La energía de indie, el rock y la música electrónica fueron parte de los ritmos que congregaron a miles de fans en el Auditorio Nacional. Fue la noche de Arcade Fire, que con su gira Infinite Content presentó Everything Now, el quinto álbum de su carrera que en julio fue presentado a nivel mundial, y con el que debutaron en número uno en Canadá, Estados Unidos y algunos países de Europa.
Los sombreros, las camisas a cuadros y los bigotes y barbas bien definidas eran el look de los jóvenes que ansiosos corrían a la entrada del Auditorio Nacional, donde una bola disco destellando rayos azules al frente del escenario les daban la bienvenida a este concierto que transformó el Coloso de Reforma en una verdadera pista de baile con éxitos como “The Suburbs”, “Neighborhood #1” y “Afterlife” y “Reflektor”.
Como verdaderos campeones, los integrantes de Arcade Fire entraron al escenario en una presentación que emulaba una pelea de box desde las puertas traseras del Auditorio, donde el público los cobijó con gritos, aplausos y caras de sorpresa por tenerlos tan cerca.
“Everything Now” y “Signs of Life” fueron los temas que abrieron la noche y con los que el público se puso de pie y no volvió a tocar su asiento en ningún otro momento. “Estamos jodidamente felices de esta aquí. Muchísimas gracias”, dijo Win Butler a modo de bienvenida tras “Here Comes the Night Time”.
Una pantalla en lo alto con visuales que intercalaban elementos tecnológicos con el arte de su nuevo disco en imágenes sobrepuestas acompañaba el viaje musical que dio oportunidad de corear temas nuevos como “Chemestry” u otros más clásicos como “No Cars Go” o “Ready to Start”.
La agrupación canadiense no dejó a dudas su amor por México, ya sea paseándose entre el público a la menor provocación, vistiendo una chamarra con la leyenda “Mexico is the shit”, donando un dólar de cada boleto vendido para el concierto para los afectados por el sismo o cantando con mariachi durante “Ocean of Noise” y “Wake Up”, con la que cerraron la noche despidiéndose de un público que se volcó en aplausos cuando los integrantes de Arcade Fire, con sonrisas de lado a lado, salieron por las mismas puertas que dos horas atrás los recibieron.