ORIZABA, Ver.- El número de personas desaparecidas en la región Centro del estado creció exponencialmente en los últimos años, pues de comenzar la búsqueda de sus seres queridos un pequeño grupo de familias, con apoyo del Colectivo Familias de Desaparecidos Orizaba-Córdoba, ahora son casi 600, aseveró Araceli Salcedo Jiménez, presidenta del mismo.
A casi ocho años de la conformación del colectivo, recordó que la búsqueda y las marchas exigiendo la intervención de las autoridades correspondientes la comenzaron cinco familias, ella misma incluida, pero ahora son cientos las que sufren por la desaparición de alguno de sus integrantes.
De los casi 600 casos de los que tiene conocimiento, porque se acercaron a pedir el apoyo y asesoría del colectivo, 360 cuentan con denuncia y un número similar no lo tiene, porque sus familiares tienen temor, pero igual los buscan.
Señaló que gracias a la búsqueda que hacen, han logrado localizar y entregar a 26 personas, desafortunadamente sin vida, tan solo del colectivo; pero también han encontrado cuerpos de personas que no han sido reclamados por sus familiares.
Al colectivo, recordó, no solo apoya a familiares de desaparecidos sino también a quienes sufren el secuestro de alguien de su familia. “Estamos hablando de muchísimas personas, que gracias a Dios hoy están con vida”; dijo y lamentó que no todos los casos tengan el mismo resultado.
Todos los casos que llegan al colectivo le duelen, pero los que más resiente son los de jovencitas desaparecidas; por fortuna se ha localizado con vida a varias de ellas y hoy, con mucho apoyo y amor de su familia, siguen adelante, agradecidas por estar nuevamente en casa.
A ellas, dijo: “las veo diferentes, las veo más motivadas. Cuando encontramos a la primera hace muchos años, una niña de 15 años, recuerdo perfectamente a su familia que me decía, ella ya no quiere vivir, dice que está sucia, que ya no tiene esperanza; que su familia la ve mal porque ella no estuvo en casa, por todo lo que pasó”, recordó.
Pero con apoyo psicológico, el acompañamiento que le dio desde el colectivo y el amor de su familia, el panorama de la joven es diferente, “sus ojos nuevamente brillan, tiene un futuro; se me enchina la piel saber que pudimos hacer algo con ellas, pero también me da mucha tristeza, porque voy a hacer 8 años y no he podido hacer nada por la mía, (Fernanda Rubí)”.