Veracruz, Ver.- Una dislexia que no es identificada durante la etapa infanto juvenil puede ser un factor de bullying que afectará en la autoestima, seguridad y en el entorno laboral del paciente, alertó el psicólogo Israel Covix Ramírez especialista en intervención en crisis y emergencias psicológicas.
En entrevista indicó que la dislexia es un trastorno que se empieza a notar en los menores de seis años, con el simple hecho de que empiezan a combinar letras y fonemas y al mismo tiempo se expresan de una forma incorrecta.
Dijo que la dislexia puede ser identificada por un especialista en neuropediatría u algún otro profesional en el tema para tener un diagnóstico y no confundirlo con algún otro trastorno como el TDAH.
Los padres pueden identificar un posible caso de dislexia en sus hijos, en la lectoescritura, verificar que la escritura y su expresión sea correcta.
“Primero que nada en la lectoescritura es lo principal, en donde la manera de escribir empezamos a combinar o confundir la O por la Q, la B por la P o que escribimos al revés y posiblemente al expresar también de esta manera podemos empezar a darnos cuenta que está pasando una situación verbal”, indica.
Otro factor importante es conocer si dentro de la familia, algún miembro ha padecido algún tema de dislexia ya que este tipo de situaciones viene de generación a generación o que puede aparecer más adelante.
"Identificación temprana es importante"
El especialista insiste en la importancia de poder identificar el problema desde la niñez para evitar que en la edad adulta el paciente enfrente problemas desde bullying escolar o hasta laborales, sobre todo si sus trabajos están relacionados con la redacción o escritura.
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“Si no hay tratamiento ni procesos desde la etapa infantojuvenil, pues lógicamente a los 19, 20 años hasta puede recurrir al tema del bullying y esto a largo plazo afecta a la autoestima, en seguridad, en el tema laboral y hay personas que en el tema de laboral con respecto a la escritura si llegan a tener problemas muy serios en su trabajo o cuando hablamos en temas de expresión se les dificulta muchísimo”, dijo.
Comentó que hay casos de padres de familia que les apena comentar de los padecimientos de sus hijos, desde TDH, dislexia, retraso; sin embargo, aclaró que se trata de temas muy normales que deben exponerse, más en el área educativa para que los docentes sepan el ¿Por qué? Está generando ciertas conductas y acciones para evitar las etiquetas de “el inquieto”, “el rebelde”, “el que no hace nada” o “ el que siempre termina antes para hacer relajo”.
Instó a los padres a poner atención a sus hijos pues la dislexia no tiene cura pero se puede regular.
“En los menores se puede trabajar desde ese momento para que en el futuro no haya tanto problema, pero si buscar a un profesionista que esté relacionado en el tema, valorar o descartar que no haya un tema de dislexia y que sea otro padecimiento, entonces a partir de ahí empezar a trabajar, recordemos que se vive con la dislexia, pero es la comprensión, el cerebro necesita regular el enfoque referente a lo que estamos escribiendo y lo que estamos expresando”, expuso.
La dislexia afecta aproximadamente al 10 por ciento de la población mundial, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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Publicada originalmente en Diario de Xalapa