¡Tradición viva! En Orizaba se mantiene la emoción por las celebraciones de Todos Santos

La festividad arraigada entre la sociedad permite la convivencia de la familia, porque cuando se van las almas que nos visitan se comparte el pan y la sal

Mayra Figueiras / El Sol de Orizaba

  · lunes 14 de octubre de 2024

Esta es una tradición que se sigue enriqueciendo, no se extingue, por el contrario, se conserva sin perder el contenido que heredaron los antepasados a las nuevas generaciones/Foto: Jaime Ramírez / El Sol de Córdoba

Orizaba, Ver.- Entre las familias del Valle de Orizaba se mantiene viva la tradición de recordar a los fieles difuntos, expresó el cronista de la ciudad, José Luis Renneaum Alcocer.

“Hoy en día, la gente coloca el altar o la ofrenda para conservar la tradición del Día de Muertos y, se sigue enriqueciendo la herencia de abuelos a hijos y nietos”, abundó el entrevistado.

Comentó que las personas vivas festejan y “conviven” con sus familiares muertos, desde el 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre con una muestra gastronómica de lo que le gustaba a los que partieron.

"En la ofrenda podemos encontrar mole con una pieza de guajolote, arroz, hojaldras, fruta en dulce, cigarros, cerveza, botella de mezcal y naranja malta, entre otros antojitos del difunto o difunta, abundó.

"Sentimos que los muertos vienen y se van satisfechos"

Destacó que la festividad arraigada entre la sociedad permite la convivencia de la familia, porque cuando se van las almas que nos visitan se comparte el pan y la sal.

“Sentimos que los muertos vienen y, luego de visitarnos se van satisfechos; es una tradición que se repite cada año entre la población”, mencionó el cronista.

Recordó que en las comunidades indígenas continúa vigente el recordar a los que se adelantaron, mientras que en la ciudad son las personas de 50, 60 y más los que ponen la ofrenda y el altar, para que los hijos y nietos hereden la tradición.

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Reveló que esta es una tradición que se sigue enriqueciendo, no se extingue, por el contrario, se conserva sin perder el contenido que heredaron los antepasados a las nuevas generaciones.

La abuela o abuelo, a fin de mes enciende una veladora que coloca en la mesa junto con las fotos de los difuntos; simboliza la luz que ilumina el camino de las almas que regresan; esto forma parte de las creencias del pueblo, apuntó.

“Es una festividad que se mantiene viva entre la población, que el 2 de noviembre asiste al cementerio, lleva flores a sus fieles difuntos y, en la tumba comparten la ofrenda”, concluyó.