Xalapa, Ver.-La bióloga molecular Karla Zarco González convoca a la población a trabajar de manera conjunta para que los antibióticos conserven su efectividad; advierte que la generación de bacterias más resistentes va en aumento.
En conferencia virtual organizada por la Academia Mexicana de Ciencias puntualizó que la automedicación, la suspensión de tratamientos y el uso en la producción animal son una amenaza a la salud pública mundial y también a la economía.
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"Nuestro uso inadecuado de los medicamentos está provocando que muchas enfermedades que eran fácilmente tratables se conviertan en una carga para los sistemas de salud y se pone en riesgo la vida de miles de personas", expresó.
La especialista señala que durante muchos años se han propagado y persisten prácticas de automedicación que incluyen el uso de antibióticos en el combate de virus y no de bacterias.
Menciona además los casos en los cuales sí hay prescripción médica pero al sentirse bien el paciente, abandona el tratamiento. Otro punto es el uso en actividades agropecuarias.
Puntualiza que las nombradas no son las únicas formas en las cuales las bacterias pueden generar resistencia pero sí en las que se puede pedir a la ciudadanía una responsabilidad.
Enfatiza que cuando se presentan síntomas de enfermedad se debe acudir con un profesional de la salud, pues habrá incluso bacterias a las que el sistema inmunitario combatirá sin la necesidad de los antibióticos.
Ante bacterias más fuertes, explica, las enfermedades duran más tiempo, lo cual impacta en una mayor cantidad de recursos destinados a hospitales y medicamentos.
Lo más grave no es eso, precisa, sino que más personas mueren por infecciones causadas por bacterias resistentes a los antibióticos y en los hospitales se compromete la vida de pacientes con intervenciones quirúrgicas, tratamientos de quimioterapia o con inmunosupresores.
“El uso excesivo y probablemente inadecuado contribuye de manera importante a la resistencia de las bacterias; la transferencia y diseminación de microorganismos resistentes se puede dar del ambiente a los animales, de los animales al ser humano y en todas direcciones”.
Aclara que la resistencia es un proceso natural pero al utilizar los antibióticos de manera tan frecuente y en ocasiones inapropiada se genera la denominada “presión de selección”.
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“Cuando nosotros utilizamos un antibiótico eliminamos las bacterias susceptibles y las que son resistentes sobreviven. Cuando hacemos de manera continua esta presión, conservamos a las bacterias resistentes, las cuales se pueden reproducir, transferir la resistencia a otras bacterias y pueden provocar ciclos de enfermedad complejos”.
¿Las enfermedades se benefician de la globalización?
Reitera que la resistencia es una emergencia mundial y está incrementado, pues al vivir en un mundo globalizado y con facilidad para viajar, nadie está exento:
Cuando las personas viajan, las bacterias viajan con ellas y todos somos susceptibles a tener una infección por bacterias resistentes
La experta en biotecnología y bioingeniería detalla que la mayor preocupación está centrada en bacterias agrupadas en el acrónimo “Eskape”.
“Enterococcus faecium”, “Staphylococcus aureus”, “Kiebsilla pneumonía”, “Acinetobacter baumannii”, “Pseudomonas aeruginosa” y “Enterobacter species” están asociados a infecciones de vías urinarias, neumonías y bacterias en torrente sanguíneo, por mencionar algunas.
Expone que la causante de la gonorrea, aunque no es mortal, sí tiene ya multirresistencia, lo cual se traduce en tratamiento de meses y años con consecuencias graves.
A pesar del panorama, Karla Zarco sostiene que hay esperanza pero con un trabajo comprometido de los diferentes sectores para limitar el avance de la resistencia a los antibióticos.
En el caso de los políticos, indica que deben mejorar la regulación de los medicamentos y favorecer el acceso a servicios de salud de calidad, y los médicos, dar una adecuada prescripción de los medicamentos.
En cuanto a la comunidad científica, dedicar más trabajo a la investigación y tratamiento de diferentes bacterias resistentes, y la sociedad, usar responsablemente los antibióticos y evitar las infecciones con hábitos saludables y de higiene.
Subraya que “aunque es cierto que los antibióticos son útiles y necesarios, no son la solución para todo lo que nos enferma, y en algunos casos pueden llegar a ser contraproducentes. Utilizándolos correctamente salvan vidas”.
Gente llega a consultorios con gripas prolongadas o gastroenteritis
Por gripas, enfermedades gastrointestinales y cutáneas, cientos de personas recurren a antibióticos sin prescripción médica, con lo que contribuyen a tener bacterias cada vez más resistentes sin que se tome conciencia de la problemática, expresa el médico familiar Carlos Antonio Luna.
El especialista explica que es común recibir en consultorio a personas con gripes prolongadas o gastroenteritis, con la toma de antibióticos de recetas pasadas, suyas o de algún familiar o amigo que tuvo sobrantes.
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En la actualidad, considera que la neumonía, tuberculosis, septicemia, gonorrea y salmonelosis, así como otras varias enfermedades de transmisión alimentaria, son las que presentan mayor dificultad a la hora de ser tratadas.
“Hay infecciones cada vez es más difícil de tratar con los antibióticos de primera línea; no solo es más caro sino que representa mayor riesgo de complicaciones y hasta riesgo de muerte”, advierte.
Expone que una práctica común es tomar una terramicina si se tiene vómito o diarrea, o cuando hay un resfriado.
“No podemos decir que sea su culpa. Es ignorancia; tiene que haber más campañas informativas. Tomar antibióticos para tratar resfriados y otras enfermedades virales no solo no es eficaz sino que puede crear bacterias más difíciles de matar”, puntualiza.
No es película de terror, hay bacterias más resistentes hasta a los antibióticos más potentes
Aunque afirma hay bacterias más fuertes por automedicación y suspensión de tratamientos, acepta también que hay errores en la prescripción, por lo cual señala como otro reto mejorar la calidad en esa área.
Mantener la eficacia de los antibióticos actuales y prolongar su vida útil, proteger a las personas de las infecciones resistentes a los antibióticos, así como evitar los efectos secundarios del uso incorrecto son tareas en las que, dice, hay mucho trabajo por hacer.
Reitera que tener infecciones más resistentes a los fármacos desencadena cuadros más graves, recuperación más larga, estadías en el hospital más frecuentes o más largas, y tratamientos más costosos.
“La recomendación siempre será acudir con un profesional de la salud para obtener un diagnóstico y también se debe apostar al uso racional de antibióticos con intervención multidisciplinaria para mejorar la calidad de la prescripción”, sostiene.