Su padre quiso cambiarlo, huyó, trabajó y es triunfador

Daniel García nunca pensó en dedicarse al estilismo, sin embargo, perder su empleo en una compañía de comunicaciones le hizo recapitular

Ingrid Ruiz | Diario de Xalapa

  · miércoles 19 de enero de 2022

Camilo fue uno de los primeros integrantes de la comunidad LGBT en los años 70's personificando a estrellas de la televisión/Foto: Raúl Solís | Diario de Xalapa

Veracruz, Ver.- Al lado de personalidades de la sociedad veracruzana y de artistas como Irma Lozano y María "La Grande", Camilo fue uno de los primeros integrantes de la comunidad LGBT en los años 70's personificando a estrellas de la televisión y participando en carnavales de las ciudades de Veracruz y Tierra Blanca.

Aunque sus inicios fueron difíciles, debido a que su padre nunca aceptó su homosexualidad tuvo la oportunidad de trabajar en la casa de diseñador D' Tirso conviviendo con artistas y reinas del Carnaval así como conocer algunas mujeres de la farándula.

Camilo Alberto Reyes Vallejos, ahora de 66 años recuerda que desde pequeño se sintió diferente, le era difícil aceptarse como niño pero siendo el mayor de 11 hermanos trató de vivir su vida como varón.

En sus años de escuela sufrió el acoso de sus compañeros quienes esperaban el momento de ir al baño para molestarlo e intentar violentarlo físicamente.

“De niño me sentí confundido no sabía exactamente qué era, pero mis tías y mis primas se dieron cuenta que yo no era normal porque tenía tendencias de niña pero tenía miedo de expresarlo por mi papá, él era muy machista trabajaba en un banco en Veracruz (..) en la primaria sufrí acoso por parte de mis compañeros, yo iba en primero y los grandes trataron de hacerme daño, cuando iba al baño me molestaban, trataron de violentarme, preferí mejor no ir al baño aunque luego me dolía la panza de aguantarme las ganas”, recuerda.

Con el paso del tiempo fue más difícil ocultar sus preferencias sexuales y su padre trató de "cambiarlo" a base de visitas al doctor y deportes de hombres como el fútbol.

“Mi papá me llevó al doctor para que me aplicaran hormonas femeninas, quiso que jugara fútbol, que fuera al campo, me llevaba a bares, pero en una ocasión mientras mi papá fue al baño otro hombre se me acercó para ofrecerme dinero para irme con él, eso me puso muy nervioso, tuve mucho miedo (..) empecé a negarme a acompañar a mi papá y empezamos a tener muchos problemas, sé que me amaba, pero no entendía que yo era diferente”, indica.

En la primera oportunidad que tuvo huyó de su casa, escondido en un vagón del tren que llegó a la Ciudad de México y por su condición paró en un orfanato en donde se sintió atemorizado por la violencia física y sexual que el personal ejercía contra los menores que había en el lugar.

Por fortuna, los directivos del orfanato contactaron a su familia en Veracruz y su padre no dudo en ir por él.

“Cuando vi a mi papá corrí a abrazarlo, me sentí muy feliz de que hubiera ido por mí, me regresó a Veracruz y después sobrellevo mi condición, pero no lo aceptaba”, menciona.

Meses más tarde tuvo la oportunidad de trabajar con uno de los mejores diseñadores de Veracruz en la casa “D´Tirso”, donde reinas de Carnaval, mujeres de la alta sociedad de Veracruz y artistas acudían por diseños exclusivos.

“Empecé desde abajo trabajando con el señor Tirso, pero le eché muchas ganas y me convertí en el empleado de confianza, tenía llaves para abrir y cerrar la tienda, hacer los depósitos bancarios, entregar los vestidos, el señor Tirso me tenía mucha confianza y ahí conocí a varias señoras de la sociedad, reinas del Carnaval y algunas artistas”, comenta.

Entre algunas de las artistas que solían frecuentar la tienda, era Irma Lozano quien con el trato se ganó su confianza y le pidió irse a la Ciudad de México a trabajar con ella como su secretario.

“Irma Lozano me invitó a trabajar con ella, yo no quería irme porque el señor Tirso era muy bueno conmigo, pero fue ella quien habló con él y me fui a la Ciudad de México, era una vida glamurosa, aprendí muchas cosas, sobre todo a comportarme”, señala.

Rodeado de artistas, también conoció a la artista de ranchero María “La grande” quien lo invitó a trabajar con ella.

“Estando en el medio artístico conocí a varios artistas y entre ellos a María La Grande una cantante de ranchero, me encantó y me quise ir con ella, la señora Irma lo aceptó y quedamos en buenos términos, con María La Grande viaje por todo el país, se presentaba en muchos lugares, disfruté mucho, pero llegó el momento en que quise estabilizarme, así que me quedé en Tijuana, una señora me ayudó para que estudiara yo Belleza porque estando con María la Grande aprendí que a poner rulos, el tinte, cortar cabello y supe que quería dedicarme a eso”, enfatiza.

