Cuando perdemos a un ser querido o terminamos una relación suelen decirnos que es momento de vivir el duelo, lo cual interpretamos como un periodo largo de dolor, pero, ¿qué es el duelo?, ¿se vive una sola vez?, ¿realmente debe ser muy largo y doloroso?, ¿es natural o es un signo de alerta de una situación más grave?
La especialista en salud mental Isabel León Sequeda, nos explica que aunque generalmente asociamos el duelo con la muerte de un ser querido, también podemos experimentarlo ante otras pérdidas significativas en nuestra vida, como el fin de una relación amorosa, de amistad o familiar; la pérdida de un empleo o de la salud.
¿Cómo podemos identificar el duelo?
El duelo, indica la psicóloga egresada de la UV, es una respuesta natural y emocional ante la pérdida de algo o alguien importante, y para cada persona es un proceso distinto, donde la duración e intensidad dependen de las herramientas que cada uno posee para hacerle frente; no obstante, hay acciones que podemos emprender para transitar por este etapa de la manera más sana posible.
Agrega que “en el duelo la persona experimenta distintos signos que denotan que está atravesando por este proceso, por ejemplo: emociones intensas, sentimientos de tristeza, enojo, confusión o incluso alivio, y pueden surgir de manera abrumadora”.
También el duelo se refleja con cambios físicos como fatiga, insomnio o cambios en el apetito, lo cual, nos dice, son comunes.
El duelo tiene un impacto en la vida diaria; puede afectar la concentración, las rutinas y las relaciones personales
Y agrega que es un proceso individual: “no hay una manera ‘correcta’ de vivir el duelo; cada persona lo experimenta de forma única”.
¿Cuántos tipos de duelo hay?
León Sequeda indica que hay diversas situaciones que pueden generar un duelo, pero las razones más comunes son la muerte de un ser querido, la ruptura de relaciones, pérdida de la salud, pérdida o cambio de empleo, pérdida de una etapa de vida, una mudanza, pérdida de una amistad, pérdida de sueños o expectativas, pérdidas materiales, pérdida de la libertad, pérdida de la identidad o pérdida de una mascota.
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Ante cada una de estas circunstancias la persona puede vivenciar un proceso de duelo, que pueden clasificarse en duelo anticipado, que es “cuando la persona espera que ocurra una pérdida, como en el caso de una enfermedad terminal”.
También define al duelo no resuelto o complicado, que es “cuando el duelo se prolonga y la persona no logra adaptarse a la pérdida”.
Indica que otro tipo de duelo es por muerte súbita, donde la pérdida inesperada puede provocar un choque emocional más intenso; y también existe el duelo colectivo, “es el que se comparte con una comunidad, y se da por ejemplo en casos de desastres naturales o tragedias públicas”.
Duelo es distinto en cada etapa de la vida
Sin importar la edad que se tenga, todas las personas pasan por diversos duelos, pues el cambio y la pérdida son constantes a lo largo de la vida.
La especialista indica que la diferencia es que el duelo tiene diversas características dependiendo de la etapa de la vida en la que se encuentre la persona.
“Los niños pequeños pueden no entender la permanencia de la muerte o la magnitud de la pérdida, y expresan su duelo a través de comportamientos regresivos o cambios en el humor. Necesitan explicaciones claras y mucha seguridad emocional para adaptarse”, explica León Sequeda.
En el caso de los adolescentes abunda en que “viven el duelo con mayor intensidad emocional, aunque pueden parecer distantes o desinteresados. Su comprensión de la muerte es más madura, pero pueden enfrentarse a conflictos internos sobre cómo expresarse. Necesitan espacios seguros para hablar de sus emociones sin ser juzgados”.
Los adultos suelen cargar no solo con su propio duelo, sino también con las responsabilidades diarias, “lo que puede hacer que retrasen o repriman su proceso de duelo. A menudo buscan dar sentido a la pérdida y pueden experimentar culpa, ansiedad o incluso cuestionamientos existenciales”.
Siete consejos para transitar el duelo de forma sana
León Sequeda puntualiza que es importante aceptar que el duelo, aunque es un proceso doloroso, es natural y es necesario porque nos ayuda a sanar y seguir adelante.
