En Veracruz no es obligatorio que los edificios y construcciones cumplan con la norma nacional en materia sísmica lo que provoca que muchos de estos representen un riesgo para las personas que los habitan alertó el investigador del Centro de Ciencias de la Tierra (CCT) de la Universidad Veracruzana, Gilbert Francisco Torres Morales.
En entrevista, dio a conocer que el mayor riesgo lo constituyen las edificaciones de altura intermedia (cuatro o cinco niveles) que fueron construidos en los años 80 ya que estas son las más vulnerables y las que tienen “alta probabilidad” de sufrir daños ente eventos sísmicos. “Esas edificaciones si se podrían considerar que son muy vulnerables o que tienen una alta probabilidad de sufrir daños ante eventos sísmicos”, precisó.
El investigador universitario dio a conocer que incluso, sólo tres ciudades de la entidad (Xalapa, Orizaba y Veracruz) cuentan con estudios de microzonificación para determinar aquellos puntos en los que hay más riesgo sísmico, sin embargo, reiteró que las autoridades municipales no exigen que se apeguen a este estudio y que la construcción “se deja al criterio del dueño y del calculista”.
URGE REVISAR EDIFICACIONES EN VERACRUZ
El investigador universitario asegura que el hecho de que Veracruz se encuentre en una zona en la que los sismos se presentan con poca frecuencia ha provocado que las autoridades sean omisas en el tema de la reglamentación de diseños sísmicos, sin embargo, recordó que se tienen antecedentes de al menos tres sismos de grandes magnitudes en los últimos 100 años.
Ante esto, y dado que los temblores tienen un periodo de retorno de entre 100 a 150 años, es fundamental que se comience a trabajar no solo en reglamentos actualizados sino en leyes que hagan obligatoria su aplicación. “El detalle es que ni tenemos una reglamentación, ni ponemos atención a los estudios que se necesitan para las nuevas obras de ingeniería y entonces el peor escenario sería que ocurriera un evento sísmico importante, porque yo creo que si se tendrían problemas”.
Dio a conocer que un primer paso es llevar a cabo estudios de vulnerabilidad estructural para las edificaciones existentes, principalmente las de más de tres niveles. En ese sentido, aseguró que desde la UV se ha tratado de hacer este tipo de estudios para edificaciones vitales, como hospitales, escuelas, centrales de bomberos, de telefónicas y eléctricas que son las que “no se deben de caer” sin embargo se requiere de apoyo a nivel de gobierno para continuar. “Hay detalles que son relativamente sencillos de visualizar y nos darían una idea de qué edificaciones podrían tener problemas”.
Aunado a esto, dijo, se deben realizar los estudios de micro zonificación sísmica para las ciudades medias ya que actualmente solo Xalapa, Orizaba y Veracruz y en todos los casos, el crecimiento de las ciudades hace necesario actualizar estos estudios.
ACTUALIZAR REGLAMENTO Y HACERLO OBLIGATORIO
El integrante del Centro de Ciencias de la Tierra reconoce que la falta de preocupación por implementar reglamentos y normas actualizadas para el diseño sísmico de las nuevas obras de ingeniería no es exclusiva de la entidad. Y es que, salvo ciudades grandes como la CDMX, Guadalajara, Puebla o las zonas cercanas a las fuentes sismogénicas como Guerrero o Oaxaca en el resto no se aplican.
Detalló que, en el caso de Veracruz, en el 2000 se hizo un intento de homologar estos reglamentos, sin embargo, la propuesta no tuvo eco e incluso, las empresas constructoras lo veían como un problema. “Ahorita hay un vacío, en general porque no es una obligación el que se diseñen las nuevas obras de ingeniería de acuerdo a cierto reglamento o con cierta normativa y todo depende del dueño, del que va a pagar”.
Torres Morales explicó que a nivel nacional se cuenta con espectros de diseño contenidos en las Normas Técnicas Complementarias para Diseño Sísmico de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sin embargo, la propia empresa nacional aclara que “ellos no se hacen responsables por él por el uso de sus normas”.
Esta norma, señala la necesidad de obtener los espectros de diseño como los períodos del suelo. Ese tipo de estudios, dijo, los llevó a cabo el Centro de Ciencias de la Tierra de la UV para tres ciudades de Veracruz. La elección de estas ciudades se dio a partir de que en las tres han ocurrido sismos históricos: el de Orizaba del 73, el de Veracruz del 67 y el de Xalapa en 1920.
Ahora, aunque ya se cuenta con la microzonificación sísmica y los documentos se pueden consultar de manera gratuita, los ayuntamientos no han promovido su uso de manera obligatoria. Aunado a esto, Veracruz mantiene un reglamento de construcción que data de los años 70’s. “Tenemos ese vacío en cuanto a la certeza de que las edificaciones estén bien diseñadas y bien construidas. No se sabe y aunque las obras grandes como hoteles o edificios muy altos es muy probable que tengan ese cálculo lo preocuparte serían las edificaciones de altura intermedia”, precisó.
El sismo del 4 de agosto, una alerta
El sismo ocurrido el 4 de agosto pasado en la zona conurbada Veracruz- Boca del Río debería representar llamada de alerta para desarrollar planes de contingencia y el diseño de programas de evacuación aseguró Francisco Córdova Montiel, responsable del Observatorio Sismológico y Vulcanológico de Veracruz, adscrito al Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad Veracruzana (UV) quien recordó que no es el primer sismo que se registra en la zona.
En entrevista, reconoció que, aunque Veracruz no se encuentra en una zona de contacto de placas, para que ocurran los eventos típicos tampoco es necesario que se ubiquen en estas condiciones. Recordó incluso, que en municipios como Veracruz, Xalapa y Orizaba ya se han registrado sismos de magnitudes importantes por lo que hay que estar preparado para cualquiera de estas eventualidades.
