Orizaba, Ver.- El balneario natural Ojo de Agua es un atractivo más del Pueblo Mágico donde las familias pueden nadar, divertirse y saborear la gastronomía típica de Orizaba y la región, que ofrecen cocineras instaladas en palapas. El manantial es de Orizaba, pero la mitad de la infraestructura es de Ixtaczoquitlán.
Si no te gusta zambullirte en las aguas cristalinas, puedes disfrutar de la vista a la vegetación para relajarte y descansar, mientras disfrutas la comida típica como las picaditas, tacos de flor de calabaza, memelas de frijol acompañas de salsas y tu bebida preferida.
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Es un parque acuático para el turismo, visitantes y habitantes de municipios circunvecinos, que se congregan para disfrutar un fin de semana, porque existen áreas de recreación, alberca y chapoteadero.
Ahí diseñaron una amplia zona de juegos, con figuras de tortuga, palmeras, cocodrilo, torre y un barco pirata, expresamente para los niños; así como palapas para los puestos de antojitos.
Río que nace en las faldas del Cerro del Borrego
El río se forma de las aguas del manantial que nace en las faldas del cerro de Escamela, que tiene una altura de mil 630 metros sobre el nivel del mar. El agua es aprovechada por Ixtaczoquitlán para consumo humano de los habitantes de la cabecera municipal y de las empresas asentadas en el corredor industrial: Bayer, Cafiver, Fermex y Kimberly, entre otras.
Para llegar a Ojo de Agua en autobús o vehículo hay que dirigirse a la colonia Rafael Alvarado, del municipio de Orizaba. El costo del pasaje es de 13 pesos, en taxi 40 pesos.
¿Cuál es la leyenda de la sirena en Ojo de Agua?
Ojo de Agua tiene una leyenda de “La Sirena”, que cada 24 de junio se celebraba, actores jóvenes la recreaban y hasta una estatua de la mujer, mitad pez, se colocó en medio del balneario.
Cuenta la leyenda que la última semana de junio se aparece una hermosa sirena a la orilla de la laguna, la cual pide auxilio a los hombres que se encuentren por la zona, mientras sostiene un cofre lleno de joyas.
Recuerdan vecinos de la colonia Rafael Alvarado que, un joven apuesto accedió a ayudar a la sirena, que con su melodiosa voz le solicitó que la llevara hasta la iglesia de Santa Gertrudis, que se encuentra junto al cementerio municipal, a cambio de regalarle el tesoro.
Aunque había una condición, que mientras la cargaba su espalda no podía mirarla, sin importar lo que escuchara.
Y como el hombre es curioso por naturaleza, volteó y la hermosa sirena que cargaba en hombros se convirtió en una fea criatura y, huyó espantado sin que se volviera a saber de él.
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La última recreación de la leyenda de la sirena se realizó en 2015, y no se ha vuelto a retomar.