“Cada paso, por pequeño que sea, te acerca a integrar la pérdida de una manera saludable en tu vida. Recuerda que no estás solo y que está bien buscar y aceptar ayuda”, nos dice.
Para transitar este proceso de forma saludable, aporta algunos consejos para ir poniendo en práctica:
1.- Permítete sentir: Es normal y necesario sentir dolor, tristeza y otras emociones que acompañan la pérdida. No hay que reprimir ni apresurar el proceso.
2.- Expresa tu dolor: Hablar sobre lo que sientes, ya sea con amigos, familiares o un terapeuta puede ser muy útil. También puedes expresarte a través de la escritura, el arte o cualquier actividad que te permita liberar emociones.
3.- Crea rituales de despedida: Los rituales, como una ceremonia o simplemente un espacio de reflexión, pueden ayudar a dar cierre y sentido a la pérdida.
4.- Cuida de ti mismo: Aunque te sientas sin energía, es importante mantener algunas rutinas que te nutran, como comer bien, dormir y hacer ejercicio suave.
5.- Busca apoyo: Rodéate de personas que te escuchen y te apoyen sin juzgarte. A veces un grupo de apoyo para personas en duelo puede proporcionar un espacio seguro de contención.
6.- Sé paciente: El duelo no tiene una duración fija. Date el tiempo que necesites y no te compares con los demás.
7.- Busca ayuda profesional: Si sientes que el dolor es demasiado difícil de manejar solo o que no puedes seguir adelante, un terapeuta especializado puede acompañarte en este proceso.
¿Cuándo un duelo debe preocupar a la familia?
La psicóloga indica que aunque el proceso de duelo es normal, sí es necesario que familiares o amigos alrededor de la persona doliente presten atención a ciertos comportamientos que pueden significar que necesita apoyo adicional o intervención profesional.
Expone que algunos de los signos que no deben ser pasados por alto incluyen aislamiento extremo, que es cuando la persona se retira completamente de su entorno social o familiar durante un período prolongado.
Desesperanza o desesperación persistente, que se reflejan en comentarios como “no tiene sentido seguir” o “no puedo vivir sin esta persona”, lo cual pueden ser indicadores de riesgo de depresión grave o ideación suicida.
También puede presentarse dificultad prolongada para realizar actividades cotidianas, es decir, que después de un tiempo razonable, la persona no puede retomar responsabilidades básicas como ir a trabajar, cuidar de sí misma o de sus seres queridos.
Otro signo de alarma son los cambios significativos en el sueño o apetito, como dificultades para dormir o dormir en exceso, así como pérdida significativa de apetito o comer compulsivamente.
También está la irritabilidad, enojo o explosiones emocionales intensas, “si la persona presenta episodios recurrentes de ira o irritabilidad, esto puede reflejar un duelo complicado”.
“Uso excesivo de alcohol o drogas como forma de manejar el dolor o involucrarse en actividades peligrosas, conductas imprudentes o autolesiones son signos de alarma”, indica.
Agrega como otra alarma la negación prolongada de la pérdida: “aunque es normal que al principio las personas tengan dificultades para aceptar la pérdida, si pasa mucho tiempo sin que la persona reconozca la realidad de la muerte, podría estar atascada en una fase del duelo”.
A esto se agrega que la persona pueda sentir culpa excesiva o autocrítica: “si la persona expresa constantemente sentimientos de culpa por la muerte o por cosas que cree haber hecho o dejado de hacer, puede ser un indicador de un duelo complicado”.
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Además de los síntomas emocionales, también pueden presentarse físicos de forma persistente, como dolor corporal, fatiga extrema, problemas digestivos u otros síntomas físicos sin causa médica aparente.
“Si estos signos persisten o se intensifican, es importante buscar la ayuda de un profesional de la salud mental para ofrecerle el apoyo necesario al doliente”, aconseja León Sequeda, y pone a disposición el número 228 315 0181 para quien desee tener asesoría personalizada y poder transitar de forma sana su duelo.
Así que si te encuentras pasando por un proceso de duelo, debes saber que lo que sientes ahora es válido e irá pasando poco a poco; lo mejor es no forzarse sino permitirse sentir y buscar formas de externar el dolor.