Respecto al “crujido” que muchos habitantes del puerto de Veracruz dijeron escuchar previo al sismo de 4.9 de magnitud, el investigador universitario aclaró que se trata de sonidos normales y que no necesariamente están asociados a la propagación interna sino al efecto que producen las ondas sísmicas en la superficie.
SISMO DEBE SER UNA LLAMADA DE ALERTA PARA PREVENIR
El responsable del Observatorio Sismológico y Vulcanológico de Veracruz asegura que el sismo que despertó a las y los veracruzanos la madrugada del 4 de agosto debería ser una llamada de alerta para que la ciudadanía se prepare para enfrentar estos fenómenos. Y es que, aunque Veracruz presenta una sismicidad escasa, sobre todo en el centro y norte de la entidad, ya se ha registrado sismos de gran magnitud que han dejado daños importantes.
“Ya tuvimos uno importante en un 5.7 de magnitud en 1967 lo que implica que es 32 veces más grande que uno de 4.7. Entonces ya tenemos el antecedente de ese evento importante y si la pregunta es ¿Puede ocurrir un evento de esta magnitud? La respuesta de los sismólogos es siempre es la misma ‘donde ya ocurrió una vez un temblor puede ocurrir uno en las mismas condiciones’. Entonces tenemos que apelar a la cultura de la prevención y a estar preparados”, dijo.
Para ello, recomendó que establecer un plan familiar y laborar basados en el conocimiento de las zonas consideradas como seguras en cada inmueble, así como la posibilidad de evacuar en el momento de sismo. En ese sentido, reconoció que cada familia debe saber si puede una vez que comienzan a percibirse las ondas sísmicas cuentan con el tiempo suficiente para salir de casa o de lo contrario deberán identificar aquellos espacios que puedan ser seguros ante el arribo de los trenes de ondas que pueden ser un poco más agresivos.
“Hay que recordar que los primeros momentos del sismo, no necesariamente son los más dañinos, sino los que pueden venir a continuación. Y en el caso de tratarse de sismos es un poco más complicado (…) en este último evento la sacudida fue muy fuerte en los lugares cercanos al epicentro, pero muy rápidamente las ondas sísmicas de dispersaron porque actúan con la distancia”, señaló.
MÁS DE 100 SISMOS EN SEIS AÑOS
El investigador universitario reconoce que, aunque este sismo causó extrañeza entre muchas personas debido al sitio en el que sucedió, no se trata del primer temblor que se origina en la zona conurbada. Dio a conocer que en los últimos seis años se han presentado alrededor de 100 eventos en esa región, la inmensa mayoría de ellos de baja magnitud. “Este caso te llama la atención porque este fue notablemente mayor 4.9 y que fue claramente percibido ahí”, dijo.
Añadió que previo a esta fecha, pudieron haberse presentado algunos otros sismos, sin embargo, fue hasta 2014 que Veracruz tuvo cobertura de estaciones sísmicas ya que antes de ese año los ojos de los sismólogos se enfocaban a la costa del Pacífico, donde ocurre el proceso de convergencia de las placas tectónicas.
Precisó que dentro de los antecedentes históricos se encuentra el sismo ocurrido el 11 de marzo de 1967, cuya magnitud se estima en 5.7 y que tuvo su epicentro en un punto cercano a Antón Lizardo, muy cerca del puerto de Veracruz y que, aunque no registró víctimas mortales si dejó como daños considerables en edificios de la ciudad. “Hay que tener presente que tenemos un tipo de sismicidad que es diferente a lo que se conoce en todo el país”, dijo.
Córdova Montiel dio a conocer que los “crujidos” y ruidos que algunas personas aseguran haber oído segundos antes y durante el sismo ocurrido la madrugada del 4 de agosto fueron originados por el movimiento superficial.
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Explicó que al haber ocurrido a una baja profundidad (15 kilómetros), este tipo de sismos originan sacudidas de mayor intensidad y que el sonido escuchado no fue provocado por el movimiento que se produce por el paso de las ondas sísmicas sino por todo lo que va sacudiendo a su paso el evento. “No serían necesariamente ruidos asociados o sonidos asociados a la propagación interna de las ondas sísmicas, sino al efecto que están produciendo en la superficie”.
EN VERACRUZ NO HAY RIESGOS DE TSUNAMIS
Finalmente, respecto al temor de que este sismo -ubicado en el Golfo de México- pudiera haber provocado un tsunami en las costas veracruzanas, el investigador universitario dio a conocer que para que se genere un tsunami tiene que haber antecedente de un evento de tal tamaño que pueda generar el desplazamiento de una columna de agua en la dirección vertical.
Para explicarlo, puso como ejemplo el movimiento que se realiza en una alberca para generar una ola. De esta forma, dijo, si se introduce una mano debajo del agua y se mueve de forma horizontal no se va a generar ninguna onda en la superficie de la alberca, sin embargo, si el movimiento se da de manera vertical si van a generarse olas. “Entonces se necesita que el evento tenga ciertas características para generar una columna en dirección vertical además de que debe ser un evento de magnitud importante”.
Aunado a esto, dijo, las condiciones que existen en la entidad hacen prácticamente imposible que se forme un tsunami ya que no existe una convergencia de placas que pudieran dar origen a sismos más grandes. “Esas condiciones no existen en el Golfo de México no hay un gran contacto de placas y por lo tanto va a haber sismos, pero no lo suficientemente grande para poder generar un evento como un tsunami”, concluyó.