Xalapa, Ver.-De 450 granjas de truchas que había en Veracruz y parte de los límites del estado de Puebla, actualmente solo sobreviven cerca de 200 de estos lugares en los que se cría la especie de trucha arcoíris informó el biólogo Celso Hernández Aponte quien desde hace 30 años se dedica a esta actividad..
En entrevista con el director de Diario de Xalapa, Víctor Murguía Velasco en Abc Radio Xalapa, dio a conocer que factores como el cambio climático, la deforestación de las zonas montañosas y el costo elevado del alimento que se requiere para el proceso de crianza de las truchas han debilitado el mercado interno de un producto que benéfico para la salud.
“La trucha es un alimento muy nutritivo ya que tiene más del 50 por ciento de proteína animal y la gente que la consume tiene altas sus defensas (…) además de la gran proteína que contiene existe la garantía de que las truchas no viven en agua contaminada de tal forma que la carne no solo es agradable al paladar sino también nutritiva”, indicó.
Hernández Aponte explicó que la crianza de truchas en Veracruz data de 1991 cuando un grupo de productores se reunieron en el Palacio Municipal de Coatepec y decidieron empezar de manera colectiva con esta actividad. Cuenta que a partir de ese momento se constituyó una unión de cultivadores de trucha arcoíris en la región del Cofre de Perote. “Las truchas se adaptaron perfectamente a la zona y se inició con el cultivo”, recuerda.
Y es que, explica que las características de esta zona son ideales para la actividad ya que las truchas son un salmonido que generalmente viven en temperaturas frías por debajo de 20 grados, aunque lo ideal son entre 14 y 16 grados. Además, explica el biólogo, es necesario tener agua circulando, que vaya rica en oxígeno y esté muy limpia ya que si una trucha se encuentra en agua contaminada se enferma y muere.
El especialista, dio a conocer que actualmente, sólo hay establecidos cerca de dos centenares de granjas en las zonas de Chicontepec, Huayacocotla, Tlapacoyan, en la cuenca del río Actopan y en la zona del Cofre de Perote.
De todas estas, explica, la que mayor desarrollo ha tenido ha sido la de San Andrés Tlalnelhuayocan en donde se lleva a cabo la venta directa al consumo tanto cruda como preparada en diversos restaurantes. “La trucha comercial tiene que tener de 350 gramos de carne, son tres truchas por kilo y el kilo se está vendiendo entre 120 y 130 pesos directamente para el consumo. Ya en los restaurantes les dan el valor agregado y te sale en más de 200 pesos por platillo, pero es porque le están agregando la preparación y el acompañamiento”, explicó.
Actividades turísticas
Otro punto en el que la crianza y el consumo de truchas se ha fortalecido, explica Hernández Aponte, es en la localidad de Xico Viejo en donde cada fin de semana, decenas de familias acuden atraídas no solo por las actividades turísticas sino también por la gastronomía de la zona en donde se incluyen diversos platillos de trucha. Indicó que lejos de debilitar, la pandemia del Covid-19 fortaleció la afluencia de personas quienes llegan atraídos por las actividades de montaña. “En la pandemia la gente ha subido a los polos que se han formado como el Xico Viejo en donde hay alrededor de 7 locales de alimentos caseros. Cada fin de semana se ven a familias que acuden a dar paseos en bicicleta o motocicleta y se mantienen criaderos de trucha, a orillas de carretera hay lugares donde se pueden comprar truchas frescas”, indicó.
Finalmente, el biólogo dio a conocer que pese a la disminución de los cuerpos de agua y a la deforestación de las zonas de montaña, los criadores de trucha continúan apostándole a una actividad que tiene futuro por muchos sentidos ya que conservan el bosque, le ayuda a los arroyos y manantiales a “ordenar un poco” el daño que hacen las crecientes y permite generar economía en las zonas de las montañas.
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