La adicción al alcohol entre las mujeres está generando una creciente demanda de atención en los Centros de Atención Primaria a las Adicciones (UNEMES-CAPA) en Veracruz, convirtiendo a las mujeres en el grupo más afectado por esta droga en la entidad.
Según los datos recopilados por el Sistema de Información de la Secretaría de Salud Federal en materia de salud mental, aunque se ha registrado una leve disminución del 5.6 por ciento en la atención a la adicción al alcohol entre 2021 y 2022, pasando de 1,266 a 1,341 atenciones en las unidades de servicios gratuitos dedicadas a prevenir y tratar el consumo y abuso de sustancias adictivas en Veracruz, se observa un aumento en el número de mujeres que consumen esta sustancia.
Las últimas estadísticas disponibles indican que durante 2022, los UNEME-CAPA en Veracruz brindaron tratamiento a 1,341 personas, de las cuales 508 eran mujeres y 385 hombres.
Tratamientos por consumo de alcohol aumentaron en mujeres
A diferencia de la población masculina, cuyos registros de tratamiento por adicción al alcohol disminuyeron hasta un 5.5 por ciento, los tratamientos a mujeres aumentaron hasta un 24.4 por ciento en un año, pasando de 385 a 508 casos entre 2021 y 2022.
Según la Red de Acción sobre Alcohol (RASA), la industria del alcohol fomenta prácticas nocivas para su consumo, desde la comercialización de bebidas de baja graduación hasta la utilización de publicidad que las presenta como inofensivas, así como su alta disponibilidad en diversos puntos de venta. Además, promueven entre las mujeres jóvenes la idea de que beber las hará más libres o autónomas.
¿Qué son los “Pink alcohol”?
Actualmente, refiere la RASA, la industria del alcohol está dirigiendo estrategias específicas a las mujeres para promover su consumo, denominadas “Pink alcohol”, productos diseñados y promovidos especialmente para ellas. Esto subraya la necesidad de políticas públicas con una perspectiva de género sobre el consumo de alcohol que no estén asociadas a estereotipos masculinos.
Asimismo, según la Red, muchas mujeres comienzan a consumir alcohol al iniciar una relación de pareja, posiblemente para enfrentar el estrés o la violencia en esa relación. Además, uno de los primeros actos de violencia puede ser el aislamiento de las redes de apoyo de la mujer.
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La relación entre el consumo de alcohol y la violencia
El consumo de alcohol y la violencia contra las mujeres en México son problemas de salud pública que han sido objeto de estudio. Los análisis de la Red de Acción sobre Alcohol, presentados en el “Foro sobre alcohol: del consumo a la violencia”, detallaron la relación entre el consumo de alcohol y la violencia perpetrada por hombres contra mujeres, especialmente en contextos de pareja.
Según estos análisis, la relación entre el consumo de alcohol y la violencia es compleja. Una persona propensa a abusar de su poder y que consume alcohol aumenta la probabilidad de tener comportamientos violentos. El alcohol actúa como un desinhibidor, disminuyendo el control de los impulsos y llevando a acciones violentas de manera directa.
“La violencia está afectando a edades cada vez más tempranas, lo que demuestra que los mandatos patriarcales siguen arraigados en la sociedad”, señala el informe.
Asimismo, agrega que un estudio realizado en Latinoamérica reveló que el 70 por ciento de los actos violentos ocurrieron cuando el hombre estaba intoxicado por alcohol.
También se ha observado que hay grupos de mujeres más propensos a ser víctimas de violencia que otros. Por ejemplo, el 60 por ciento son mujeres en relaciones de pareja no matrimoniales, que sufren más violencia que aquellas que están casadas, viudas o divorciadas.
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Según la Secretaría de las Mujeres de la Ciudad de México, en más del 80 por ciento de los casos atendidos por su programa para detectar riesgos de feminicidio, el agresor había consumido alcohol.
Factores sociales y violencia
Existen determinantes sociales que pueden desencadenar la violencia, como la pobreza, el bajo nivel educativo o el menor poder adquisitivo. En este contexto, el grupo más vulnerable siempre ha sido el de las mujeres.
Según información proporcionada por Institutos Municipales de la Mujer en el estado de Veracruz, obtenidas a través de solicitudes de transparencia, algunas zonas con mayor incidencia de violencia contra las mujeres están relacionadas con el consumo de sustancias nocivas, incluido el alcohol.
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Por ejemplo, en el municipio de Naolinco, se ha identificado violencia dentro de los hogares, donde los agresores reinciden violentamente bajo los efectos de estupefacientes.
En Tlaquilpa, aunque no se han identificado áreas catalogadas como “zonas rojas”, existe violencia hacia las mujeres “debido al consumo de alcohol por parte de los agresores”, según el documento de transparencia 300559400003022.
En Playa Vicente, se han identificado colonias con mayor incidencia de violencia contra las mujeres “debido al consumo de sustancias adictivas que provocan conflictos familiares”.
De acuerdo con el programa Lunas de la Secretaría de las Mujeres de la Ciudad de México, la relación entre el consumo de alcohol y la violencia varía en cada alcaldía, pero en general se enfrentan a costumbres arraigadas de patrones patriarcales y un alto consumo de alcohol, incluso en festividades donde se tolera la violencia contra las mujeres.
Nota publicada en Diario de Xalapa