Córdoba, Ver.- Un árbol frondoso de color verde oscuro, hojas avoliformes y agudas, dan unas largas vainas, que en su interior contienen semillas cubiertas por una pulpa algodonosa muy dulce y de sabor sofisticado, altamente apreciado por aquellas personas que lo han ingerido.
Perteneciente a la familia de las leguminosas el ‘Cuajinicuil’ o popularmente llamada ‘jinicuil’ proviene del Náhuatl Xoneculli donde “Xo” significa “pie” y “necuilli” torcido, es decir, “Pie torcido” pues al final de cada una de las vainas una pequeña curva adorna este fruto, complicando en algunas ocasiones poder abrirlo para disfrutar de sus textura esponjosa, un manjar directamente del árbol a la mesa.
Al menos en los mercados de Córdoba, podemos empezar a observar la venta de las vainas, pero, para aquellas personas que desde su infancia conocen esta vaina así como aquellos pobladores que tienen árboles en sus traspatios, refieren que es mejor esperar a que el fruto caiga del árbol o bien a simple vista notar que ya está listo para comer, pero ¿Cómo darse cuenta?, muy sencillo, su fruto interno, cuando se esponja y marca esos relieves circulares que se aprecian al ojo humano es allí cuando el fruto ya está listo para comerse y empezar la odisea para abrirlo y disfrutar.
En el municipio de Ixtaczoquitlán los árboles son cuidados por los nativos, pues dicen su fruto es rico en vitaminas, pero también la semilla color café que se queda luego de degustar la frutilla esponjosa, está es empleada para inclusive hacer atoles o incluirla molida en una masa para tortillas.
La familia Vázquez, originarios de la zona centro de Ixtac, cultivan en sus traspatio el Cuajinicuil, donde refieren tienen dos tipos de árboles, pues uno de ellos la esponjosidad del fruto es más abundante y por consiguiente más rico en sabor, pese a que el árbol esta por empezar temporada en agosto, unas pequeñas flores entre color amarillo y verde adornan este gran huerto que cuando llega a tener las vainas, se dice esta por ‘caerse’ pues el peso de esta hace que las ramas cuelguen más de lo normal.
HISTORIA
Fray Bernardino, relató que el “Xonecuilli” era una especie de pan (tortilla o gorditas) trabajado en forma de la letra ‘s’ es decir, torcidas, y que tenían como fin asemejar los rayos de las tormentas. Los antiguos hacían con este una ofrenda al dio “Macuilxochilt” o (cinco flores) el día de las fiestas de las flores.
JINICUIL EN LA GASTRONOMIA.
Si bien este fruto es rico por sí solo, en el estado de Veracruz las semillas la mezclan como maíz molido, luego de molcajetearla o licuarlo, pues este se emplea para elaborar un atole y darle el perfume a vainilla.
Mientras tanto en Oaxaca, cocinan la semilla junto con los frijoles y hojas de amaranto para darle un sabor especial a las leguminosas de color negro
¿Sabías que? El jinicuil entra en la lista de las 7 frutas olvidadas de México, haciendo compañía al Chicozapote, zapote negro, Nanche, Capulín, Chirimoya y Guaya