Orizaba, Ver.- Familias indígenas procedentes de Atzompa, de la sierra de Zongolica llegan a la ciudad para pasar la Navidad, Año Nuevo y día de Reyes. Los niños piden dinero, ropa, juguetes entre los transeúntes o comensales de los establecimientos cercanos, mostrando una de las peores caras de la extrema pobreza de Veracruz y México.
El número de indígenas que venden dulces, flores, y artículos de la temporada aumentó en las calles son alrededor de ocho familias las que duermen en la banqueta, sobre cartones y cubiertos con plásticos que amarran a las cortinas de los comercios, para protegerse de la lluvia.
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Los niños, antes de dormir, ingresan a los restaurantes a pedir para un pan, porque no tienen que comer. Los encargados de los lugares, que ya los identifican les regalan cajas de cartón para que las utilicen como colchón y les proporcionen un poco de calor.
Todos, hombres y mujeres adultos, así como los niños hablan náhuatl y español, visten ropa raída y zapatos de hule, otros, calzan tenis.
La migración de familias indígenas en estas fechas es considerada como algo ‘normal’, pues tienen muchas décadas de hacerlo. Su albergue es la banqueta de Poniente 7 entre sur 8 y 10. Ahí, en el suelo, colocan cartones y se cubren con hules para soportar las bajas temperaturas y la lluvia.
En cajas de huevo guardan la poca ropa que llevan para cambiarse cuando sale el sol. Venden hortalizas y flores.
¿Reciben ayuda del DIF Municipal?
El DIF Municipal, a través de los rescatistas de Protección ofrecen albergue temporal a los indígenas, pero no lo aceptan, prefieren acomodarse en la banqueta, donde duermen desde los primeros días de diciembre.
Cuando acaba el día, ancianos, mujeres y niños comienzan a llegar a ese rincón de los edificios, que se convierte en su habitación.
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Pasan en Orizaba alrededor de cinco semanas, de diciembre a enero, para vender chicles, dulces y rollitos de flores en los semáforos, acuden a las parroquias, a los repartos de comida, ropa y juguetes que realiza gente solidaria.