/ martes 25 de septiembre de 2018

Reygadas conecta al mundo antiguo con el contemporáneo en Nuestro Tiempo

El cineasta se vio influenciado por las nuevas formas de comunicación en la actualidad y que plasmó desde su perspectiva en la cinta

El cineasta mexicano, Carlos Reygadas, estrena este viernes Nuestro tiempo, una cinta en la que colinda el mundo antiguo con el contemporáneo, teniendo como eje central la comunicación y las relaciones personales

Las relaciones humanas han cambiado con la llegada de la tecnología. De eso no tiene duda Carlos Reygadas, quien de alguna manera se vio influenciado por las nuevas formas de comunicación en la actualidad y que plasmó desde su perspectiva en la cinta Nuestro tiempo, que este viernes estrena en México luego de su participación en el pasado Festival de Venecia y de actualmente forma parte de la sección Horizontes en el Festival de San Sebastián.

Considerado una de las voces más importantes del cine de autor, con una clara apuesta por invitar a la reflexión sobre la complejidad humana lejos de los artificios, las películas de Reygadas son claro ejemplo de entender el fenómeno fílmico como acto artístico.

Escrita, producida, editada, dirigida y protagonizada por él mismo, Nuestro tiempo trata la historia de una familia que habita en un campo criando toros de lidia.

Con 15 años de matrimonio, Juan (Reygadas), un renombrado poeta, y Esther (interpretada por Natalia López, esposa del director), su pareja comienzan a tener problemas luego de que ella le es infiel con un entrenador de caballos.

“Mis películas son muy autobiográficas, no en el sentido de que me ocurra lo que pasa en las historias, sino lo que ocurre ahí es cercano a lo que veo, escucho y pienso”, explica sobre el origen de esta historia que le llevó cuatro años de realización, y cuya motivación principal fue enfrentar la comunicación contemporánea en una realidad pasada.

“La forma en que la gente se acerca ahora ha cambiado muchísimo: las redes sociales, el sexo por teléfono… De hecho, me he enterado que la gente ya no liga en los bares, porque puede parecer sospechoso o hay riesgos, entonces se quedan de ver antes por internet”.

“Eso es siniestro, es terrible porque cierra las puertas a tu pequeño mundo que son las redes sociales y nada más. Y la vida pierde espontaneidad. Probablemente si no hubieran existido estos mecanismos de internet, la comunicación entre ella (Esther) y el amante y no hubiera continuado y se hubiera muerto todo rápido.

“El mundo ha cambiado mucho, y yo quise insertar una película en un mundo antiguo, como el del campo y los toros de lidia, y uno contemporáneo que es éste de las comunicaciones”, explica el cineasta.

El ganador como Mejor Director en el Festival de Cannes en 2012 por su cinta Post Tenebras Lux, minimiza que él y su esposa sean los protagonistas de esta propia historia. “Son aspectos físicos, cosas que se diluyen, que son muy banales y coyunturales.

A la gente le importa un rábano quién soy yo; ese es un tema secundario”. Lo verdaderamente importante, en esta o cualquier otra película que realice, es la oportunidad de emitir mensajes que lleguen a cada individuo que vea estas historias, precisa el realizador.

“No tengo una intención tan clara (como director), es más bien una necesidad interior. ¿Nunca le has dicho a un amigo cuando vas en el coche y ves un paisaje increíble ‘Mira qué bonito paisaje'? ¿Cuál es tu intención? Compartir. Es verte en el espejo del otro. Por exactamente esa misma razón, por banal que parezca, es que yo hago películas para compartir”, dice.

El director admite que ni si quiera tiene ideas concretas para hacerles llegar a quienes vean sus películas: “No soy un entretenedor, no soy un Spielberg que quiera que sientas miedo aquí, y que acá que sientas esto; prefiero simplemente acercar a ti una sencilla manera de sentir”.

Para el director de Japón o Luz silenciosa, realizar películas es una oportunidad de responder a los cuestionamientos sobre su origen y permanencia en este mundo. “El cine significa el grito de conciencia.

Esto existe, aquí hay algo y lo comunico con otros. Entonces la vida se enriquece, porque cuando otros hacen cosas enriqueces tu vida. En el coche (hablando de lo maravilloso que es el paisaje) haces conversación para enriquecer la vida”; es por eso que su futuro como director es luminoso “siempre hay planes a futuro, hasta que me canse”, concluye.

