña Celia Celiseo Almanza platica que a mitad de semana comienzan a preparar la pasta con todos los ingredientes que ya tienen listos: tuestan los chiles y los desvenan, fríen las especies y muelen con plátano, pasas, almendras, chocolate, ajo, cebolla, galletas, pimienta, clavo, etc.
Guajolote, el secreto de cocina
Otro ingrediente que le da sabor es la carne de guajolote y pollo que cuecen y reservan con mucho cuidado para que esté listo y dé más sabor al platillo, que es acompañado por con arroz y tamales de frijol, que son inseparables del mole.
Dice que en la preparación y elaboración de los platillos participaron entre 15 y 20 personas, quienes prepararon cuatro cazuelas grandes de mole, mil cien tamales de frijol, además de cacerolas con arroz y también agua fresca.
Señala que cada año se realiza esta feria en los primeros días de octubre y tiene una intención: reunir fondos para realizar obra en la parroquia y, también para apoyar al Seminario Diocesano La Sagrada Familia. Por eso la gente se organiza con anticipación.
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Conservan una tradición antigua
Además de conservar una tradición gastronómica que data de hace muchos años en esa parroquia, que es la única en la ciudad de Orizaba que tiene mayordomía, busca también mantener una expresión cultural de la zona como lo es una boda indígena.
Mientras se realiza la vendimia, la pareja contrayente camina en procesión acompañada de figuras de gran tamaño y una banda de música hasta el templo, donde se casarán.
Además de familiares y amigos de la pareja, que portan vestimenta que usaban los antepasados indígenas: las mujeres usan falda de lana negra, blusa blanca, faja de color rosa y reboso; mientras que los varones visten pantalón y camisa blanca de manta.
Así, habitantes de uno de los barrios más antiguos de la ciudad cuida, conserva y difunde su tradición muy particular, pues es el único que realiza una feria con estas expresiones.