ORIZABA, Ver.- Cuenta la leyenda que hace muchos, pero muchos años, en los días lluviosos y llenos de neblina, en la Laguna de Ojo de Agua aparecía una bella mujer con cola de pez. Quienes la veían quedaban hipnotizados por su rostro, figura, voz melodiosa y por las riquezas que carga entre las manos en una jícara llena de joyas, que guarda con encantador recelo.
Los hombres que se aventuraban a admirarla y acercarse, caían rendidos a sus encantos sin pensar lo que sucedería después. La joven se valía de su infinita hermosura para atraerles y lograr que accedieran a ayudarla.
Doña Sol, una anciana que vive cerca del lugar recuerda que sus padres y abuelos le contaban la leyenda de la Sirena de Ojo de Agua, que aparecía justo el día de San Juan (24 de junio) en medio de ese cuerpo de agua que brota del cerro de Escamela.
"Decían que a veces nadaba en el centro de la laguna y comenzaba a cantar. Su voz era tan hermosa que atraía a quienes caminaban por ahí. Uno fue hechizado por su voz y respondió a su llamado".
La ancianita relata que, según la leyenda, la sirena se acercó a la orilla y le pidió que la llevara en brazos hasta la iglesia de Santa Gertrudis, que está junto al cementerio municipal y como recompensa le daría las joyas que guardaba en la jícara que tenía.
"El hombre, hechizado por su belleza y voz, y también atraído por el regalo que recibiría hacía lo que le pedía, accedió sin pensarlo. Sólo le puso una condición, que al llevarla no volteara a ningún lado, sólo podía observar al frente, pasara lo que pasara".
La cargó sobre su espalda pues su peso era ligero, pero conforme se acercaba a la iglesia, la que habían escuchado como la melodiosa voz de la joven se transformó en un grito desgarrador y ensordecedor, además de que su cuerpo, que al principio sentía ligero, era una carga tan pesada que no podía sostenerlo.
"Dicen que esto hizo que volteara a ver a la sirena y se dio cuenta que la hermosa mujer se había convertido en una horrible criatura".
Sobre el fin de ese hombre hay muchas versiones, una de ellas dice que espantado huyó del lugar y jamás se volvió a saber de él; otros dicen que murió en ese instante, otros más, que se volvió loco y huyó, sin saberse nada de él.
Si esta leyenda es cierta, nadie sabe; pero los orizabeños que la conocen evitan acercarse a Ojo de Agua durante la madrugada, mucho menos el 24 de junio, y si por alguna causa están cerca y la ven o escuchan saben que tienen que alejarse lo más rápido posible hasta llegar a la iglesia más cercana, pues hay quienes dicen que ya muy entrada la noche, cuando hay mucha neblina, se escucha una melodiosa voz que sale de ese afluente.