El cineasta mexicano, Carlos Reygadas, estrena este viernes Nuestro tiempo, una cinta en la que colinda el mundo antiguo con el contemporáneo, teniendo como eje central la comunicación y las relaciones personales

Las relaciones humanas han cambiado con la llegada de la tecnología. De eso no tiene duda Carlos Reygadas, quien de alguna manera se vio influenciado por las nuevas formas de comunicación en la actualidad y que plasmó desde su perspectiva en la cinta Nuestro tiempo, que este viernes estrena en México luego de su participación en el pasado Festival de Venecia y de actualmente forma parte de la sección Horizontes en el Festival de San Sebastián.

Considerado una de las voces más importantes del cine de autor, con una clara apuesta por invitar a la reflexión sobre la complejidad humana lejos de los artificios, las películas de Reygadas son claro ejemplo de entender el fenómeno fílmico como acto artístico.

Escrita, producida, editada, dirigida y protagonizada por él mismo, Nuestro tiempo trata la historia de una familia que habita en un campo criando toros de lidia.

Con 15 años de matrimonio, Juan (Reygadas), un renombrado poeta, y Esther (interpretada por Natalia López, esposa del director), su pareja comienzan a tener problemas luego de que ella le es infiel con un entrenador de caballos.

“Mis películas son muy autobiográficas, no en el sentido de que me ocurra lo que pasa en las historias, sino lo que ocurre ahí es cercano a lo que veo, escucho y pienso”, explica sobre el origen de esta historia que le llevó cuatro años de realización, y cuya motivación principal fue enfrentar la comunicación contemporánea en una realidad pasada.

“La forma en que la gente se acerca ahora ha cambiado muchísimo: las redes sociales, el sexo por teléfono… De hecho, me he enterado que la gente ya no liga en los bares, porque puede parecer sospechoso o hay riesgos, entonces se quedan de ver antes por internet”.

“Eso es siniestro, es terrible porque cierra las puertas a tu pequeño mundo que son las redes sociales y nada más. Y la vida pierde espontaneidad. Probablemente si no hubieran existido estos mecanismos de internet, la comunicación entre ella (Esther) y el amante y no hubiera continuado y se hubiera muerto todo rápido.

“El mundo ha cambiado mucho, y yo quise insertar una película en un mundo antiguo, como el del campo y los toros de lidia, y uno contemporáneo que es éste de las comunicaciones”, explica el cineasta.

El ganador como Mejor Director en el Festival de Cannes en 2012 por su cinta Post Tenebras Lux, minimiza que él y su esposa sean los protagonistas de esta propia historia. “Son aspectos físicos, cosas que se diluyen, que son muy banales y coyunturales.

A la gente le importa un rábano quién soy yo; ese es un tema secundario”. Lo verdaderamente importante, en esta o cualquier otra película que realice, es la oportunidad de emitir mensajes que lleguen a cada individuo que vea estas historias, precisa el realizador.

“No tengo una intención tan clara (como director), es más bien una necesidad interior. ¿Nunca le has dicho a un amigo cuando vas en el coche y ves un paisaje increíble ‘Mira qué bonito paisaje'? ¿Cuál es tu intención? Compartir. Es verte en el espejo del otro. Por exactamente esa misma razón, por banal que parezca, es que yo hago películas para compartir”, dice.

El director admite que ni si quiera tiene ideas concretas para hacerles llegar a quienes vean sus películas: “No soy un entretenedor, no soy un Spielberg que quiera que sientas miedo aquí, y que acá que sientas esto; prefiero simplemente acercar a ti una sencilla manera de sentir”.

Para el director de Japón o Luz silenciosa, realizar películas es una oportunidad de responder a los cuestionamientos sobre su origen y permanencia en este mundo. “El cine significa el grito de conciencia.

Esto existe, aquí hay algo y lo comunico con otros. Entonces la vida se enriquece, porque cuando otros hacen cosas enriqueces tu vida. En el coche (hablando de lo maravilloso que es el paisaje) haces conversación para enriquecer la vida”; es por eso que su futuro como director es luminoso “siempre hay planes a futuro, hasta que me canse”, concluye.

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