Orizaba, Ver.- Para que los adolescentes y jóvenes se alejen del alcohol, que los lleva a buscar otras sustancias, es necesario que los padres de familia reconozcan también la enfermedad y los apoyen, dijo Carmen N., miembro de la Oficina Intergrupal del Distrito 12 de Orizaba.
Mencionó que cada vez son más los adolescentes que caen no solo en el alcoholismo, sino también en la drogadicción en municipios de las Altas Montañas como Ixhuatlancillo, Mariano Escobedo, La Perla y Atzacan.
A pesar del esfuerzo que hacen grupos de AA y organismos de prevención de adicciones como CAPA, es difícil que los papás reconozcan que sus hijos consumen no solo alcohol, sino drogas como el cristal.
Señaló que durante las pláticas han encontrado papás que se niegan a creer que sus hijos consumen alguna droga, aunque presenten signos de ello, como la falta de apetito y la agresividad.
Esos, dijo, son síntomas de que consumen cristal, porque no huele y por eso es difícil de detectar. “Hasta que se les hace un análisis toxicológico, no nos creen”, apuntó.
La falta de atención y la no intervención para ayudarlos provoca que los adolescentes “se queden en el viaje”, dijo y apuntó que conocen tres casos de jovencitos de 16 años que quedaron en esas condiciones y no pudieron recuperarse; a ese riesgo están expuestos tanto varones como mujeres.
Padres crecieron en familias donde se normalizaba el alcoholismo
Por eso, enfatizo, es importante que los padres de familia estén pendientes de las amistades de sus hijos, así como de lo que consumen, porque el alcohol y las drogas están ganando la partida a las acciones que para prevenir las adicciones se emprenden.
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Recordó que hasta hace algunos años, el Centro Nacional Contra las Adicciones señalaba, por ejemplo, que la mujer ya bebía a la par del hombre; y actualmente se han detectado a niños que desde los 10 años ya conocen el alcohol y la droga.
Mencionó que los miembros de AA continúan trasmitiendo el mensaje a la población adolescente y, lo hacen de una manera que les impacte de manera positiva.
Reconoció que es difícil hacer entender a los padres de familia sobre los riesgos del alcohol, pues normalmente fueron criados en una familia que consumía alcohol y que les convidaban desde pequeños, por lo que para ellos era “normal embriagarse desde temprana edad”. Por eso, cuando les informan que el alcoholismo es una enfermedad, se molestan, concluyó.