Orizaba, Ver.- Además de vivir con el dolor por la ausencia de sus seres queridos, las familias de los desaparecidos afrontan ahora, desgaste emocional, físico y hasta económico a consecuencia de la cuarentena obligada por la pandemia de Covid-19. A esto se suma la preocupación por la falta de investigación de sus casos y porque no tienen dinero para afrontar este tiempo sin salir de casa.
Araceli Salcedo Jiménez, presidenta del Colectivo Familias de Desaparecidos Orizaba-Córdoba mencionó que son 10 los casos nuevos de personas desaparecidas, que por la contingencia quedaron paralizados, al igual que los anteriores.
En este tiempo (de contingencia) “hemos hecho 10 fichas, solicitudes de apoyo. Una de las dos chicas desaparecidas apareció, desafortunadamente no como se quería y todavía estamos en búsqueda de la otra. Las desapariciones se siguen dando", aseveró.
Señaló que el trabajo en las carpetas de investigación está detenido porque no hay fiscales, solo hay guardias y únicamente toman la denuncia del familiar del desaparecido, pero no hay seguimiento.
“No hay seguimiento en la investigación, no hay atención a colectivos, no hay atención a las víctimas y eso es grave porque se está paralizando el mundo por una pandemia, pero no volteamos a ver todos los asuntos que ya se venían trabajando de mucho tiempo atrás”, dijo.
En las mesas de trabajo que ya estaban establecidas, tanto a nivel estatal como Federal se daba continuidad a los casos, pero hoy no hay absolutamente nada, incluso Servicios Periciales trabaja con guardias; lo mismo que la Comisión Estatal de Derechos Humanos, donde nada más hay guardias desde hace 20 días. “Dijeron que reanudarían el 20 de abril, pero debido a la situación que se ha planteado desde el Gobierno Federal, con seguridad se extenderá el período de inactividad”, acotó.
Las familias de desaparecidos, afrontan la cuarentena con muchas dificultades pues hay casos en los que los abuelos asumieron el cuidado de los nietos tras la desaparición de sus padres, y sin la posibilidad de salir a trabajar para obtener recursos para su sustento les provoca estrés y angustia.
“La situación es totalmente terrible, desgastante; inclusive para aquellos que no la pasamos tan mal como algunos otros compañeros, para nosotros este encierro, la incertidumbre de no saber qué va a pasar, qué vamos a hacer; por no poder salir a buscar a los nuestros, también nos está afectando”, concluyó.