Orizaba, Ver.- Para educar adolescentes y jóvenes fuertes, capaces de afrontar situaciones comunes y complejas de la vida cotidiana, los papás tienen que cimentar en ellos desde la infancia, una buena autoestima sin ponerles etiquetas, sino trabajar con sus hijos para que reconozcan su proceso, declara para El Sol de Orizaba César Zepahua De la Cruz, psicólogo y terapeuta de pareja y familia.
En entrevista, al referirse a cómo se pueden prevenir los suicidios en adolescentes y jóvenes, dijo que es indispensable tener mucha comunicación con ellos, estar al pendiente del adolescente, supervisar lo que ven, escucharlos, darles un tiempo y espacio de contención, prepararlos, pero también mandarlos a terapia, y orientación.
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Dijo que hay que darles elementos desde que son pequeños y darles oportunidad de trabajar en su autoestima, de reforzar no poniendo etiquetas tales como ‘eres el mejor’, sino trabajar en reconocer su proceso.
“Si el niño llega a realizar una actividad no decirle ‘yo sabía que eres inteligente’, sino trabajar en decirle, ‘llegaste a este resultado porque trabajaste disciplinándote, dedicándote y eso te llevó a lograrlo’; es decir, hacer más referencia al proceso que a la etiqueta”.
¿Cómo se logra una "autoestima fuerte" en los hijos?
Revela que las bases de una autoestima fuerte se cimientan en la infancia y se refuerzan en la adolescencia, “cuando sigues creyendo en él, cuando respetas sus opiniones, cuando lo haces independiente, cuando le pones límites y aplicas reglas; crean una fortaleza que hace que puedan afrontar situaciones de la vida cotidiana y también complejas”.
Destaca que el adolescente cree en él y sabe que va a haber retos que afrontar, pero tiene la seguridad y los recursos para salir adelante.
Subraya que son varios factores los que se conjugan para que una persona tome la decisión de suicidarse y, el de los adolescentes es un sector vulnerable, más cuando no tienen una estructura de redes de apoyo, y no tienen su autoestima establecida o un buen manejo de emociones.
“Hasta cierto punto es común que el adolescente esté formando una estructura de la personalidad, acompañada de una autoestima equilibrada, de una identidad y su sentido de vida de manera existencial”, abunda.
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Mencionó que la sociedad ha etiquetado a las generaciones actuales como ‘de cristal’, porque anteriormente se creía que las personas eran más resistentes, más rescilientes y aunque los golpeaban, por ejemplo, eso servía para que fueran más trabajadores, más disciplinados; pero ser ‘personas de cristal’ no es ningún diagnóstico.
Apuntó se debe de entender que se ha evolucionado y que ahora hay más enfermedades, más contaminación, más disfunciones; ha cambiado la sociedad y nada tiene que ver con si son ‘de cristal’, sino que posiblemente son personas que demandan más atención, que se dan cuenta y no normalizan la violencia como anteriormente se hacía y no se veía como maltrato.
Ahora, los jóvenes y los niños se dan cuenta y, en broma dicen a sus padres: ‘si me pegas te demando en el DIF’; se dan cuenta de lo que es normal. “Algunas realidades pesan y si el adolescente no está preparado se frustran o pierden su sentido de vida y por eso intentan suicidarse”, concluyó.