Orizaba, Ver.- Para Iraís Pitol Neria, emprendedora, deportista, joven altruista, reconocer su sexualidad sí fue difícil, pero cuando lo aceptó ya no representó un problema, y tampoco ha sido un impedimento para desarrollarse en lo que le gusta, pues tiene el amor, aceptación y apoyo de su madre.
Señala que aceptar su sexualidad y comunicarlo a sus seres queridos sí fue difícil, sobre todo por su mamá, que ha pasado por un proceso. “Todavía lo está, pero me acepta y quiere mucho a Zazi”, dice.
Recuerda que fue hace cinco años y medio cuando conoció a Zazi, su pareja, al coincidir en una fiesta a la que llegaron a invitación de un amigo en común y el flechazo fue inmediato.
Te puede interesar: Diversa: es enfermero, bailarín y defiende derechos de comunidad LGBTTT+
Subraya que la aceptación que hay en su círculo afectivo cercano y el que hay en la sociedad, desafortunadamente no es el mismo.
“Hace falta mucho porque todavía no somos aceptados al cien por ciento, yo no puedo andar aquí con una pareja porque todos se nos quedan viendo como si fuéramos extraños. Piensan que toda la comunidad es exhibicionista y no, somos personas normales”, resalta.
Desde su adolescencia le gustó apoyar a personas que requerían algún tipo de apoyo especial, por lo que desde hace varios años se involucra en obras altruistas que la han llevado a correr por alguna causa, a donar su cabello para los niños con cáncer, a reunir víveres y llevarlos a las familias de Morelos, que perdieron su patrimonio tras el terremoto de septiembre de 2019 y también a buscar recursos para el tratamiento contra el cáncer que padece su pareja.
“Hace 8 años comencé a correr, no soy muy fan de esta disciplina, pero hacerlo por una causa me motiva mucho” y lo hace con gusto. Lo que sí le gusta y desde pequeña lo practica es el futbol. Antes lo hacía porque le gustaba y ahora lo hace también por mantener una buena salud.
Menciona que el futbol y correr por alguna causa le generan una gran emoción. “Al practicarlo siempre siento la misma emoción, cada semana solo espero que llegue el lunes para ir a jugar, aunque sea una cáscara; también cuando corro por una causa, los niños y los adultos por quienes lo hago me impulsan”, dice.