Orizaba, Ver.- Abrazado a los muros del Exconvento de San José de Gracia, sus raíces y follaje llevan más de 100 años dentro de este espacio que ha fungido como convento de monjes franciscanos, ha sido una vecindad y actualmente este sitio es uno de los atractivos turísticos de Orizaba; el "árbol del diablo", tiene su historia en la ciudad.
Rogelio Villanueva, habitante de Orizaba recuerda su infancia yendo a visitar a su bisabuela, quien vivió cerca a lo que ahora es el Exconvento de San José, pero este por unos años fue vecindad, ahí, por las noches ocurría hechos extraños, de los cuales narra para el Sol de Orizaba.
Rogelio narra que en la vecindad se encontraba este árbol amate que es característico por su follaje, sus raíces que se adhieren a las paredes y su altura, llegando a 20 metros.
Él nunca vio que dentro de esta vecindad se realizarán ritos satánicos, pero si supo por su bisabuela y abuela que había ruidos extraños por las noches, sin que fuera confirmado que ocurría, ya que existían "tabúes" sobre ese espacio que por muchos años antes de ser hogar de muchas familias, fue un Convento de monjes franciscanos.
¿Cuál es la historia de "el árbol del diablo"?
Recuerda que su abuela le contó que en aquel árbol, cuando el aire corría, llegaba un olor a quemado y la sensación era caliente, pues desde ahí se contaba ya el demonio yacía en el interior de este amate.
Hoy día, este árbol continua en el Exconvento y forma parte de la historia de este inmueble, pues sus raíces "abrazan" los muros de este lugar, dando una señal que no será fácil de arrancar.
De acuerdo a la placa que yace al pie del árbol del diablo, este tiene más de un siglo de vida y nadie ha podido cortarlo, ya que desde tiempos antiguos se creía que en su interior habita el demonio quien en una noche típica de lluvia en la ciudad de Orizaba se esconde entre el follaje y espera paciente por alguien que busque riquezas.
Lo anterior se atribuye a la historia donde se dice alrededor de este amate se practicaba la hechicería donde en su circunferencia invocaban al demonio, encontrando este un lugar seguro en el follaje de este amate de más de 100 años de vida.