“Crean en nosotros. Sí podemos. Tenemos sueños. Cromosoma 21 no nos define”, expresa en entrevista el YouTuber Ian Campos Cruz, quien tiene su propio “spa” y sueña con tener una clínica para brindar servicio a personas que, como él, viven en condición de síndrome de Down.
Originario del municipio de Orizaba, Ian es un joven activista de 28 años que se pronuncia por sociedades incluyentes donde no haya “bullying” ni discriminación, donde al amor y a la familia se les dé el valor que merecen. Haber realizado estudios y ser hoy un profesional de la masoterapia se dice en unos cuantos segundos, pero detrás hay esfuerzo, incertidumbre, amor y mucha confianza, dicen sus papás, el maestro Guillermo Campos y la cosmetóloga María Esther Cruz.
El orizabeño forma parte del grupo de personas cuyos sus logros se convierten en motivación.
“Estoy contento. Quiero alzar las manos y decir sí se puede. Quiero muchos Ian. Quiero que cumplan sueños. Que sepan que el amor es grande, es maravilloso, es todo”, dice emocionado.
Aunque desde antes de su nacimiento Ian ha ido contracorriente, menciona que todo se puede, “hay que luchar”. Su mamá recuerda que en 1994 estuvo internada y hubo necesidad de suministrarle mucho antibiótico. Cuando se dio cuenta que estaba embarazada, los médicos le sugirieron que abortara.
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“Nosotros somos creyentes y no aceptamos. Cuando Ian nació, el 15 de junio, lo recibimos con alegría, igual que a sus hermanos Édgar, Fany e Ihf. A todos los hemos impulsado a luchar por sus sueños”, expone.
Su papá, quien se desempeña como docente en el municipio de Nogales, también habla con entusiasmo de todo lo que su hijo ha alcanzado. Aunque prefiere referirse a lo bueno, le es inevitable reconocer que en el camino siempre hay personas que dificultan los procesos.
¿Cómo mantener la fe y la esperanza?
“Para mantener la fe y la esperanza el amor es fundamental. Es el motor. El amor mueve al mundo. Cuando haces las cosas con y por amor no te cansas, no te frustras, te puedes caer pero el mismo amor te da la energía para levantarte y seguir adelante”.
La señora María Esther coincide en lo dicho por su esposo, con quien celebra 32 años de matrimonio y una familia con sus cuatro hijos, Ian, el más pequeño y quien, asegura, les ha enseñado mucho más de lo imaginado.
“Con o sin síndrome, a un hijo lo que debemos enseñarle son valores, debemos creer en ellos, darles confianza y no ponerles límites, porque los papás a veces nos equivocamos”, aconseja.
Como familia, dicen enfrentar un desafío: cumplir el sueño de Ian de tener una clínica para personas con déficit intelectual y continuar apoyando al joven activista en cada una de sus misiones.
Para seguir sus pasos invita a conocerlo en sus redes sociales como Lic Ian Campos Cruz.
Publicado originalmente en El Sol de Orizaba