Años después regresó a Veracruz, su ciudad natal y con su experiencia pudo trabajar en uno de los salones de belleza más afamados de Veracruz “Belle de Jour”, ubicado en la calle de Arista entre Zaragoza e Independencia.

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En esos tiempos combinó su trabajo de belleza con las noches de cabaret presentándose con su nombre artístico “Sasha de Los Monteiro´s” interpretando distintas artistas, en medio de mucho glamour con pelucas, zapatillas y bonitos vestuarios.

También participó en los Carnavales de Veracruz y Tierra Blanca, lugar donde tuvo una estética por 14 años y después abrió otra en la ciudad de Veracruz en las calles de 20 de noviembre y Collado.

“Me realicé a lo que yo quería, disfruté mucho, conocí mucha gente y lugares, hoy por la edad busco la tranquilidad, el respeto de las personas y ayudo al prójimo, trató de encaminarlos y por supuesto tengo mi fé en el señor”, dice.

Estilista y especialista en Relaciones Industriales

Xalapa, Ver.- Especialista en relaciones industriales, aunque con facilidad para el estilismo, Daniel García nunca pensó en dedicarse a éste profesionalmente, sin embargo, perder su empleo en una compañía de comunicaciones le hizo recapitular y sacarle provecho a lo que hoy le hace inmensamente feliz porque sus clientas se van satisfechas.

“Me gustaría seguir manteniendo la calidad en mi trabajo, la calidad me han enseñado, yo prefiero la calidad que la cantidad”, indica Víctor Daniel Morales García.

Las relaciones industriales, dice, le prepararon para manejar los recursos humanos de una empresa, lo que le ayudó mucho en el estilismo porque puede ponerse del lado del patrón en cuanto a sacar la nómina, para los gastos, lo que sucedió en la pandemia.

El estilismo es diferente, muy dinámico, para lo que se requiere mucho entusiasmo y sobre todo pasión. “Si te quieres dedicar a esto porque crees que hay dinero o porque está de moda, no lo hagas, porque se necesita pasión. Es un trabajo noble, que da muchas recompensas al conocer a clientas que valoran tu trabajo, tus años de preparación que representan un trabajo de calidad”, dice.

Concede que hoy se sigue emocionando cada vez que la gente se va feliz, lo que le hace reconocer que su trabajo tiene el nivel de estilistas de renombre; esto le hace reconocer que es en este campo donde se ha sentido más satisfecho.

Recuerda que desde niño tuvo facilidad para el estilismo aunado a la habilidad innata para entablar buena relación con las personas, sin embargo nunca pensó dedicarse a ello porque le pesaba mucho el prejuicio de la sociedad que piensa: “si es estilista es gay”.

Afortunadamente, reconoce, en su familia lo aceptaron muy bien, pues siempre supieron su inclinación sexual y le apoyaron, sin embargo no todos corren con esa misma suerte, porque hay como una doble moral, ya que todos dicen respetarlos, pero “si un gay aparece en el núcleo familiar, la cosa cambia”.

Hay algunas personas que le dicen “tienes buen gusto porque eres gay”, lo que no es así, pues hay gays que tienen muy mal gusto, de ahí que la misma sociedad los vaya etiquetando, reconoce.

Sin embargo, a las mujeres les encanta que un hombre las apapache, sea gay o no; ellas prefieren que un hombre las asesore en una tienda departamental o en una distribuidora de belleza, le harán más caso a un hombre que a una mujer, asienta.

Realizó cursos de maquillaje, corte y peinado, así como colorimetría y transformación del cabello, sin embargo no se quedó sólo con lo que le enseñaban sus maestros sino que siempre buscó aprender más por su cuenta a través de tutoriales en internet, y al concluir sus cursos se empleó como auxiliar de estilista con Charly Ortega, con quien aprendió mucho gracias al apoyo que siempre recibió de él.

Se fue un tiempo a Canadá y a su regreso pudo emplearse con Óscar Flores, quien es técnico de una marca que a él le gusta mucho, al paso de un año y al ver sus habilidades Óscar lo promueve a estilista, donde su atención con el cliente ha sido uno de sus grandes aciertos.

Concluye que le hace muy feliz comprobar que efectivamente tiene la capacidad de responder a las expectativas de sus clientes, lo que le hace seguir sorprendiéndose al ver su reacción ante su trabajo y al escuchar que mejoró sus expectativas, puesto que la asesoría personalizada hace que éstas se vayan muy contentas, pues no se trata sólo de ganar al precio de prometer algo que quizá no se dé, sino que se debe ser muy honesto.

Entre sus planes está poner su estudio ya sea de puertas abiertas o en privado, así como seguir aprendiendo porque en el estilismo cambian las tendencias, los colores, diseños, conocimientos que aprovecha mucho de Óscar Flores.

Celia Gayosso | Colaboradora | Diario de Xalapa