Combinar el sentimiento de frustración de una vida cotidiana con la impotencia que se vive al enfrentarse a una problemática social fue el motor para que el director Alejandro Gerber Bicecci desarrollara la cinta “Arillo de hombre muerto”.
El filme cuenta la vida de “Dalia”, una mujer que vive su día a día siendo una conductora del Sistema de Transporte Colectivo Metro; aunque diario parece desarrollarse en un mundo gris, su entorno cambiará totalmente en el momento en que descubre que su marido desapareció sin dejar algún rastro.
Mientras ella lucha por encontrarlo, la indiferencia de su entorno la golpeará y encaminará a un túnel oscuro que parece no tener una salida.
“La idea surge pensando en cómo debe ser la cotidianidad de una conductora del metro que transita por el subsuelo de la ciudad transportando a millones de personas, todos los días, con una responsabilidad enorme, trabajando ocho horas diarias en un trabajo profundamente pesado, terminar con un dolor en el brazo porque tiene que sostener justo el arillo de hombre muerto, que es el dispositivo de seguridad del metro”, afirmó el director en entrevista.
“A eso se suma el cuestionamiento de qué pasa cuando termina su rutina de trabajo, a las 12 de la noche, cuando vuelve a casa y uno de sus familiares no regresa”, agregó.
Una de las mayores preocupaciones del cineasta es ver que, actualmente la sociedad ya “aprendió” a convivir con la violencia; ahora, ya no es sorpresa saber sobre decesos o desapariciones. Es por ello que, con este trabajo, busca concientizar sobre esta problemática y que se debe de tomar acciones para erradicarlo, en vez de aceptarlo.
“El tema fundamental de la película es la indolencia generalizada que tenemos como sociedad frente a la violencia que vivimos, somos un país que tiene 15 años de violencia interminable, esa violencia ha ido transitando de una entidad federativa a otra, de forma absolutamente imparable y no ha habido, independientemente de la acción o inacción del Estado y sus, no ha habido una contención social que haya podido restablecer el tejido social del país.
“La película se pregunta sobre nuestra responsabilidad como ciudadanos ante la violencia, es decir, no todos los ciudadanos cometemos actos de violencia, sin embargo lo hemos normalizado hasta un punto que la hemos vuelto tolerable, aceptable, la hemos vuelto parte de nuestro paisaje, que ya no nos sorprende y ya no nos duele”, expresó.
El filme es protagonizado por Adriana Paz, con las actuaciones de Noé Hernández, Gabo Anguiano, Gina Morett, Mariel Molino, Ramón Medina y Andrea Jiménez Camacho.
Se tiene previsto que ésta estrene el primer bimestre del siguiente año en cines; por el momento se buscará la forma de presentarlo en distintos festivales.
Gerber ya trabaja en el desarrollo de un documental que retratará la historia del teatro mexicano, en donde incluirá el tema de los exilios de diferentes comunidades y cómo la migración impacta en el desarrollo cultural de un país.
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“Estoy trabajando en un documental que tiene que ver con distintas figuras y sus llegadas de distintos países, que se insertaron dentro del medio teatral mexicano y que de alguna manera colaboraron a construir.
“Es justo un rechazo rotundo a la idea de que la gente que llega lo hace para quitar espacios y es al revés, abren espacios y posibilidades para todos, tratar de elaborar un proyecto que, de alguna manera ponga bajo un ojo crítico el derecho humano a migrar, existe un derecho humano a cambiar de país y cuando un país recibe exiliados, refugiados, lo que está recibiendo es cultura”, aseguró.